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Domingo, 30 de agosto de 2015
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SUSANA RINALDI CANTARA HOY EN EL CC NESTOR KIRCHNER

“Siempre escondí la ternura porque me hacía ver frágil”

La cantante lleva un año fuera de la Argentina porque es agregada cultural especializada en la embajada argentina en Francia, por eso su actuación de hoy será excepcional. Además, presentará el disco Conmigo. Susana Rinaldi a Chico Novarro, un homenaje a ese compositor.

Por Karina Micheletto
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Rinaldi actuará junto a la Orquesta Juan de Dios Filiberto, dirigida por Juan Carlos Cuacci, y estarán Atilio Stampone y Escalandrum.

Susana Rinaldi dice que tiene motivos para estar feliz y agradecida, en esta “tercera etapa” de su vida. Así se la ve y se la escucha, como traída por un ventarrón de entusiasmo que se le refleja en la cara, haciendo creer que es un error el dato de los 80 años que “orgullosamente” cumplirá el próximo 25 de diciembre. “A veces me parece mentira a mí, es un número demasiado grande para tomárselo como si nada fuera”, dice Susana Natividad, con sonrisa grande. Hacía un año que no venía a Buenos Aires, luego de que fuera nombrada “agregada cultural especializada” en la embajada argentina en Francia, y esto es parte de su agradecimiento y felicidad. En estos días fuera de París tendrá varias ocupaciones: hacer de abuela, la primera. La otra es la que la llevará hoy a la Ballena Azul del Centro Cultural Kirchner, junto a la Orquesta Juan de Dios Filiberto, dirigida por Juan Carlos Cuacci y por Atilio Stampone, y con la participación de Escalandrum, el grupo que lidera Pipi Piazzolla. Trae también un disco que acaba de editar: Conmigo. Susana Rinaldi a Chico Novarro, un trabajo que se diferencia por más de un motivo en el resto de su carrera, en el que hace propios boleros y baladas muy y nada conocidos, que suenan como un descubrimiento.

De sus hijos, Ligia y Alfredo Piro –ambos cantantes, cada uno con su estilo y su carrera–, del nieto grande que está viviendo con ella en París, de los nietos pequeños que ahora tiene cerca, de Osvaldo Piro, quien fuera su marido, del padrinazgo de Cátulo Castillo y la carta que recibió de él cuando todavía era “una actriz que cantaba”, de por qué ahora siente más exigencia en un escenario, de lo que significa la gestión en su cargo, habló la cantante con Página/12. También de los miedos que surgen junto a la “felicidad de seguir teniendo todavía la expectativa de las cosas”, como dirá de más de un modo durante la entrevista. Y de este momento particular en el que, dice, puede mostrar, como en su reciente disco, una faceta que no es aquella con la cual se construyó para el afuera: la de una Tana tierna.

“Me dio vuelta la cabeza esto, me puso, a esta altura de la vida, en otro lugar, y no me refiero sólo a París”, define sobre lo que significa su título de nombre largo, un cargo que no existía desde hacía años en esa embajada. “Le agradezco a Cristina, a Teresa (Parodi), también a Carlos Zannini, que es un tipo que estuvo siempre con bajo perfil, pero que también tuvo que ver en esta decisión. Son palabras que se unieron para que me dieran este regalo, según se lee en la nota de mi nombramiento”, dice Rinaldi ante todo. “No tenían ninguna obligación para conmigo. Lo que sí evidentemente tenían, sobre todo Cristina con su gran intuición, es una idea de lo que ocurría en París conmigo. El contacto cercano que quedó, porque claro, yo viví veinticuatro años allí. Y hoy me encuentro trabajando con gente que me dice que me fue a ver al Olympia, al Théâtre de La Ville, cuando eran jóvenes.”

–¿Cuál es su tarea y su desafío como embajadora cultural?

–El primer desafío es que dependo del Ministerio de Cultura, recién creado. No es lo mismo que depender de Cancillería, aunque por supuesto también participo de esa casa, del Ministerio de Relaciones Exteriores. Es otra la libertad que tengo para trabajar con la embajadora, desde el mismo rango. Y ese rango me obliga también a hacerme responsable de esa libertad de acción que tengo. Me gusta porque me encuentro con una embajadora que es también amante de la cultura, que seguramente nunca me va a imponer un pero. Y con esa tranquilidad me va a gustar ser un agregado cultural que mide las posibilidades de gente que no conocía, toda esta gente joven tan entusiasmada, desde las letras, la fotografía, la danza, la música. Poder darles realidades, eso no tiene nombre y es lo mejor que me va a pasar.

–¿Y la tratan como artista o como embajadora?

–Bueno, me han ocurrido cosas como, por ejemplo, ir a dar una conferencia en el festival de tango, y no me invitan como cantante sino como agregada cultural, para hablar de la historia de la mujer dentro del tango. Que es lo mismo que hubieran hecho si me consideraban como artista. Es decir, tengo esa posibilidad, que hace que la vidriera de mi trabajo sea otra. Hay relaciones afectivas y artísticas previas, que hoy puedo rubricar. Lo bueno es que no se encuentran con una vieja decrépita que llega y habla de arte abstracto. Se encuentran con una mina activa, que viene a preguntar qué más podemos hacer. Y además hablamos el mismo idioma, es muy importante hablar francés. Solo una cosa faltaría, y en esto no voy a ser original: tener un presupuesto a la medida de lo que requiere esa presencia argentina tan importante en Francia.

–¿Cómo balancea esta tarea con la artística?

–El mismo día en que me hizo el ofrecimiento, Teresa (Parodi) me dijo: “No vayas a dejar de cantar nunca”. Siempre recuerdo eso. He hecho dos conciertos este año. Luego, hay una cantidad de cosas a las que me han invitado y lamentablemente no puedo cumplir. No sólo porque me interesa también lo que estoy haciendo, sino que el tiempo me urge. Y tengo que cumplir con el hecho de que artistas argentinos que viven en Francia no dejen de venir acá y con que el arte argentino se pueda mostrar allá. Todo lleva su tiempo, su gestión, su resolución. Pero me pasan cosas extraordinarias: me llamaron de Málaga y fui. Y, de pronto, la gente, ¿qué me grita? “¡Hace diez años que no vienes!”. Y a mí me gusta hacerlo, porque esa comunicación te retroalimenta, te da confianza en vos misma, en que se puede todavía. Bastante desgraciada soy en ese sentido, porque soy Capricornio; nosotros decimos todo el tiempo: yo puedo. Y después te jorobás, porque no podés y tenés que poder. Insisto: estoy muy feliz de que en esta tercera etapa de mi vida me haya tocado esto. Porque me tocó. Y es para agradecer.

–¿Cómo pensó el concierto que dará en el Centro Cultural Kirchner?

–En realidad, mucho no quiero pensar... ¡Si lo pienso mucho, no voy! (risas) Tengo tanto julepe por lo que me cuentan del lugar, la enormidad, lo imponente que es, que cuando llegué no fui a verlo.

–¿Estuvo en el Théâtre de La Ville, en el Olympia de París y ahora le da julepe?

–Sí, pero este concierto es muy especial. Porque no puedo desilusionar a nadie, es una obligación extra que tiene la gente de mi edad. Y por otro lado, es una responsabilidad muy grande. Pero vale la pena.

–Si finalmente se anima a ir, ¿qué cantará?

(Risas) –Estoy muy contenta de que me acompañe la Orquesta Juan de Dios Filiberto. Y de esto que es inusual, que Atilio Stampone, que fue uno de los maestros que me acompañaron en mi vida alguna vez, haya dicho “¿Cómo, va la Tana? Yo voy también”. No voy a cantar con él, él va a dirigir su orquesta en un momento aparte. Conmigo, la Juan de Dios Filiberto va a estar dirigida por Juan Carlos Cuacci, y eso me va a costar un ritmo que hace rato no me suena, por una razón o por otra. Porque los acompañamientos que tengo son reducidos, casi siempre es uno especial que es el de mi sobrino Juan Esteban, que es toda una orquesta, él solo, para mí. El vive en España, entonces nos podemos encontrar con regularidad. También va a venir ahora, para poder integrar todo esto. Y voy a poder participar además con el Pipi Piazzolla, que estará también con su grupo. Entonces, qué decir... ¡Que es una fiesta! Una fiesta de la música, con distintitas generaciones y también distintos modos. Estoy muy contenta.

–Tiene también disco nuevo y es un tributo. ¿Por qué Chico Novarro?

–Porque es un creador irrepetible y ni él mismo lo sabe. Hace mucho tiempo que dije que quería hacerle un homenaje. Mis homenajes fueron a Manzi, a Cátulo, obviamente, a Discépolo, también Piazzolla, cómo no. Pero esto es una cosa diferente: siento que tengo la necesidad de decir hoy estas canciones, desde mí como mujer y desde cómo las siento hoy. Hasta ahora he tenido otra necesidad en el tango, la de remarcar las cosas, poner un énfasis como para que quede claro: esto es así y la mujer también puede, lo da de esta manera. Ya está. Y ya quedó tan establecido que hoy, aunque a la gente le guste menos, no tengo esa necesidad, y siento que hoy puedo brindar otra cosa. Por otro lado, Chico me trae la posibilidad de mostrar algo que tengo como persona: tengo una gran ternura. Siempre la escondí porque me hacía ver frágil y yo no podía ser frágil. El me da la posibilidad de mostrar eso.

–Y seguramente usted ahora se da permiso...

–Bueno, digamos que fue una buena coincidencia. Cómo habrá sido que el día que Chico me llamó a París yo no estaba en casa y me dejó un mensaje en el contestador. Dije, bueno, toqué el cielo con las manos, porque no he sido tampoco receptora de palabras tiernas.

–¿Y tuvo que esperar, como usted la llama, a la tercera etapa de la vida para mostrarse tierna?

–Y sí, quizá porque ya estoy de vuelta de muchas cosas. Quizá. Pero la verdad es que me toca. Y Chico Novarro es, entre otras, la circunstancia que me permite cantar algo que le he dicho a tanta gente y que tampoco me han creído mucho: cuenta conmigo. Es algo que quiero decir, de esta manera. Así que con Chico nos encontramos, él y yo, de distinta manera. Nos encontramos, digamos, en este lugar de la ternura.

–Esta nota se va a titular “se viene la Tana tierna”.

(Carcajadas) –No es sólo la ternura de una relación de pareja. Las baladas son increíbles: la “Balada del alba”, o la de María Elena Walsh, “Alba de olvido”, o la otra, “Orquesta de señoritas”, son maravillosas y tan diferentes... O ese tema que ni sé los años que hace que Mandy me había traído para hacerlo, “Salón para familias”... ¡A mí me agarra algo que no puedo explicar! Sé que a la gente le gusta también por eso, porque toca elementos que no son usuales. Y es un disco que siento muy personal, quizás el primero donde no dejé intervenir a nadie: lo hice todo yo, desde el repertorio hasta la mezcla final. Son pocos temas y es el disco que más tardé en hacer. Y, la verdad, me encanta. Sí, hoy quiero mostrarme tierna.

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