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Sábado, 28 de noviembre de 2015
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Rascasuelos presenta Tangos vivos, su segundo CD

“Vivimos Buenos Aires intensamente”

El septeto comandado por el Tripa Bonfiglio y Limón García define así el material de su nuevo trabajo discográfico: “Son tangos compuestos hoy, en un mundo feroz, violento, rápido y encantador que te seduce y te rechaza”.

Por Cristian Vitale
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Rascasuelos actuará esta noche a las 21 en el Centro Cultural Caras y Caretas.

Rascasuelos, la palabra, suena como una contundente metáfora táctil de Rascasuelos, el grupo de tango. Hay músicas de éste septeto comandado por el Tripa Bonfiglio –bandoneonista y director– que parecen efectivamente estar rascando el suelo. Estrujando baldosas, asfaltos y adoquines con las uñas, como queriendo llegar al subsuelo –de la urbe– y sublevarlo. Así suena “Porco dio”, el instrumental que abre el flamante Tangos vivos. Así de viscoso suena, también, “Salidera”, el tercer track cuya letra –y parte de la música– le corresponden al otro comandante: Limón García. “Le pusimos Tangos vivos porque son tangos compuestos hoy, en un mundo feroz, violento, rápido y encantador que te seduce y te rechaza. Hoy se vive intensamente, como si todo se acabara mañana. Y esta es nuestra voz para aportarle al tango vivo”, introduce el cantor que alguna vez pasó por la Bersuit Vergarabat, y que hoy referencia como una de las voces más representativas del tango versión siglo XXI. “Somos un grupo de artistas que, como tantos otros, tiene una nueva mirada sobre el tango. Nosotros lo decimos desde nuestro lugar, somos músicos que vivimos Buenos Aires intensamente, sabemos qué pasa de día y de noche, eso es lo que vemos y sentimos, y eso es lo que tocamos”, clarifica Limón, por si hiciera falta. Por si hiciera falta un marco que entrene a los sentidos para zambullirse en este formidable trabajo producido por Juan Subirá, que será estrenado en público esta noche a las 21 en el Centro Cultural Caras y Caretas (Sarmiento 2037). Un trabajo de nueve piezas propias que combina acidez, aridez y potencia con lapsus líricos y acústicos, y que se sube sobre los hombros de la tradición (Astor Piazzolla y Osvaldo Pugliese, centralmente) para mirar más allá. “El tango es el género que elegimos para expresarnos, somos autores y compositores que encontramos un camino donde podemos contar cómo sentimos la música hoy. Y los temas nuevos tratan de nuestras propias experiencias”, refiere García, pensando cada pieza propia. “Todos los humos”, por caso. “Este es un tema instrumental que pasa por muchos estados de ánimo. Te aprieta contra la pared y después te abraza, te sube y te baja, yo siento que muchas veces me lleva a pasear por lugares que hace rato no visito”, se ríe el cantor. “Y ‘Salidera’ es otro, porque muestra lo que a veces te hace el corazón cuando entra a la fuerza a un lugar que no le corresponde”, sigue riendo Limón que, además de Bonfiglio, comparte la aventura con Nicolás Tabbush en violín, Mariano Malamud en viola, Karmen Rencar en cello, Fulvio Giraudo en piano y Cristian Basto en contrabajo.

Una aventura que nació allá por 2008, debutó discográficamente dos años después con un cd homónimo, recorrió importantes teatros de Europa –además del circuito porteño, claro– y se desdobló con un proyecto paralelo que hace lo que Rascasuelos no: versiones ajenas, milongueras y tradicionales, con clivaje temporal en la década del cincuenta. “Rascacielos –así se llama tal agrupación– ahora está descansando. Una vez que pase la presentación del sábado –por hoy– arrancamos con Julio Zurita y su compañía Lado Ciego con ‘La milonga del infierno’. Lo concreto es que con Rascacielos nos divertimos mucho en el escenario. Es un grupo que nos permite recordar siempre de donde venimos y por qué tocamos la música de Rascasuelos”, sostiene el cantor.

–Retomando Rascasuelos y su nuevo disco, ¿qué rupturas y continuidades marcaría entre éste y el disco debut?

–Una de las particularidades de Rascasuelos es precisamente tratar de no repetir formulas, romper con las propias y buscar fortalecernos en lo creativo. Eso hace que nos de mucho placer no saber hacia donde vamos.

–“El sueño de un despierto” sería como un ejemplo concreto de esto: es el “viraje folklórico” –o la ruptura, si se quiere– de Tangos vivos.

–Sí. Es una vidala y nos gusta tener la posibilidad de abordar otro género con la orquesta y sentir que sigue teniendo nuestra identidad. Es parte de nuestra cultura, al cabo.

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