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Miércoles, 13 de enero de 2016
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Lidia Borda, Daniel Godfrid y su espectáculo Caramelos surtidos

“Tocar la música sin encasillamientos”

Mañana y el próximo jueves en Café Vinilo, la cantante y el pianista saldrán de lo esperable y recorrerán un repertorio que recorrerá un amplio panorama de músicas. “Lo que buscamos es un espíritu ecléctico, más que un género”, argumentan.

Por Andrés Valenzuela
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“Tocar en formato de dúo respecto del cuarteto, que es como solemos tocar.”

“Lo de Caramelos surtidos se me ocurrió porque la propuesta es corrernos del repertorio tanguero más cerrado y guardarnos un espacio para irnos por otros caminos”, explica Lidia Borda sobre los dos recitales que ofrecerá junto al pianista Daniel Godfrid mañana y el próximo jueves en Café Vinilo (Gorriti 3780) desde las 21. Allí, confían, explorarán un itinerario musical que los acercará al rock, al folklore, al tango y a músicos como Chico Buarque, Charly García, Luis Alberto Spinetta, los Carabajal y el Tata Cedrón, entre otros. De yapa, cada jornada tendrá sus invitadas: el primer encuentro tendrá a Teresa Parodi y el segundo a Cristina Banegas y Nelly Prince.

Entre tanto eclecticismo, prometen, mantendrán la unidad. Nada de confundir caramelos con alfajorcitos de maicena. La selección musical es amplia y apuesta a “tocar la música sin encasillamientos”, señala el pianista. Tendrá cosas que el dúo ya tocó en un ciclo en Pista Urbana, fragmentos de sus participaciones en la Ballena Azul del Centro Cultural Néstor Kirchner y cosas inéditas.

“Te da una libertad distinta tocar en formato de dúo respecto del cuarteto que es nuestra formación más habitual, que implica otro trabajo al preparar los arreglos y ensayar”, destaca Godfrid. Su compañera hace hincapié en las posibilidades que le permite como cantante para soltarse de las estructuras previstas y poder establecer un diálogo entre la voz y el instrumento. Además, habrá rinconcitos disponibles para disfrutar de la ejecución en solitario del piano. Allí Godfrid recorrerá un espectro que oscilará entre tangos de Lucio Demare (siguiendo el homenaje a su disco de solos de piano en el Festival de Tango de 2014) y el folklore, con composiciones propias y ajenas.

Lo importante para el caso es que el público esté advertido de que no encontrarán en estos encuentros la vertiente más rigurosamente tanguera de Borda. “Es la oportunidad de no atarse a eso, porque es medio complicado a veces salirse de ciertos esquemas que al público se le arman en la cabeza”, celebra. “Desde que empecé a cantar me pasó eso, tenía un repertorio muy variado y me preguntaban qué hacía, ¿tango?, ¿jazz?, ¿folklore?”, recuerda. Destaca, sin embargo, que su público habitual ya está habituado a sus escapadas hacia otros ritmos. “Es muy ávido y flexible en ese sentido”, dice. De hecho, su última placa es un homenaje a Atahualpa Yupanqui. “Ese disco es muy folklórico, así que es muy amplio el espectro de lo que canta Lidia y lo que tocamos todos como grupo, porque es la música que nosotros escuchamos, con la que nosotros crecimos”, acota Godfrid.

En sus palabras se esconde una de las claves de estos recitales. El repertorio que propone Caramelos surtidos remite a la música que los formó. Así lo confirma la propia Borda. “No tenemos una formación purista con el tango. Yo tenía abierto el espectro musical desde lo más popular hasta música clásica, jazz, rock, rock sinfónico que sonaba mucho cuando yo era chica. Y todos los músicos del grupo tenemos una herencia parecida. Quizá la mía es más tanguera por mi familia, que estaba sumergida completamente en el tango”, analiza.

“El camino que uno hace en la música es por las cosas que le llamaron la atención de chico”, asegura el pianista. “Y uno de chico no piensa encasilladamente, no piensa en rock, tango, folklore, ¿un tema de Chico Buarque en qué categoría entraría? ¿En “música brasileña”? ¿Y qué es? A mí lo que me atrae de Caramelos surtidos es la posibilidad de tocar la música sin encasillamientos”, plantea.

Quizá por eso, cuando se les pregunta por la pata más “rockera” del espectáculo, ambos se abocan a hablar de música ciudadana, buscando los lazos musicales y poéticos entre el tango y el rock. “Yo los tengo muy ligados como búsquedas de un lenguaje urbano”, afirma la cantante. “¿Hacia dónde evolucionó el tango o la necesidad expresiva de lo urbano? Hacia el rock, el tango quedó estancado y su discurso fue retomado por el rock y otras músicas”, dispara ateniéndose a las protestas de los más conservadores dentro del universo del 2x4. La reciente generación de músicos tangueros que llegaron al género desde el rock, parece darle la razón tras una vuelta de tuerca de la historia musical. “No pienso los géneros musicales como algo que sale de la nada sino como la necesidad expresiva de un determinado momento; eso se agota o no, pero tiene un devenir, si es flexible se mueve hacia uno u otro lado”, reflexiona. “El lenguaje del rock y la poética del tango están muy ligados a la expresión urbana, hay un espíritu que ronda a los dos géneros y tiene que ver con una identidad nuestra, porteña, de lo que somos, así que uno va cantando canciones urbanas de alguna manera.”

En ese punto la entrevista comienza a canturrearse. Godfrid señala la recurrencia de la palabra “nena” en la poética de Luis Alberto Spinetta y Borda canta de memoria versos tangueros que, fuera de contexto, bien podrían confundirse de autor. Por ejemplo, el “Yo te busco en mis recuerdos, nena”, del tango “Por dónde andará”, de Atilio Supparo. “O eso de ‘sedienta nena de amar’, es muy rockero, suena muy del Flaco”, rememora Godfrid sobre la letra de “Te aconsejo que me olvides”, de Jorge Curi.

El pianista también analiza el derrotero musical de Charly García, de quien inevitablemente habrá un pasaje en estos recitales. “Recuerdo que para el homenaje en la Ballena le hicieron un reportaje y le preguntaban qué aporte hizo al rock. Y dijo ‘le di un poquito más de tanguito y algunas buenas canciones’, ¡muy capo! El es de formación clásica desde lo musical, incluso más que el Flaco, y más ligado al tango. También los tangueros eran todos tipos de formación clásica”, reflexiona mientras interviene Borda para recordar el eclecticismo que sale de adentro: “Bueno, lo que buscamos es ese espíritu, más que un género, y lo buscamos porque es lo que nos expresa”.

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