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Martes, 19 de enero de 2016
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El audiolibro Rock de acá, del periodista Ezequiel Abalos

Un viaje a la cápsula del tiempo

Es una reedición ampliada de su histórico Rock de acá, publicado de manera autogestiva. A las entrevistas a los protagonistas del origen del género en la Argentina, Abalos agregó sus audios –muchos de ellos guardados durante años en casetes– al CD que acompaña el libro.

Por Cristian Vitale
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Ezequiel Abalos es documentalista, periodista y escritor.

Esta vez la pensó completa. Seccionó cada episodio con un collage de fotos del rock argento histórico, algunas de ellas poco vistas. Hay una en el segundo, tras un prefacio propio, de Los Beatniks (Moris, Pajarito Zaguri, etc) tocando “Rebelde” arriba de una camioneta, por las calles porteñas. Y hay más, muchas más: de Jorge Alvarez, Miguel Abuelo y Mandioca en Mar del Plata; del primer concierto de Manal; de Almendra en el aeropuerto, a punto de tomarse el avión a Perú para dar su primer show, o de la primera tapa de la revista Pelo. “Son nueve episodios con muchas fotos que van marcando las diferencias año a año”, arranca explicando Ezequiel Abalos, con la flamante reedición –muy ampliada– de su histórico Rock de acá, publicado de manera totalmente autogestiva. “Es una historia tan reciente ésta, que todavía no nos damos cuenta que andan todos los locos ahí, tocando, componiendo, haciendo cosas, dejando un legado”, amplía el documentalista, periodista y escritor sobre su niño mimado que sigue la saga Historias del rock de acá (primera generación), editada hace justo veinte años (cuando el rock criollo cumplía treinta), Pequeñas anécdotas del rock de acá (2004) y Rock de acá, los primeros años, publicada en 2009.

Pero esta vez, se repite, la pensó completa. No sólo amplió de quince a cuarenta las entrevistas a los protagonistas del origen del género en la argentina, sino que volcó sus audios al cd que viene con el libro (ocho horas y media de testimonios), además de ligar un soberano preludio de Miguel Grinberg, alargar su prefacio y llevar la cantidad de páginas a 320. “Como guardé todos los audios de las entrevistas, que son como veinte años de notas en casetes no borradas, pensé que más que anécdotas sueltas, como había hecho en los primeros libros, podía contar la historia del rock argentino a través del relato de los músicos, y ahí me dediqué a digitalizar todos los audios. La verdad es que no sabía que esto se iba a transformar en una cápsula del tiempo”, se entusiasma Abalos que a las históricas (Billy Bond, Moris, Javier Martínez, Pomo, Gabis, Del Guercio, Cantilo, Moro, etc) sumó notas a Jorge Alvarez, Billy Cafaro, Los de Fuego, Juan Carlos Pueblas, y varios de los “prehistóricos”. “La verdad es que a medida que iba conociendo las vidas de esta gente que algunos no conocen, iba registrando una cosa revolucionaria, porque pensar que no había juventud, que ésta no existía como mercado, como protagonista, y de repente se transforma, toma posición y va en cana todos los días... bueno, había algo fuerte en ella que tiene que ver con el libre albedrío, con expresarse y que no importen las consecuencias. Acá es donde empieza el libro”, señala Abalos, que imprimió el trabajo en la Cooperativa de Trabajo Imprenta Chilavert.

–Entre los reportajes nuevos, hay personajes habitualmente ninguneados cuando se cuenta la historia del rock argentino: los de fuego que no son Sandro, por ejemplo...

–Lo que pasa es que yo quería que no quedara nada fuera de la historia, porque me pasaba mucho eso de que todo fue a partir de 1965, cuando hubo una etapa previa en la que todos escucharon a Presley, al jazz, al blues, un montón de música que hizo que Moris, Pajarito Zaguri, Javier y cada uno de ellos tuviera una impronta diferente, incluso musical. Escuchás a Los Gatos y sabés por dónde viene, también a los primeros Abuelos o a Manal. Eso me hizo ir más para atrás y ver de dónde viene esta “dominación” del rock parecido al que venía de afuera, y el nuevo rock que venía a romper con esa hegemonía y hacer la de cada uno, la del libre talento y cultura. Todo esto hizo que pudiera buscar más hacia atrás y ver en el libro esa evolución. También agregué entrevistas que fueron clarificando la cosa social, económica, cultural, algo que ayudó por ejemplo a que Jorge Alvarez terminara siendo quien abriera la puerta a algo que terminó siendo, sí, pero que en ese momento era solamente una intuición. Estuvo bueno poder romper con la industria, ¿no?, con la hegemonía de las músicas foráneas en ese momento.

–¿El formato de la nueva edición da más con la idea de audiolibro que de libro “a secas”?

–Lo considero un audiolibro porque el libro está trackeado como el cd: ponés el track 39, buscas ese número en el libro y sale Alejandro Medina diciendo tal cosa. Y aparte le agregué un montón de entrevistas que antes no había puesto, notas en las que profundicé mucho, por ejemplo, en el día a día de la historia de Almendra, en cómo nace una banda que graba sin haber tocado nunca antes, o en cómo consigue los equipos, en fin, son audios conectados conceptual y sonoramente. Y la verdad es que poder poner una entrevista a Rocambole con otra hecha veinte años después con otro, y que, cuando escuchás el disco, sientas que los dos están sentados ahí, contándote la historia en el mismo momento, está bueno. Es un laburo de edición casi cinematográfico, incluso, porque cuando lo escuchás lo sentís casi al lado. Eso ayuda a que la historia la terminen contando los verdaderos protagonistas, los que estuvieron ahí, y esto es lo importante.

La nueva edición de Rock de acá, cuya primera tirada fue de mil ejemplares, cuenta también con la pluma del histórico periodista, ecologista, traductor, poeta y escritor Miguel Grinberg que, bajo el título de “Una neocultura generacional” (Rock, del barrio al planeta), define al género como una música de raíz no autóctona. “Muy buena esa definición porque Miguel muestra el paralelo entre lo que eran el tango, el blues y el jazz, en sus diferentes estilos. Y, cuando llegás a la parte 65-70 empezás a justificar un montón de otras cosas que no sabías. Esto hace que se empiece a entrelazar todo y que el rock argentino termine siendo un estilo de música, algo que nos cambió, que nos formó”, sostiene Abalos, que también integra el grupo de músicos-poetas Os Picantes, que cuenta con cinco discos (Villa Lujo y Hola Cia, entre ellos), en la onda del extinto Proyecto Esquizodelia.

–La obra de Grinberg es como un espejo, como una influencia para usted, se intuye.

–Sí, porque así como Alvarez tiene una raíz profunda en la literatura, en las lecturas de textos donde las palabras te van transformando y te van haciendo ser parte de esa red que comienza, Grinberg tiene toda esa evolución como periodista, y también como productor, porque en los setenta también producía eventos. Y es un ejemplo, además, porque a lo largo de su vida fue tomando posiciones respecto al universo, la ecología, las traducciones, en fin, llegar a que me invite a ampliar sus poesías, o hacer lo mío en el grupo Arte del Encuentro nutre. Y mucho.

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