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Miércoles, 27 de enero de 2016
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Entrevista a Rita Cortese, que actúa esta noche en el Tasso

“Son canciones desesperadas”

La actriz y cantante dice que le gusta “estar atravesada por los temas, por las canciones. Siempre hay un punto en que lo emocional aparece de una manera trágica”. En su espectáculo incluye temas de Violeta Parra, Fito Páez, Caetano, Milanés y Ramón Ayala, entre otros.

Por Cristian Vitale
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Es domingo al mediodía. Hora y día poco habituales para una entrevista gráfica. Rita Cortese, apenas después de almorzar, le asegura a Lud, una seguidora de la tira televisiva Esperanza mía, que ella es más buena que la hermana Genoveva, el papel que le tocó en suerte. La adolescente ríe, esboza ciertas palabras alusivas (“ya sé”, por caso) y se va. La música-actriz dice que fue un trabajo divertido, pero de inmediato pasa a otro plano. A “otros” planos. El primero, desde ya, radica en la única presentación veraniega que tendrá en su rol de cantora, hoy a las 21 en el Centro Cultural Torquato Tasso (Defensa 1575).

“Lo primero que tengo para decir es que son canciones desesperadas. Canciones de amor atravesadas por estados de ánimo diversos. Digamos que yo soy un poco desesperada, es eso... entonces hay algo que ronda fuerte por ahí”, introduce Cortese, que va a cantar acompañada por Juan Pablo Lazo en guitarra, Federico Vázquez en bandoneón y Ariel Polenta en piano. “No sé, por ejemplo vamos a hacer ‘Carabelas nada’, de Fito Páez, que es una canción tremenda. Yo la estoy cantando, y estoy redescubriendo ese texto que es impresionante, tiene una contundencia actual innegable”, dice, mientras canta la parte que más la conmueve. “Chocan, se hacen trizas en el aire / Lo del tango es una idea que me toca aunque no quiera / Una chica sube a un taxi, Caballito-Buenos Aires / Muere un tipo en Mataderos, un balazo en un aguante / Y esto no deja de ser una canción desde el alma / Sol que me calma”... qué talento, qué pintura la de Fito ¡esta sí es una canción desesperada!”, se entusiasma ella. “A mí me gusta estar atravesada por los temas, por las canciones. Siempre hay un punto en que lo emocional aparece de una manera trágica ¿no?”, agrega, sobre un repertorio que –asegura– va eligiendo arbitrariamente: “Escucho alguien que no sé quién es, y presto atención igual. Y así voy descubriendo joyitas, cosas. Las canciones son siempre en nuestro idioma, salvo alguna cosa como ‘Os argonautas’, de Caetano, que estoy preparando para algo que vamos a hacer con Fernando Noy, pero el resto del material que interpreto es todo en castellano”.

“Volver a los 17”, de Violeta Parra, por caso. O “Mi pequeño amor”, esa joyita de Ramón Ayala. “Amo a Ramón. ¡Lo que es ese tema, por favor!”, vuelve a emocionarse Lovely Rita. “`Mi pequeño amor es un río azul / es como una flor que abre su corola en mis manos’... por favor, un poeta, un autor descomunal. Una cosa seria el tipo éste que, hay que decirlo, ha salido a la luz, popularmente digamos, bastante tarde, recién en los últimos años, gracias a la movida cultural que generó el kirchnerismo. No fue al pedo el esfuerzo, porque eso se va a mantener vivo como se mantuvieron vivos todos los grandes de la humanidad, pese a todas las penurias”, sostiene la actriz, dueña de una poderosísima voz cuando cambia de metier.

–Los mexicas, al revés que cierta tradición de la “ciencia histórica” europea, sostenían que la historia es cíclica... algo de eso está diciendo usted, tal vez...

–Sí, tal vez. Parece que no estaban tan pifiados los aztecas. Parece que es una verdad todo el tiempo. Ahora están los que prefieren el neoliberalismo, o al menos una parte que quiere eso, que quiere ser rubio y de ojos celestes (risas). El ciclo está ahí.

La historia de Rita Cortese con la música arranca después de su trascendencia en el cine, la televisión y el teatro. Profesionalmente, recién en 1998 con Recuerdos son recuerdos, un espectáculo ocurrido en La Trastienda. “En realidad canté siempre, porque a Jaime Kogan, en el año 80 cuando hicimos Marathón, le gustaba mucho cómo cantaba yo. Me hacía cantar en sus obras, y entonces canté una en ídish. Yo no me consideraba una cantante ni mucho menos, pero cantaba en los ensayos y le dije a una gran maestra de canto como Anita Inchausti que quería cantar y me respondió ‘cantá’... si querés cantar, cantá”, se ríe. “Agarrás tres, cuatro temas, los pasás tres, cuatro veces así vas variando, y cantás una hora por día en tu casa. Bueno, lo hice: todos los días me sentaba en una banqueta alta, cantaba mis tres, cuatro temas a capella. Un día vino Soledad Villamil a casa, le mostré lo que estaba haciendo, y así nació Recuerdos son Recuerdos, el espectáculo que arrancaba con un monólogo de Urdapilleta, que decía su poema ‘Qué pasó’. La verdad es que se convirtió en un éxito brutal; después hice Ojalá te enamores, con Claribel Medina ¡una maldición árabe! –vuelve a reír– y me largué sola.”

Así llegó el disco El amor, ese loco berretín, gracias al cual recibió el premio Gardel a la mejor artista tango revelación. “Como ve, la cosa siempre versa a través del amor como tragedia, porque si no no tiene gracia. Si el amor es complaciente, bueno, no da. Siempre hay algo. ‘Serenata del 900’, que es una recopilación anónima, y que dice ‘quiéreme solo a mí’ es un horror, pero a su vez el tema es una joya... es como un amor de niños. Siempre hay algo que sostiene el tema en mi alma, y así, bajo ese criterio, elijo los repertorios. Gardel es alguien al que escucho mucho cuando estoy eligiendo un repertorio, pero a veces querés cantar un tema de él y decís ‘no, este lo puede cantar él y nadie más’, y hay otros que descarto porque no me llevan a ningún lado, porque la palabra vacía no sirve para nada. La palabra es un arma de lucha, tiene que llegar al mismo tiempo que el cuerpo y la voz, tiene que romper el espacio”, sentencia.

Para esta ocasión del verano porteño, Rita tiene también en carpeta hacer “Mi primer amor”, de Pablo Milanés. “Cada tema empieza por juntarme con los músicos, y los arreglos van surgiendo entre los cuatro. Me parece que es la forma, si no me aburro. Invito gente, hay cervecita, hay algo para comer, y así trabajamos... somos felices.”

–¿Proyecta alguna tira onda hermana Genoveva en televisión o fue suficiente?

–Después de haber hecho tira un año, no. Puedo llegar a hacer alguna participación, pero no una tira larga porque es agotador. Es una aplanadora que te impide programar cualquier otra cosa, y no tengo ganas de meterme en eso.

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