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Domingo, 21 de febrero de 2016
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RALY BARRIONUEVO PRESENTA EL SUEÑO DE LOS VIAJEROS, SU NUEVO DISCO

“Es el corolario de una etapa”

El CD consta de trece piezas, la mayoría incluidas en Rodar, pero esta vez en vivo. El guitarrista, compositor y cantor mostrará estas y otras canciones hoy en Ciudad Cultural Konex.

Por Cristian Vitale
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Barrionuevo registró en CD una vasta gira realizada entre 2013 y 2014.

Tras esa curva en el camino que implicó el sintomático y formidable disco de zambas, vidalas, chacareras y coplas que le ofrendó –solito con sus guitarras– al Chango Rodríguez, Raly Barrionuevo volvió a lo que es propio en él. O lo que es propio en él –dicho mejor– visto por sus discos: un trabajo que mecha composiciones propias, de esas que van quedando impregnadas en el imaginario de su generación, con versiones compartidas con referentes y amigos. De esos que le forjaron el alma, las músicas y ese camino musiquero que ya lleva treinta años concretos, con curvas incluidas, claro. El sueño de los viajeros –undécimo disco a la fecha– es esto: casi un retorno a los abordajes estéticos diversificados, en un sentido o, en otro, en “el corolario de una etapa marcada por el disco Rodar”, según las palabras de su artífice. Rodar, el disco de doce canciones que precede al mencionado Chango, y que exponía, en efecto, un Raly auténtico. “El sueño de los viajeros fue tomando rumbos nuevos a nivel sonoro, tal como relata la idea del disco”, señala el guitarrista, compositor y cantor, antes de mostrarlo –en parte– hoy, a las 20, en la Ciudad Cultural Konex (Sarmiento 3131).

El sueño de los viajeros consta de trece piezas, la mayoría incluidas en Rodar, pero en vivo. Todas de Raly, menos “Hasta siempre”, la gema al Che Guevara de Carlos Puebla; “Chacarera del sufrido”, de los Hermanos Abalos y “Tata Nachi”, del tándem Carabajal-Juárez. Algunas “puramente” propias, como la que da nombre al disco. O “Mochileros”, “Si acaso vuelves” y “Mujer caminante”. Y otras, compartidas con diversas querencias musicales: “Como el sol”, con la ejecutante de djembé y cantora Clara Presta; “El sol parece lluvia”, con Mateo Pérez Dadone; el clásico “Como danza la esperanza”, con Ernesto Guevara; “Luna de Albigasta”, junto a Luis Gurevich; “Chacarera del exilio” –otro clásico de su devenir–, con Marcelo Mitre y “Bower”, en coautoría con el escritor de Unquillo, Federico Racca. “La verdad es que este trabajo fue un viaje lleno de sorpresas, y una de esas sorpresas fue el encuentro con Agustín Azubel (saxofonista de Nonpalidece), que junto a Martino Gesualdi de Dancing Mood y Nahuel Aschei, trompetista de Olavarría, hizo hermosos arreglos de vientos en las canciones, cosa que yo ni había imaginado para el disco. La verdad que no quise dejar pasar el momento para registrar eso. Lo que salió en este disco es lo que se tocó en la gira, tal cual. Ni siquiera se retocó, sólo se grabó, ecualizó y mezcló... y encima me di el gustó de que este trabajo lo realizara el sonidista Gustavo Segal”, cuenta Raly, sobre artífices, secuencias y aristas de este disco en vivo que fue grabado en una vasta gira realizada entre 2013 y 2014 y publicado a través de Trashumante, la plataforma de producción, venta y distribución de música independiente de la que el santiagueño es actor principal, junto a otros militantes de la música independiente. “Con esta plataforma se intenta profundizar la idea de la autonomía artística, en el sentido de editar nuestros propios discos y abrir un espacio a los amigos, también”, explica Raly acerca de la plataforma desde la que se puede acceder a toda su discografía tanto en formato físico como digital. Y vuelve al disco en sí, pero esta vez desde su pluma. “El tiempo es un sueño maravilloso y cruel, pero en nuestro viaje se develará lo nuevo. El primer paso del regreso aún no lo dimos, pero soñamos con darlo. Cantar será nuestro primer y último intento”, escribe en la lámina interna de su segundo disco en vivo. El primero había sido Ey paisano, publicado en 2006 con diecisiete versiones, en su mayoría repartidas entre sus primeros discos: El principio del final (1995); Circo criollo (2000); Población milagro (2003) y el homónimo, publicado en estudio dos años antes. “Ambos discos –se refiere a El sueño... y Ey paisano– fueron el corolario de una etapa. En ese tiempo, recuerdo que armamos un cuarteto potente con Cesar Elmo, Ernesto Guevara y el Mono Banegas. Estuvo bueno registrar ese momento”, evoca Barrionuevo, nacido el 14 de agosto de 1972 en Frías (Santiago del Estero), forjado en guitarreadas caseras, peñas, militancias varias y festivales, y radicado en Córdoba hace década y media donde, entre otros mil quehaceres, formó parte del Encuentro de Músicos Santiagueños, junto a otro de su estirpe (Jacinto Piedra), Sixto Palavecino y Los Manseros Santiagueños, en 1995, y armó La Juntada con los inefables Paz y Cantos, del Dúo Coplanacu, ocho años después.

El sueño de los viajeros del que participan, entre otros, Cesar Elmo en batería y percusión, Sebastián Sayes en bajo, Mauricio Páez y Edgardo Castillo en guitarras, y Ana Laura Bértora en teclados y acordeón, se publicó en consonancia temporal con Clásicos, placa recopilatoria lanzada por el sello DBN, como parte de la colección Grandes Exitos. “La verdad es que no escuché ni vi el disco que editó DBN. Supongo que se tratará de las versiones de estudio sobre las cuales tienen derechos fonográficos. Disco Trashumante no fue consultado sobre la edición de ese material. Lógicamente, nosotros no tenemos nada que ver con eso, pero la edición de ese disco no entorpece para nada nuestro camino. Disco Trashumante es un proyecto basado en el amor y la independencia artística. Y cuando uno inicia ese camino ya no tiene vuelta atrás. Lo mas gracioso de esto es que yo carezco de éxitos y menos que menos tengo grandes éxitos”, se ríe el Raly. “Repito, no vi ni escuché ese ‘grandes éxitos’. Tampoco fui consultado sobre su edición”, refrenda el músico sobre el álbum que contiene veinte piezas pertenecientes a los siete discos que grabó para ese sello. “En este sentido, sólo puedo hablar de El sueño de los viajeros, en el que simplemente se trató de registrar lo que sucedía en el escenario. Y a mi entender faltaron canciones como ‘Niña luna’ o ‘Niña fuego de la america sangrada’, que grabé junto a Liliana Herrero”, subraya.

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