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Martes, 15 de marzo de 2016
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Ty Taylor anticipa la participación de Vintage Trouble en el Lollapalooza

Abrir el corazón en tiempos salvajes

Con seis años de historia y tres discos de estudio, el cuarteto de rock/soul retro forjado en Hollywood maneja un alto perfil. “Hay que interpretar las emociones, me daría vergüenza si en vivo sonáramos igual que en los discos”, dice el cantante.

Por Mario Yannoulas
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“Se puede decir que somos un grupo de soul o rock”, confirma Ty Taylor de Vintage Trouble.

Es curioso que darle la electrificación de los 70 a Otis Redding pueda funcionar todavía hoy. Pero así es. No es de extrañar entonces que, dos años atrás, una famosa marca de autos haya elegido a Vintage Trouble para crear la música de una publicidad. En un recorrido que abarca seis años de historia y tres discos de estudio, el cuarteto de rock/soul retro forjado en Hollywood maneja un alto perfil televisivo. Eso, por sus permanentes incursiones en la tevé estadounidense, pero también por el camino de su cantante y frontman, Ty Taylor, que después de después haber trabajado en distintos espectáculos de Broadway, tomó notoriedad pública en 2005 como participante del reality show Rock Star: INXS, postulándose para suceder a Michael Hutchence en el micrófono. Ahí tuvo que abarcar un amplio espectro al interpretar canciones de artistas como REM, The Killers y Living Colour.

El último lanzamiento de Vintage Trouble se titula 1 Hopeful Rd., y el clásico sello jazzero Blue Note lo dio a conocer en 2015. Según el cantante, en esta ocasión alcanzaron una mayor correspondencia con el voltaje del vivo, respecto de lo logrado en el debut The Bomb Shelter Sessions (2011), y el relajado The Swing House Acoustic Sessions (2014). “Antes destacaban más la diferencia entre la banda en vivo y en estudio –explica–. En el escenario uno no dispone de sobregrabaciones o instrumentos extra, pero ahí es donde el público se convierte en un miembro más. Hay que saber interpretar las emociones: si algo no está bien se puede cambiar una canción. Me daría vergüenza si en vivo sonáramos igual que en los discos.” Producido por el multifacético pero siempre rockero Don Was (Elton John, Iggy Pop, Bob Dylan, entre muchos otros), 1 Hopeful Rd. confirma, para Taylor, que el kilometraje dice cosas sobre el estado de una banda. “Cuando hicimos el primer disco, habíamos empezado hacía tres meses, y lo grabamos en tres días. Ahora sabemos mejor quiénes somos, ya recorrimos buena parte del mundo. No sé si es mejor o peor, pero se nota mucho la diferencia.”

Preparado para su primera incursión argentina del próximo sábado, como parte de la tercera edición local del festival Lollapalooza –una vez más, en el Hipódromo de San Isidro–, el músico nacido en Nueva Jersey cree tener buena información acerca de lo que va a encontrar: “Cuando me mudé a Los Angeles, la primera amistad que hice fue con un argentino. Me gusta mucho su historia, el tango, la comida. Muchas veces, cuando uno va a un lugar, no sabe con qué se puede encontrar, pero no me preocupa eso de allá”, concede. Ese mismo día van a compartir fecha con bandas como Florence and The Machine, Mumford & Sons, Noel Gallagher, Snoop Dogg, y el esperado trío sudafricano Die Antwoord. Taylor elige a quiénes iría a ver: “Sólo porque ella me gusta mucho y se ve mucha evolución en su música, iría a ver a Florence; tengo sus discos y la vi en vivo varias veces. Pero también elegiría a Snoop Dogg, hay algo primitivo no sólo en cómo rapea, también en su estilo y en el beat”.

–Por sonido e influencias, la música de Vintage Trouble es muy asimilable a la estética retro. Además, fueron banda soporte de fenómenos globales como The Rolling Stones y AC/DC. ¿La zona de confort del rock está en el pasado?

–No lo creo. Es algo que pasa en general, la moda también mira para atrás. Es cierto que muchas veces el rock y el soul están demasiado preocupados en demostrar que en la vida de sus músicos sobran sexualidad, drogas, y todas esas cosas, entonces todo puede verse muy estéril. El rock and roll es abrir el corazón en tiempos salvajes, con total honestidad, desde la poesía. Por eso los mejores artistas dan su existencia para representar algo y mostrarle al mundo que la vida no es perfecta.

–Antes habló de “evolución” para describir a una colega. ¿Eso es compatible con lo retro?

–Debería serlo. El problema es pensar que una cosa anula a la otra. Entre una semana y otra puedo ver mi música de distinta forma, me parece que en mayor o menor medida todos hacemos lo mismo. Me encanta sentir que las cosas evolucionan. Un buen ejemplo fue Amy Winehouse, una artista que podía sonar como si fuera de los 50 a través de una cosa hip hop súper progresiva. Esas combinaciones empujan para adelante.

–Varias baladas integran el disco. ¿Qué importancia les atribuye dentro del rock?

–Mucha. El otro día justo pensaba en “Sweet Child O’Mine”, una canción que por ser muy honesta se puede meter en muchos lugares hasta ser universal, que explora energía salvaje en otros territorios. Como performer, se puede ser honesto e inteligente al mismo tiempo porque, al bajar las vibraciones, el que escucha te encuentra más solo. Se puede decir que somos un grupo de soul o rock, y con estas baladas nos aseguramos no tratar siempre de ser cool, para decir lo que realmente queremos.

–Dio sus primeros pasos en la música en la iglesia bautista de sus padres, donde se acercó al soul. ¿Cómo se relaciona hoy con la religión?

–Es una relación de esperanza. Lo que hago es combinar a todas las religiones, tomo lo que más me sirve de cada una. Crecí siendo bautista, después pude estudiar mucho sobre espiritualidad y descubrí que casi todas pregonan cosas parecidas. No deposito todas mis creencias en un solo lugar, me vinculo con la religión de forma individual pero no exclusiva: puedo compartir con otra gente muchas de mis creencias.

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