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Jueves, 8 de septiembre de 2016
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Juan Vattuone y Jorge Zima presentan disco

Canciones sin límites

La medida de lo imposible, que grabaron juntos, los une en la diversidad y desnuda una química basada no solo en la música, sino también en la ironía, el humor, la poesía y la provocación.

Por Cristian Vitale
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Vattuone y Zima actuarán esta noche en Pista Urbana.

En una operación de memoria corta (dos días) Juan Vattuone, califica el concierto como potente, lo envuelve bajo el manto de una noche plena y jura haber sido muy feliz. Jorge Zima, su socio en La medida de lo imposible, disco que ambos presentaron el pasado jueves (y lo volverán a hacer hoy) en Pista Urbana, habla de entusiasmo y expectativa. “Expectativa que se vio colmada, ya que tuvimos una noche muy linda, llena de gente con mucho entusiasmo, y encima la presencia de Víctor Hugo Morales. La verdad es que sentí que la gente estaba muy enganchada, y cada palabra que cantábamos era escuchada con atención, algo fantástico”, adentra Zima, tan músico como cineasta, y gestor cultural. “Si… la presencia de un hombre al que nosotros respetamos mucho, por su coherencia, y su integridad fue algo muy importante. Cuando Víctor Hugo entró, la gente lo ovacionó, y le dedicamos el tema ´Soy del Río de la Plata´ porque venía a cuento. Para completarla, al día siguiente abrió su programa con uno de los temas del disco: ´Reivindicación de la Grieta´, apuntala el Negro Vattuone, cantor y compositor de tangos, y actor, también.

Ambos hablan de lo mismo, entonces… el efecto de una causa: los catorce temas que mostraron en vivo en la sala de Chacabuco 874. Y que mostrarán hoy a las 21.30. Disco que los une en la diversidad y que desnuda una química entre ambos no solo basada en las músicas, sino también en la ironía, el humor, la poesía y la provocación. “Un artista necesita provocar algo. Pero, más allá de eso, creo que hay una argumentación, una manera de contar las historias, la vida, y la necesidad de lo colectivo”, profundiza Vattuone sobre eso de la provocación. “La necesidad de provocar es natural en los dos, sí –se suma Zima–, digamos que sacudimos un poco al espectador, pero siempre con cariño. No nos bancamos la indiferencia, y la ironía, que es una de las herramientas que usamos, la volcamos hacia nosotros, también”.

Así son y suenan los temas, todos propios excepto “Para que los gorriones vuelvan”, de Alejandro del Prado. “La grabamos porque Alejandro es un referente. Un músico al que admiro y respeto, porque cuenta cosas y me gusta cómo las cuenta. La elección de la canción corrió por cuenta de Jorge, y yo adherí, porque es un tema conmovedor”, opina Vattuone, sobre la única versión “ajena” del disco. “Lo elegí por el tema, fundamentalmente. Además, nos sentimos muy cercanos a la sensibilidad de Alejandro, a las cosas que canta y a su manera de abordarlas. Esta canción es como un himno, y agrega un clima que completa el viaje”, desarrolla Zima, y entre ambos van desandando los pequeños enigmas del trabajo conjunto. Pequeños enigmas que, hecha la excepción, terminan de revelarse en un resto de canciones compuestas por uno, por otro o por los dos. Entre las que más le gustan a Zima están “Dinero” (todo suyo), “Una vida pa`mejor” y “Nunca me voy a quedar tranquilo”, ambos de Vattuone. Este, en cambio, elige las de batalla: “`El Grondosarlo` (todo de Zima)”, me parece un tema fundacional”, afirma y sigue, `La reivindicación de la grieta` (también de Zima) me parece otro hallazgo poético, lo que dice y cómo lo dice, y también el blues (suyo) ‘Ojo con los Chabones’ ¡cómo lo disfruto!”, se entusiasma el ríspido vate de arrabal.

–¿De qué manera el título del trabajo enmarca lo que contiene? La medida de lo Imposible… suena atrapante.

Jorge Zima: –El título apareció como un disparador. También con esa idea de que ya de entrada provoca algo. Luego fuimos viendo que tenía muchas resonancias que nos parecían buenas. Si algo es imposible no lo podés medir, o de qué sirve medir algo que es imposible ¿no? En el título, y esto ya está sugerido en el arte de tapa, hay una necesidad de salirse del cuadrado. De escaparse de ese límite, que sería justamente “lo posible”.

Juan Vattuone: –Surgió de creer en el amor y en el humor como dos cimientos. Hay un poco una tomada de pelo a eso que la gente dice, por ejemplo cuando llamás a un funcionario y te promete que va a hacer todo lo que esté a su alcance, “en la medida de lo posible”.

Zima y Vattuone empezaron a coexistir artísticamente luego de que Horacio Fontova los presentó durante la inauguración de La Vaca Profana. “Ese día canté un par de temas, y me quedé para siempre en ese lugar, hasta que cerró. Ahí lo conocí a Jorge, porque era quien lo llevaba adelante junto a María Laura Giménez”, evoca Vattuone. “Yo nunca me perdía sus actuaciones y cuando tuve que encontrar un personaje clave para Boca de Fresa, pensé en él. Aunque no fuera actor profesional, yo estaba seguro de que podía hacerlo. Claramente hacer una peli juntos fue algo fuerte. Pasamos muchos días conviviendo en familia y con los actores, allá en Córdoba. Muchas charlas, muchos momentos imborrables, momentos difíciles también, y cada tanto agarrábamos la guitarra y nos pasábamos canciones. Entonces, La Medida de lo posible se fue gestando sin que nos diéramos cuenta”, completa el músico-cineasta sobre el encuentro de este dúo, cuya química funcionó de entrada. “La mirada que los dos tenemos de la vida, de la gente, del arte, aún con nuestros recorridos diversos, coincide en lo fundamental, y con la complicidad que nos da el humor. De entrada, yo sentí complicidad en la forma de ruptura que Juan propone. Hay mucha gente que hace tango que me gusta, pero en el caso de Juan, además de la autenticidad, está esa forma de quebrar con cualquier tipo de solemnidad y pose fabricada, y eso le agrega un condimento especial”, destaca Zima.

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