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Viernes, 16 de septiembre de 2016
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CUATRO VIENTOS PRESENTARA SU ESPECTACULO CASI TREINTA EN CARAS Y CARETAS

“Casi todo nos pasó sin darnos cuenta”

Antes de celebrar el número redondo, la agrupación en la que sólo suenan saxos, clarinetes y flautas esta vez incorporará a un percusionista, y se centrará en el aspecto musical del espectáculo, con un repertorio que incluye a Spinetta, Gismonti, Yupanqui y los Beatles.

Por Karina Micheletto
El nuevo espectáculo de Cuatro Vientos tiene un despliegue más musical que teatral.
Imagen: Gentileza Daniel Tejeda.

Casi treinta: esos son los años que Cuatro Vientos lleva de vida, con una formación que resultó toda una novedad en sus inicios, abordando músicas populares, y que al presente ya ha dejado marca propia y huella en otros emprendimientos. Casi treinta se llama también el espectáculo que el grupo presentará mañana a las 20 en Caras y Caretas (Sarmiento 2037), en lo que será una suerte de previa de la celebración del aniversario redondo. El nuevo espectáculo tiene un despliegue más musical que teatral aunque, claro, seguramente tendrá la impronta tan particular de este cuarteto, siempre cruzada por el humor de sus integrantes. El próximo 8 de octubre volverán a presentar esta propuesta en el Teatro de la Media Legua de Martínez (Aristóbulo del Valle 185).

En Cuatro Vientos suenan exclusivamente saxofones, clarinetes y eventualmente flauta. Los interpretan Diego Maurizi (saxo alto y clarinete), Jorge Polanuer (saxo tenor y flauta), Julio Martínez (saxo barítono, alto y clarinete) y Leo Heras (saxo soprano, clarinete y clarinete bajo). Una particularidad del trabajo de esta agrupación es que está dirigido a un público muy amplio, abarcando también un repertorio muy diverso. Su música y su modo de hacerla en escena puede ser disfrutada por niños (han hecho recordados espectáculos dirigidos exclusivamente a este público y a toda la familia, como Soplando una historia a los cuatro vientos) y por adultos… “y por todos juntos y mezclados”, advierten ellos. Y es que tanto por los repertorios elegidos como la forma de presentarlos en escena, donde suelen convocar a la participación del público de diversas maneras con su Música en movimiento –así se llamó, justamente, uno de sus espectáculos– logran una llegada especial con todos los públicos, siempre marcada por la calidad de la música que hacen.

En Casi treinta dejarán un poco de lado la impronta más teatral del grupo, para concentrarse esta vez exclusivamente en lo musical. Y tendrán un invitado que marcará todo otro color en la propuesta, el percusionista Javier Martínez Vallejos. Esta vez, proponen un repertorio que está muy definido por la música argentina y latinoamericana, con Charly García, Luis Alberto Spinetta, Atahualpa Yupanqui y Egberto Gismonti, entre otros, sumando temas que hace años no tocaban y nuevo repertorio como “Juana Azurduy” y la “Chacarera del 55”. Aunque también sumarán algunos toques de The Beatles (una versión de “Come together” que hacían “en nuestro siglo pasado”, dicen) o de música balcánica “onda Kusturica”, como mostraron en su premiado Sudestada.

Como suele ocurrir, estos Casi treinta años de Cuatro Vientos pasaron casi inadvertidos para sus integrantes. Pero en el medio fueron construyendo un modo musical que primero se presentaba como toda una rareza (cuatro saxofonistas formados en música académica tocando música no académica) y que luego se volvió un sello que mostraron y siguen mostrando en conciertos para chicos, para grandes, en teatros, en festivales, en eventos, en conciertos didácticos para escuelas. “Tenemos la suerte de que nos gusta lo que hacemos y de que vivimos de esto que hacemos profesionalmente”, evalúan ellos sobre los motivos de esta permanencia. “En estos 28 años hemos tocado con orquestas de cuerdas, con otras formaciones profesionales y amateurs, acá y en otros países, en contextos muy distintos. Podemos adaptarnos a diferentes situaciones porque disfrutamos de esa diversidad”, explica Julio Martínez, uno de los fundadores del grupo.

–¿Cómo funciona Cuatro Vientos sin la impronta teatral?

–Esta vez armamos algo diferente en ese sentido, sin esa parte teatral que está dada por el movimiento, lo coreográfico, o cierta historia que se arma con un hilo conductor. Pero por supuesto que siempre va a estar lo escénico: en cualquier situación de concierto, y aunque nadie diga una palabra, desde el momento en que empieza a entrar el primer músico, ya empezó el espectáculo. En nuestro caso, siempre va a haber esos toques de gracia que naturalmente nos salen. Pero la idea es focalizar esta vez en la música.

–¿Cómo arman el repertorio, siendo tan amplio?

–Hay una cabeza que termina definiéndolo, que es Leo (Heras), pero básicamente nos juntamos y empezamos a funcionar, a pensar cómo podemos jugar de otra manera, qué colores podemos darle, y en base a eso vamos eligiendo los temas. Si bien muchos de los arreglos los hace Jorge (Polanuer), Leo hace la dirección musical, algunos arreglos y generalmente las orquestaciones. El es el que termina definiendo el toque que hay que darle al arreglo. Es necesaria una suerte de guía que indique para dónde va el team, y en este caso es él. Obviamente, todos tenemos voz, pero al momento de bajar el pulgar, tiene que ser uno.

–¿Y lo baja bien?

–¡Sííí! (risas) Creo que se trata de eso: poder definir roles, y confiar en los roles que tiene cada uno. Aceptar también que otro puede definir y decidir, y descansar en eso. Más allá de que hay aportes de todos y estamos los que somos más insistentes: mi característica es que si algo no me gusta, voy a insistir e insistir hasta que me tiren un balde de agua fría (risas).

–¿Cómo varían la propuesta cuando se dirige a adultos y a chicos?

–En realidad, cuando hemos hecho espectáculos para chicos, nunca pensamos en “música para chicos”, pensamos en música. Eso implica que podemos tomar canciones infantiles, como hacíamos en Soplando… con canciones infantiles tradicionales, pero paralelamente podemos hacer Mozart, Bach o Beethoven. Y jugar con eso: cuando hacíamos un fragmento de la Quinta Sinfonía, jugábamos mucho con “la quinta de Beethoven”… y se reían los grandes también. Y con el mundo adulto, musicalmente es muy similar. Por ahí en una escuela no incluiría ciertos temas o haría versiones más cortas, o me detendría a explicarlos más. No más que eso.

–En estos Casi treinta, ¿qué es lo que pudieron decir y lo que no pudieron decir con cuatro vientos?

–Le hicimos frente a todo lo que pudimos. Y así vamos a seguir. Con este rumbo que es el de la música no académica, aunque cuando nacimos nos juntamos para eso: armamos un concierto didáctico y medio como a un costado sumamos tango, blues, jazz, rock. Y después eso nos dio identidad, sin darnos cuenta. Como todo lo que paso: fue sin darnos cuenta. Los Casi treinta también.

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