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Martes, 4 de octubre de 2016
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Entrevista a Joey Santiago, guitarrista de Pixies

“Quisimos volver a las bases”

Con el flamante Head Carrier, el cuarteto que patentó la dinámica del rock alternativo de los 90 intenta retomar su senda gloriosa. Aquí, el músico habla de cuánto influyó tener en la banda a la marplatense Paz Lenchantin.

Por Roque Casciero
Pixies fue crucial para definir el sonido del rock alternativo de los 90.

¿Qué pasa cuando sos una banda legendaria, regresás después de una década de inactividad, agotás el circuito de shows y festivales en todo el mundo, y decidís sacar un disco nuevo? En casi todos los casos, la respuesta es: “Antes eran mejores”. Pixies no le escapó a esa lógica con Indie Cindy, un compilado de tres EPS publicado tras su regreso, y algo parecido sucede ahora que publica Head Carrier. Y no es porque el disco sea malo, sino porque los cuatro que despachó a fines de los ‘80 y principios de los ‘90 (Surfer Rosa, Doolittle, Bossa Nova y Trompe Le Monde) tienen estatura de tótems para el rock que vino justo después, con Nirvana a la cabeza. Pero el guitarrista Joey Santiago dice que el cuarteto de Boston ni siquiera piensa en que el pasado pueda ser una carga. “Una vez que estamos en el estudio, apretamos el botón de grabar y no nos importa un carajo de nada más”, afirma el músico. “La cinta en la que se graba va hacia adelante, no hacia atrás (se ríe). En ese momento, sólo pensamos a qué hora hay que estar en el estudio y en estar concentrados para tocar nuestras partes. Hay otras cosas en las que pensar que no tienen que ver con el pasado”.

En tiempo presente, el grupo que lidera Black Francis volvió a conformarse como cuarteto tras la salida de Kim Deal, su histórica bajista y cantante. Tras un reemplazo temporario, otra dama tomó ese lugar: Paz Lenchantin, nacida en Mar del Plata y criada en Los Ángeles, y con un currículum que incluye A Perfect Circle y Zwan. “Ella encajó perfecto por una cuestión de personalidad y capacidad”, reconoce Santiago. “Cuando tenemos que tocar acústico en una radio, ¡ella toca el violín! Tiene ese talento. Además, es reservada igual que nosotros, nos gusta la misma música y las mismas películas... Es casi imposible encontrar alguien que encaje con nosotros tres, pero cuando llegó ella, decíamos ‘Mierda, ¿cómo pudo suceder esto?. Ella de verdad nos entiende y le gusta pasar tiempo con nosotros’”.

–¿Indie Cindy fue un disco de transición?

–Sí, tuvo que ser así, porque Kim Deal se fue, entonces nos miramos y dijimos: “¿Qué vamos a hacer?” Y lo que decidimos fue experimentar con sonidos y texturas. Así que Indie Cindy medio se trata de eso, en términos sonoros y de canciones. Decidimos avanzar hacia otros territorios sonoros. Como era nuestro primer disco después del regreso, quisimos ir hacia el futuro en lugar de revisitar el sonido del pasado. En cambio, con Head Carrier dijimos “A la mierda con todo, somos los Pixies, de esto se trata (risas)”. La otra gran diferencia fue que en este tenemos a Paz, que entiende de qué se tratan los Pixies.

–¿Tanto influyó su llegada?

–Sí, porque nos hizo sentir muy cómodos con ser los Pixies, que era justo lo que queríamos cuando hablamos sobre hacer el disco. Teníamos la idea de no dar demasiadas vueltas y volver a las bases. Tampoco es que queríamos copiar nuestro viejo sonido, simplemente queríamos evolucionar y crecer en base a él. Al fin de cuentas, siempre terminamos sonando a Pixies. La verdad, puedo agarrar cualquier guitarra, la que sea, y lamentablemente siempre termino sonando... a mí. Ese sonido es el que me sale cada vez, no sé si será culpa de lo que como o qué (risas). Echémosle la culpa a mi dieta: dicen que uno es lo que come...

–¿Cómo se lleva con el hecho de ser una influencia para muchos guitarristas en todo el mundo?

–Se siente fantástico, sobre todo considerando que hice el trabajo que debe hacer un artista, que consiste en no copiar a otro. Tenés que dejar en paz a Jimi Hendrix, Jimmy Page y Eric Clapton. No hay que copiar eso, tenés que hacer tu propia deducción. Lamentablemente, algunos músicos no hacen eso, ahí está el problema. Imagine qué pasaría si todo el mundo pintara como Picasso: sería un embole, nadie avanzaría.

–Ella incluso convenció a Black Francis de que escribiera “All I Think about Now”, donde le agradece a Kim Deal por los viejos tiempos.

–Ella es muy especial, tiene una actitud siempre positiva. Nosotros la llamamos “Pazitive”.

–¿Cómo se siente usted respecto a Deal hoy?

–Igual que cuando se fue: le deseo lo mejor, que sea feliz. Si ella no hubiese sido parte de Pixies, probablemente no habríamos tenido la posibilidad del éxito. Esa canción nueva lo resume bien. Pero tampoco es que estemos pensando todo el tiempo en ella, tenemos otros problemas (N. de la R.: pocos días después de hacer esta entrevista, Santiago entró en rehabilitación).

–Cuando Deal se fue, el baterista David Lovering dijo que ella sería bienvenida cuando quisiera volver. ¿Todavía sienten lo mismo?

–Bueno, eso cambio, ¿no? Nosotros le dimos un lugar permanente en la banda a Paz, ya hace cuatro años que está con nosotros. No sería justo con ella ni siquiera que consideráramos que vuelva Kim, porque Paz peleó las batallas que ganamos entre todos.

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