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Miércoles, 5 de octubre de 2016
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Homenaje a Héctor “Chupita” Stamponi en el Centro Cultural Kirchner

Cien años de un compositor inolvidable

La Porteña Tango Trío tocará tangos y valses del pianista con su nieta Ana Sofía Stamponi y Litto Nebbia como invitados especiales. “Este homenaje es para devolverle algo de todo lo que me dio y que su obra siga presente”, dice ella.

Por Andrés Valenzuela
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Ana Sofía Stamponi gambeteó al apellido haciendo folklore, pero finalmente se volcó al tango.

“¿Vos sos algo de Chupita? ¡Y cómo no lo decís!” Ana Sofía se acostumbró al apellido ilustre, al cariño por extensión hacia su abuelo, Héctor Stamponi, pianista y compositor de tangos y valses tan célebres como “El último café”, “Qué me van a hablar de amor”, “Flor de lino” y “Pedacito de cielo”, entre otros. En estos días se cumple el centenario del nacimiento de Stamponi y la ocasión se celebrará hoy a las 20 con un recital en el Centro Cultural Kirchner (Sarmiento 151). Allí se presentará La Porteña Tango Trío –que grabó el disco Cien años de Héctor Stamponi 1916-2016–, con la propia Ana Sofía como cantante invitada y la participación especial de Lito Nebbia, colega y productor del último disco del pianista antes de su fallecimiento.

“Este homenaje es para devolverle algo de todo lo que me dio y que su obra siga presente”, propone la joven cantante. De chica, recuerda, su abuelo le enseñó “a poner las manos en el piano y a tirar escalas”, antes de que ella se volcara al canto, incursionara en el folklore y finalmente retomara el camino del tango. Su niñez, sin embargo, está marcada por las interpretaciones de su pariente célebre. “De muy chiquita, ya mi mamá me llevó a sus recitales; en esa época él tocaba mucho con Horacio Ferrer y los temas preferidos de mi infancia eran los que había hecho él y algunos otros que tocaba seguido, como ‘Naranjo en flor’, aunque mi preferido siempre fue ‘Pedacito de cielo’”, rememora Ana Sofía. Con un piano a sus espaldas, ella recuerda cantidad de partidas de chinchón (que su abuelo y sus amigos ganaban invariablemente), actuaciones súper actuadas de Ferrer sobre “Soy un circo” y anécdotas del pianista con Aída, que siguió sus pasos ante las teclas blancas y negras. Y aunque Stamponi murió cuando ella tenía apenas 15 años, la propia carrera de Ana Sofía como cantante tuvo siempre la marca de Chupita. “Me sentaba a su piano a sacar melodías y él siempre estaba cerca, lo tenía acompañándome siempre, ¿cómo no homenajearlo?”, plantea. “En la secundaria tuve de maestra de música a Hilda Herrera, una gran compositora de folklore que era muy amiga de mi abuelo y muy amante del tango, así que me sabía las letras de memoria”, cuenta. Su primer homenaje a su abuelo fue justamente armar un dúo con su madre (Aída) y tocar la obra de él.

“Mi mamá siempre cuenta que cuando era chiquita había escuchado la letra de ‘En un momento’, una de las pocas en las que él hizo letra y música, y ahí el estribillo menciona ‘tu pelo y mi pelo’, y mi mamá le preguntaba cómo podía ser que la letra fuese suya, si él siempre había sido pelado”, ríe la nieta con gusto. “El se cagaba de risa, claro, porque se quedó calvo de muy joven”, acota. Otro recuerdo de su niñez es el encuentro con Adolfo Ábalos, una visita al hogar familiar de los Stamponi en el que ambos compartieron piano y discutieron sobre música, tangos y chacareras. Un encuentro que terminó con cuatro tangos de Ábalos grabados por Stamponi. “Me acuerdo que los mirábamos asombrados. Ese recuerdo por suerte lo tengo fresco, porque pudimos filmar ese momento”, revela Ana Sofía.

Héctor Stamponi comenzó su carrera por los escenarios porteños en 1936, con los 20 años aún sin cumplir. Compuso la música para las letras de varios de los principales poetas de la edad de oro del tango, y tocó junto a leyendas como Francini y Pontier. Tocó hasta último momento y, destaca su nieta, en sus últimos días, ya postrado en el hospital, seguía pensando nuevos tangos para grabar en el segundo disco que iba a producir Lito Nebbia. “Nebbia es un gran investigador de la música argentina, más allá del rock ama el folklore y el tango, y le da mucha bola a los compositores que han sido olvidados”, celebra Ana Sofía. “Los 90 fueron muy duros para los músicos de tango y en esa época mi abuelo tocaba en el bar de Ferrer para hacerse el mango, ahí lo vio Nebbia y como no podía creerlo, le propuso hacer un disco, que vamos a reeditar como parte de este homenaje”, anuncia. La experiencia dejó a Nebbia muy vinculado con la familia Stamponi y lo convirtió en uno de los artífices del homenaje de este miércoles. “Sé que Litto llegó a quererlo mucho a mi abuelo, porque era una persona entrañable, con cero divismo y mucha humildad”. Así apareció La Porteña Tango Trío, con el disco alusivo que presentarán (allí canta Eugenia Giordano y la nieta de Stamponi participa en “Pedacito de cielo”, “Azabache” y “Flor de lino”).

Aunque durante un tiempo Ana Sofía esquivó el apellido metiéndose en el mundo del folklore, confiesa que finalmente se dio cuenta que el tango era la música que más la representaba. “Hoy mis músicos prácticamente me obligan a explicar por qué hacemos ‘El último café’ en los recitales”, comenta. Y ella saca pecho, con orgullo, y cuenta.

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