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Lunes, 23 de octubre de 2006
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LA MUERTE DEL QUERIDO Y RESPETADO NORBERTO MINICHILLO

El músico que le apostaba al riesgo

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Norberto Minichillo, que el viernes falleció a los 66 años a causa de un infarto, deja una enorme ausencia en el camino de la construcción de una música argentina abonada por diferentes estilos y géneros. Desde la batería, la marimba, las percusiones, el piano, la voz y la lírica, el creador construyó un universo capaz de conciliar elementos del jazz, el tango, el folklore y el candombe, mixturados a partir del riesgo, el talento y una concepción ideológica que tuvo como horizonte la coherencia. A través de una extensa trayectoria en que pasó por el mítico reducto rockero La Cueva, se convirtió en parte esencial de la escena jazzera en yunta con otros esenciales como Baby López Furst, Rodolfo Alchourrón, Jorge Navarro, el Gato Barbieri y Fats Fernández. Además participó en infinidad de álbumes de tango, folklore y música popular (en un listado en que se cuentan, por ejemplo, Litto Nebbia, Adriana Varela y Lalo de los Santos) para armar un toque capaz de adaptarse a distintas texturas y, a la vez, sonar con personalidad. En un tránsito siempre independiente y rebelde, pasó por Suecia, donde se dio el gusto de compartir músicas con Ben Webster y Teté Montoliú y, de regreso, plasmó de manera acabada su concepción estética al formar El Terceto, grupo que desde 1993 compartió con dos inspirados jóvenes: el pianista Hernán Ríos y el bajista Pablo Tozzi. Los ritmos argentinos y latinoamericanos asumidos desde la improvisación y la experimentación comenzaron a corporizarse discográficamente a partir de 1997 con el magnífico Tierra improvisada, que reunió piezas como “Garúa”, “Hasta siempre”, “Malena” y “Well you needn’t”. Por la misma senda, la formación publicó Menos es más (1999), donde a esa paleta se integró el folklore de Gustavo Leguizamón en “Maturana” y “Zamba para la viuda”, y en 2000 su álbum más ciudadano, el Tocatangó, que reúne gemas reinterpretadas como “Tinta roja”, “Naranjo en flor” y “María”. Ya sin Tozzi, el terceto de Minichillo-Ríos editó Piedra y camino en 2003. Al frente de esa agrupación el artista logró exhibirse como un vocalista áspero pero lleno de swing y sentimiento. También mostró sus virtudes como compositor a partir de temas como “La fallada”, “Pobre viejo”, “Te sueño ahora”, “De muy abajo”, “La íntima”, “Vals para Rosita” y “Agua y arena”. Paralelamente, el instrumentista nacido en La Paternal se dio el gusto este año de hacer conocer el álbum solista Desarticulaciones (música contemporánea para piano), que concretó a modo de homenaje a su maestro Guillermo Graetzer.

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