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Viernes, 8 de diciembre de 2006
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GABRIELA TORRES PRESENTA SU CD “NO TAN DISTINTA”

Melodías de aquí y de allá, sin fuegos artificiales

“Lo que quiero mostrar es lo que suena”, sostiene la cantante, que compuso la mayoría de los temas del disco. Se trata, además, de su primera producción independiente, detalle que le resulta “muy saludable para el espíritu”.

Por Karina Micheletto
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Gabriela Torres fusiona tango, milonga y bossa, entre otros ritmos.

No tan distinta, anuncia el título de su nuevo CD. Gabriela Torres sigue buscando por el lado de una fusión rítmica que convoca a la milonga, la bossa o el tango como fondos que le sirven para hacer sus propias canciones. Esta vez con mayoría de temas propios, y una producción independiente en la que, se ríe ella, ya no aparecen las fotos “de Gabriela mostrando la pancita”. Torres presentará su nuevo trabajo hoy a las 24 en La Trastienda (Balcarce 460), con invitados como Juan Subirá, Lito Vitale, Carlos Buono, Pablo Guerra, Pol Neiman y Luciano Vitale, hijo de Torres y Lito Vitale.

“Con felicidad noto que en lo que suena cada vez estoy más yo”, se entusiasma Torres al hablar de su nuevo trabajo. “Vení (su disco anterior) fue demasiado figurita. Me cansé de verme en tantas fotos: Gabriela con pollerita, Gabriela mostrando la pancita... Acá, en la única foto que aparece ni siquiera se me ve bien. Lo que quiero mostrar es lo que suena. Estoy yo en todos lados de verdad, sin ningún fuego artificial. Es mi sonido, voy sacándome maquillaje y quedando con la cara más natural.”

Además de ocho temas propios, hay un dúo con Kevin Johansen como invitado (“jugamos a ser Marisa Monti y Arnaldo Antunes”, cuenta Torres), una bellísima canción de Pepe Céspedes y Juan Subirá, “Está apunao”, que quedó afuera del repertorio de la Bersuit, y una versión de “Milonga sentimental” con fondo de tambores. “Esa fue una elección absolutamente azarosa, y con todo el respeto que le tengo a Manzi, es una letra tan machista que me da hasta bronca la contradicción, porque la música de Piana es increíble”, cuenta la cantante.

Torres ya puede balancear los pro y los contra de una producción independiente, la primera de su carrera: “Pasaron tres años desde el disco anterior, fue un largo proceso no sólo creativo, sino de grabación. Fue un regalo comprobar el cariño y la onda de un montón de músicos que vinieron a tocar sólo por amor, pero con la desventaja única de que los tiempos se restringían a las posibilidades horarias de los que estaban armándolo. Ahora que abro el disco y lo escucho, me olvido de todos esos meses de espera, a veces agónica”.

–Lo suyo fue al revés: fue de la multinacional a la producción independiente.

–Soy una loca, ¿no? (se ríe). El presidente de la multinacional fue muy generoso y me devolvió el contrato. Como toda gran industria, la del disco tiene vericuetos y pasadizos donde la intención artística queda medio rebotando. En el medio uno siente que se le va todo de las manos, que pasás a depender de enviones que no tienen que ver con vos, estrategias de mercado, cosas opuestas al principio básico de por qué te colgás una guitarra y cantás una canción. A veces es preferible volver a lo chiquito y que las cosas pasen, o no pasen, exclusivamente porque vos querés. Ahora, la sensación de grabar un disco y que te siga perteneciendo hasta el final es muy saludable para el espíritu.

–¿Se arrepiente del disco anterior?

–De los resultados, para nada, todo lo contrario. Le agradezco a la vida, entre otras cosas, el haber trabajado con un productor como Afo Verde, que fue muy importante en la dirección que tomó la carrera. Tiene que ver con algo más profundo, con cómo quiero seguir diseñando mi relación con la profesión de aquí en más.

–Y ahora se larga a hacer una mayoría de temas propios.

–Es casi como el resultado natural: si estás siguiendo una escalera, inevitablemente un paso te lleva al otro. Yo ya me había colgado la guitarra y había tratado de sacar las canciones que otros habían hecho para mí; el resultado lógico fue que empezaron a sonarme musiquitas, en un círculo que no dejó de girar y así aparecieron las canciones propias.

–¿Le resulta más difícil encontrar circuitos para su música, que no responde a un género en particular?

–Ahora está bravo el circuito en general, después de Cromañón ni las bandas de rock encuentran lugares. Pero hay cierto pequeño circuito instalado, lugarcitos lindos a los que tengo acceso. Lo de los géneros se complica para las nominaciones al Gardel, por ejemplo, donde no saben dónde ponerme. Los bolichitos están, y las ganas de tocar, también.

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