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Miércoles, 24 de enero de 2007
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FESTIVAL DE COSQUIN

Matices dentro del aluvión festivalero

En la tercera luna, se lucieron Raly Barrionuevo, Peteco Carabajal, Jorge Fandermole y Mariana Carrizo.

Por Karina Micheletto
Desde Cosquín
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Peteco, sangre santiagueña en Cosquín.

Con sus más y sus menos, el festival mayor del folklore sigue avanzando al ritmo de las diferentes expresiones que alberga. El lunes pasado, en la tercera luna, hubo lugar para la fiesta del baile con el folklore potente de Raly Barrionuevo, que acercó su mensaje de denuncia en la apertura, y con las chacareras con marca registrada de Peteco Carabajal. Y también momentos donde la música invitó a la escucha atenta y despertó aplausos emocionados, con la poesía de Jorge Fandermole, o con la picardía de las coplas de la salteña Mariana Carrizo. Cosquín sorprende para bien y para mal, y según los días llega a parecer otro festival: de la intolerancia de la primera noche, con un público que sólo esperaba la llegada de Jorge Rojas, a los momentos de silencio de ceremonia del lunes pasado, hay pocos puntos de contacto.

Encargado de la apertura, Raly Barrionuevo aprovechó el escenario para soltar una declaración de principios en forma de seguidilla de consignas: “No a las mineras que se llevan nuestro oro y ensucian nuestra agua, no a los terratenientes, sí a la lucha popular, no a la corrupción”, arengó. Después, en Hasta siempre, reemplazó en uno de los estribillos al rosarino Che Guevara por el santiagueño Roberto Santucho. Sonó bien plantado con su trío y mostró la fuerza de los temas de su disco Ey paisano.

Con Peteco Carabajal siguió la fiesta santiagueña. Peteco se animó a zapatear junto a Juan Saavedra y sus bailarines, pero sobre todo mostró su música armado de violín y guitarra, con temas como “Los santiagueños” y “Corazón verdugo”. El bis, con tres chacareras al hilo, llenó los pasillos de la Próspero Molina de parejas de bailarines espontáneos, decididos a seguir la fiesta con cuerpo y alma.

Cuando llegó el turno de la poesía de Jorge Fandermole, el público agradeció con aplausos largos esos breves instantes de belleza que logra un tema como “Oración del remanso”. Con Mariana Carrizo, la noche se transformó: consagrada por esta misma plaza, la salteña logró un clima irrepetible con las únicas armas de sus coplas y su caja vidalera, vestida esta vez de carnaval. En su repertorio trajo las coplitas punzantes de siempre, dedicadas a los hombres en su gran mayoría, pero también a Yupanqui con su versión de “Recuerdos del Portezuelo”. “Dios hizo primero al hombre, y después a la mujer, porque solo el pobrecito no sabía pa’nde correr”, arrancó, aclarando que lo decía “con mucho cariño y respeto”, y las risas de la platea siguieron hasta el final de su actuación.

También hubo lugar para las delegaciones provinciales de Neuquén y de Chubut, la voz de Angela Irene, un desafío de malambo por el Premio Santiago Ayala, y un final estridente con Los Guaraníes. Cosquín sigue adelante, y las noches avanzan con ritmo propio.

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