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James Brown lleva muerto casi seis semanas, pero a煤n no encontr贸 descanso: la disputa por su herencia sigue impidiendo su entierro. El sarc贸fago dorado frente al que miles de personas se despidieron en los funerales celebrados en Nueva York y Augusta, a fines de diciembre, sigue sellado al cuidado de una empresa funeraria. La apertura del testamento, el 11 de enero, fue una sorpresa: Brown dej贸 la mayor parte de su patrimonio a la fundaci贸n que cre贸 en 2000 para ni帽os necesitados que quieran estudiar m煤sica y sus seis hijos adultos s贸lo recibir谩n objetos personales, como prendas de vestir, joyas y coches. La mujer que comparti贸 sus 煤ltimos a帽os, Tomi Rae Hynie, de 36 a帽os, se queda sin nada. Tampoco hay nada previsto en el testamento para su hijo James Brown II, de cinco a帽os. Desde entonces, se desat贸 una pelea en la que todos se enfrentan con todos. Los hijos solicitaron un proceso de urgencia para desautorizar a los administradores judiciales: los acusan de administrar mal el legado e incluso de estar 鈥済uardando鈥 una parte. El abogado de Brown, Albert Dallas, defendi贸 a la fundaci贸n: 鈥淢ientras tenga aliento, implementar茅 su voluntad鈥, dijo al New York Times. El abogado record贸 que la relaci贸n de los hijos con su padre no era precisamente brillante. Dos de las hijas lo demandaron hace a帽os por un mill贸n de d贸lares, porque al parecer utiliz贸 textos de canciones que supuestamente inventaron juntos en su infancia.
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