Ayer: las primeras cruzadas a Buenos Aires configuran un mito de origen recurrente. Idas y vueltas eternas sobre el Eladia Isabel, el barco gigante que cruza el charco mucho m谩s despacito que los dem谩s, pernoctes inc贸modos en el piso del Sal贸n Pueyrred贸n 鈥揹onde el p煤blico no superaba las 40 personas鈥 o aquella 鈥渇echa鈥 en Plaza Francia que los encontr贸 tocando para las esculturas del cementerio. 鈥淎parecimos con los afiches pegados en los tambores y no hab铆a nadie鈥, suele rememorar Cebolla, uno de los Sebastianes que cantan. Hoy, s谩bado primaveral: el Estadio de Ferro luce pleno. Hay m谩s de 20 mil personas y el ritual conlleva los rasgos standard de cualquier banda masiva argentina: banderas, c贸digo barrial, olor dulz贸n, serpentinas, algarab铆a juvenil, c谩nticos de cancha, colectivos que llegan desde los suburbios, sensaci贸n de frescura y comuni贸n agn贸stica. 鈥淓s la vela de mi coraz贸n鈥, cantan todos... la que ilumina y enciende ese cuore maltratado por vivir. La Vela Puerca ratifica en acto lo que se cre铆a en potencia: escal贸n por escal贸n, se fue convirtiendo en la banda uruguaya m谩s convocante de la historia.
Lo remarcable, sin embargo, no es la cantidad de gente sino el por qu茅. Felizmente, que miles de personas est茅n ah铆, convencidas y felices, no obedece al inter茅s puramente lucrativo de un empresario. Menos a una intencionalidad medi谩tica, maquinal, contable o ideol贸gica. Miles de personas est谩n ah铆 porque, sencillamente, las canciones de La Vela Puerca son bellas. Y las predispone al goce. Las de ayer y las de hoy. Se difundan o no. Se conozcan o no. Se escuchen en la Rock & Pop, MuchMusic, FM La Boca o Radio La Lata de Villa Corina. Cuando un grupo as铆 existe, el 茅xito, tarde o temprano, se impone por peso propio, sin artificios ni maniobras gerenciales. Hay una conjunci贸n est茅tica que no remite a f贸rmulas preestablecidas sino a un imaginario sensible, que se sabe manifestar a trav茅s del arte. El carisma del otro Sebasti谩n 鈥揟eysera, el poeta de La Vela鈥 es clave. Tanto como esas melod铆as, que los instrumentos le roban al alma y se manifiestan losers, rom谩nticas, pesadas, a veces tristes. Como esa que dice 鈥淵 me ir茅 para no verme m谩s鈥, balada sombr铆a pero reveladora, muy urbana, poblada de melod铆as que dan en el nervio de la sensibilidad.
El motivo de la noche era presentar la cuarta y 煤ltima producci贸n de La Vela, El impulso. Un disco que profundiza los claroscuros l铆ricos y musicales que hab铆an aparecido en el excelente A contraluz. La lista, que respetan de principio a final, tiene 33 temas. Entre ellos, los trece que pueblan este disco. Algunos, te帽idos de ese tacto imitado pero jam谩s igualado de lograr un instant谩neo oh鈥搊h鈥搊h a base de buenas melod铆as: 鈥淔r谩gil鈥, 鈥淣eutro鈥, donde las l铆neas de saxo se ofrecen como un claro plaf贸n para el coro de ni帽os y ni帽as que est谩 debajo 鈥搊tro dato feliz: hasta el lado m谩s tribunero de La Vela se sustenta en canciones muy bien hechas鈥 o 鈥淐olabore鈥. Algo de magia baja a la tierra a trav茅s de canciones como 鈥淪u raci贸n鈥, donde la guitarra ac煤stica de Teysera suena a eslab贸n perdido entre The Cure y Las Pelotas, o en el ritmo algo m谩s poderoso para los c谩nones actuales del grupo, que se inmiscuye en 鈥淢e pierdo鈥, canci贸n cuya frase-n煤cleo cuesta sacarse de la cabeza: 鈥淟o que me preocupa son tus ojos de metal, que no lloran ni brillan鈥.
El lazo con la historia 鈥揺l per铆odo ska/fiestero鈥 es escueto. De los primeros temas, los que anticipan Deskarado, el primer disco, suenan en versiones renovadas, rearregladas de la placentera 鈥淢i semilla鈥 鈥揺l tema que tent贸 a Santaolalla 隆por tel茅fono!鈥 o 鈥淒e tal palo鈥. Del paso posterior, el que los eyect贸 hacia este lado del charco (De bichos y flores), no faltan 鈥淧or dentro鈥, 鈥淓l hurac谩n鈥, 鈥淢a帽ana鈥 y esa canci贸n de potentes melod铆as que resiente el magma a los saltos (鈥淓l viejo鈥). Pero el porcentaje de nostalgia es m铆nimo ante la catarata de caricias que se suceden con los temas de A contraluz. Letras abrumadoras como la de 鈥淐laroscuro鈥 (鈥淪er谩 culpa de todos/ no encontrar el modo pa鈥 poder sentir/ Y el que da la anestesia/ r铆e con demencia y se escucha al morir鈥) conviven con 鈥淒e atar鈥, el dulz贸n 鈥淪in palabras鈥, 鈥淰a a escampar鈥. O ese b谩lsamo que direcciona todos los sentidos hacia la libertad total llamado 鈥淟lenos de magia鈥.
Dato genuino, casi irrefutable. Adem谩s de lograr un sonido 铆ntegro y compacto 鈥揳lgo as铆 como la media uruguaya鈥, La Vela tiene el plus de transformar en disfrutable y seductor el sonido de un mundo en permanente conflicto. Le dice que lo quiere matar, pero sin discursos artificiales, arengas falsas ni poses forzadas: simplemente con belleza. As铆 s铆 es un m茅rito llegar.
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