Tiene su l贸gica: lo que era rumor se termin贸 convirtiendo en rugido. En la noche del s谩bado, cuando Gustavo Cerati salud贸 a 65 mil personas con un aparentemente descuidado 鈥淏ienvenidos a casi el 煤ltimo show鈥, ya hubo un clamor generalizado. Y cuando el cantante y guitarrista lanz贸 que 鈥渆sto es fresquito, reci茅n llegado: 21 de diciembre鈥, ni siquiera falt贸 que sonara el primer acorde de 鈥(En) La ciudad de la furia鈥 para que todo el Monumental estallara. Con esa frase, Cerati convirti贸 los trascendidos en versi贸n oficial: Soda Stereo ya puede colocar en su vitrina la copa por el record absoluto de shows en el estadio de N煤帽ez, superando la serie de cierta banda llamada Rolling Stones en 1995 y 1998. Con lo que aquello de Me ver谩s volver ya puede ser inmortalizado como Me ver谩s arrasar, y el c茅lebre interrogante de 鈥溌縣asta d贸nde llegar茅?鈥 ya tiene una (contundente) respuesta.
La confirmaci贸n de la sexta y 煤ltima cita, cierre de la gira 鈥搈ientras permanece, aunque con menos cr茅dito, ese otro rumor que habla de un show gratuito en la 9 de Julio鈥 no fue lo 煤nico destacable de la quinta fiesta del tr铆o en River. Se llev贸 los t铆tulos principales, es cierto (hab铆a que ver la fiebre de mensajes de texto desatada en el acto por la frase de Cerati), pero para quienes hab铆an estado en el fin de semana del debut fue evidente que el primer rodaje de la gira, los shows porte帽os, en Chile y Ecuador, ya hicieron su efecto. La lista de canciones se mantiene casi inalterable, pero hay sutiles diferencias en la actitud de escenario: superada la etapa cr铆tica del arranque, Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti parecen empezar a disfrutar cabalmente ya no solo del evento hist贸rico, sino de lo que sucede ah铆 arriba, ese acto 铆ntimo presenciado por miles de personas que, a medida que encuentra los cauces naturales del placer de tocar, se traduce en una mayor cohesi贸n y potencia.
驴Suena mejor, entonces, este Soda Stereo que el de hace un par de semanas? Dif铆cil saberlo con los remolinos de viento que atormentaron al ingeniero de sonido Adri谩n Taverna (y al p煤blico, claro) el s谩bado, pero de todos modos no se trata de una cuesti贸n espec铆fica de sonido. La demostraci贸n de que el motor est谩 cada vez m谩s a punto pas贸 por las tremendas versiones de 鈥淗ombre al agua鈥, 鈥淔inal caja negra鈥, una 鈥淧ersiana americana鈥 verdaderamente monumental, 鈥淯n mill贸n de a帽os luz鈥, la cancha temblando por 鈥淒e m煤sica ligera鈥, ese momento de electricidad palpable en el aire que es 鈥淣o existes鈥 o la delicadeza de 鈥淔ue鈥, con el estadio convertido en arbolito de Navidad colmado de luces celulares, y no solo de la marca auspiciante. O por los espacios de juego con la gente en 鈥淧icnic en el 4 B鈥, o el aut茅ntico arrebato de Cerati en 鈥淪ueles dejarme solo鈥, cuando, pose铆do por un esp铆ritu Townshend, le arranc贸 a su guitarra todo un infierno sonoro y termin贸 lanz谩ndola al piso. Si los detractores de Soda Stereo apuntan a la estudiada profesionalidad del grupo en escena, all铆 no hubo mayor ensayo, sino un brote de adrenalina provocado por la tormenta que el grupo estaba desatando.
鈥淢e gustar铆a dedicarle a alguien todo esto que nos est谩 pasando, que es verdaderamente incre铆ble鈥, arranc贸 el l铆der en la primera tanda de bises, cuando 鈥淐ae el sol鈥 hab铆a dejado paso a una cita del 鈥淗ere comes the sun鈥 Beatle y se preparaba la apoteosis de 鈥淧r贸fugos鈥. 鈥淭enemos orgullo de haber nacido ac谩, donde hay muchos m煤sicos realmente geniales. Esta es la mejor profesi贸n del mundo, 驴no? Entonces, me gustar铆a dedicarle esto a todos los m煤sicos incre铆bles que tiene este pa铆s, y que ojal谩 esto tambi茅n sirva de algo para todos ellos鈥. El mensaje tiene su raz贸n de ser. M谩s all谩 de que la fabulosa serie de seis estadios, cerca de 400 mil personas, tiene que ver con el regreso de una banda capital en la historia del rock argentino, no deja de resultar alentadora esta demostraci贸n de convocatoria de la m煤sica joven, esta capacidad de movilizaci贸n en tiempos en que el rock de base vive acosado por la asfixia de no tener lugares para tocar ni lugares de expresi贸n m谩s all谩 de lo marginal o lo excesivamente sponsorizado. S铆, Soda es un fen贸meno 煤nico, dif铆cil de homologar con otras instancias y representantes del rock local. Para los m煤sicos under, las cosas no cambian mucho por la heroica serie de Soda. Pero ese entusiasmo que baja desde el escenario tambi茅n es contagioso, viene a recordar que esos tres tipos nacieron en un pub inmundo y llegaron a la gloria y, m谩s all谩 de las diferencias estil铆sticas, pueden servir como espejo. Hasta para el pibe que quiere tocar rock duro y no melod铆as pop, ser un recordatorio de que, con una guitarra en la mano, cualquier sue帽o es posible. Hasta 鈥済anarle鈥 a los Stones.
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