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Viernes, 1 de febrero de 2008
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MURIO AYER, A LOS 63 AÑOS, VICTIMA DE UN CANCER

El adiós a Chango Nieto, un folklorista con saco y corbata

Bombisto, cantor y compositor, el músico salteño se destacó en los ’60 y ’70 con su propuesta romántica. Hasta tenía hinchada femenina propia. Y una curiosidad: cuando cantaba siempre cerraba los ojos.

Por Karina Micheletto
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Nieto fue el primer solista folklórico con bombo.

La semana pasada Cosquín le enviaba ánimo en forma de cantito de hinchada: “Te queremos, Chango, te queremos”, había pedido el Chalchalero Juan Carlos Saravia que corearan todos juntos. Hacía varias semanas que el Chango Nieto estaba internado en el Sanatorio Güemes de Buenos Aires y no había podido participar de esta edición de Cosquín, tal como había sido programado con anticipación. Murió ayer, a los 63 años, a causa de un cáncer de esófago, el mismo día del centenario de Atahualpa Yupanqui, según destacan quienes gustan de las efemérides. El folklorista salteño, bombisto, cantor y compositor, había hecho de su costumbre de cantar y tocar el bombo con los ojos cerrados una marca personal. Anoche, mientras era velado, su hermana Cristina se descompuso y finalmente murió en el hospital.

Desde 1965, cuando llegó al Festival de Cosquín por primera vez, como un joven, apuesto y desconocido folklorista, y terminó llevándose el Premio Revelación, grabó más de 600 canciones y recibió gran cantidad de premios. Tras aquel surgimiento en épocas de pleno boom del folklore fue transformándose en un clásico del género, sin pretensiones de renovador, muchas veces apostando a espectáculos pensados para incluir a un público extranjero, con épocas de grandes éxitos y club de fans (sobre todo femeninos, al principio de su carrera) y otras donde debió pasar años sin grabar. Su música también sonó en vivo en países de América latina y Europa, además de Estados Unidos y Canadá.

Carlos Alberto “El Chango” Nieto nació en la localidad salteña de Campamento Vespucio, cerca de Tartagal. En 1960 su familia se mudó a La Plata y allí comenzó a estudiar arquitectura. Como tantos jóvenes en la época, despuntaba su afición de cantor en cuanta peña universitaria o tradicional tenía a mano. En una de las peñas tradicionales platenses lo “descubrió” Hernán Figueroa Reyes, que por entonces era director de grabaciones del sello CBS y encargado de “rastrear” nuevos talentos. Enseguida le propuso grabar su primer disco. “Uno de los consejos que me dio Figueroa Reyes fue: ‘Si vas a ser atrevido no te pongas traje de gaucho: ponete un traje’”, contaba.

En una época en la que todos los intérpretes se colgaban una guitarra, Nieto causó curiosidad por ser el primer solista con bombo. También llamaba mucho la atención que cerrase los ojos al cantar. “Nunca supe de dónde saqué esa costumbre, me sale natural. En una época, cada vez que me hacían un reportaje me preguntaban eso, pero jamás tuve una respuesta”, decía. “Siempre lo macaneábamos con que cantaba con los ojos cerrados para no ver si había mucha o poca gente”, comentó ayer con una sonrisa Juan Carlos Saravia, al recordar a su amigo.

Los comienzos de la carrera del Chango Nieto tuvieron que ver con el cantor romántico y exitoso, con hinchada femenina propia, como lo fueron Daniel Toro o el mismo Figueroa Reyes, un Jorge Rojas de los años más vendedores del folklore. También fue un prolífico compositor, junto a autores como Oscar Valles, Roberto Ternán y Argentino Luna; compuso temas como “Adónde van los pájaros que mueren”, “Con los ojos cerrados”, “A Monteros” o “Están que arden los carnavales”.

El año pasado El Chango Nieto había festejado sus 40 años de carrera con un espectáculo que mostró en diferentes lugares del país y con la edición del disco Darse cuenta, que tuvo invitados como Juan Falú, Juan Carlos Saravia, El Chaqueño Palavecino, Antonio Tarragó Ros, Luis Salinas, Juanjo Domínguez y Carla Nieto, hija del fallecido folklorista. En su sitio oficial figura un texto en el que agradece a Juan Carlos Saravia, Melania Pérez, Las Voces de Orán, Marina y Hugo Giménez (directores del Ballet Salta), por haber concretado en esta última edición de Cosquín el espectáculo Toda Salta de fiesta, que el folklorista había creado, y del que iba a participar. De hecho, durante ese espectáculo Saravia recalcó en todo momento que estaba allí no como una “vuelta a los escenarios”, sino porque había sido convocado por su amigo para que actuase en su reemplazo. Fuera del ámbito estrictamente folklórico, el bombisto grabó con Dino Saluzzi un disco de tango, El Chango Nieto interpreta a Homero Manzi. “He hecho homenajes a Yupanqui y a Manzi porque quería romper esa división invisible que existía”, explicó. En su carrera también acompañó a numerosos intérpretes como el Chango Farías Gómez, Daniel Toro, Carlos Torres Vila y Figueroa Reyes. Participó en los films Argentinísima (1972) y Cosquín, amor y folklore (1965) y ganó múltiples premios: el Camín Cosquín de Oro, el del Festival OTI de la Canción 1980, entre otros.

El año pasado, cuando le pidieron que explicase el porqué del título de su último CD, Darse cuenta, contó: “Me he dado cuenta de que he vivido uno de los mejores tiempos del folklore. Fui revelación a los 20 años. Me he sentado a la mesa con grandes profesores: Yupanqui, Dávalos, Tejada Gómez, Castilla, Leguizamón. Ese privilegio a los 20 años es algo que no tienen los chicos de ahora. Y hoy creo tener el respeto y la consideración de mis pares”. Los restos del cantor salteño fueron velados ayer y hoy serán inhumados en un cementerio privado de La Plata, donde estaba radicado.

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