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Sábado, 22 de marzo de 2008
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Llega a la Argentina la agrupación polaca Pink Freud

Jazz como señal de libertad

El quinteto, que actúa esta noche en Niceto Club, prefiere tocar en pubs y bares, más allá de los círculos habituales y comparte escenario con figuras como Björk, en una actitud experimental que acepta la mezcla de estilos y géneros.

Por Diego Fischerman
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Pink Freud presentará material de sus últimos CD, Alchemia y Punk Freud.

El nombre podría ser sólo un buen chiste: Pink Freud. Pero Wojciech Mazolewski, bajista del que aparece como uno de los emergentes más claros del nuevo jazz polaco, asegura que no. “La idea fue de un poeta amigo, que me dijo que se le había ocurrido y que me la regalaba, que la usara sin problemas”, explica a Página/12. “Pero en ese nombre hay una referencia a cierto afán por encontrar cosas positivas que no me es ajeno, como tampoco lo es Freud, ya que también soy trabajador social y, en esa tarea, la psicología es fundamental”, relata recién llegado a Buenos Aires, donde el grupo actuará hoy a las 21. El concierto, en Niceto Club (Niceto Vega 5510), mostrará a este quinteto que integran junto a él Kuba Staruszkiewicz en batería, Tomasz Zietek en trompeta, Tomasz Duda en saxo y Marcin Masecki en piano y que, entre otras cosas, actuó en Europa junto con el notable saxofonista Tim Berne, uno de los iconos de la vanguardia neoyorquina de las últimas décadas.

Para Mazolewski, Nueva York resulta central en cuanto a, por lo menos, una parte de sus influencias. El tocó en Masada, el proyecto de John Zorn, y el nombre de este saxofonista y compositor aparece una y otra vez en la charla. Las otras fuentes son, por un lado, los nombres de Joseph Komeda, Tomasz Stanko y del violinista polaco Zbginiew Seifert –una especie de leyenda que, a su manera, continuó el estilo de Coltrane y que grabó un disco extraordinario a mediados de los setenta junto al grupo Oregon–. Y, por el otro, el movimiento punk de Gdansk, donde el bajista hizo sus primeras armas. En realidad, el jazz más experimental hizo su aparición de manera más o menos paradójica. El joven Wojciech usaba los discos de Albert Ayler para molestar a su hermano mayor. Lo cierto es que en Gdansk, además de una importante actividad ligada al punk también había una sólida escena jazzística. Varios de los integrantes de Pink Freud hicieron carreras musicales en la universidad y el tránsito hacia el jazz experimental fue bastante fluido. “Hasta inevitable”, agrega el bajista.

Polonia, en la década de 1960, fue uno de los centros de producción de música nueva dentro del panorama de la tradición escrita. Compositores como Serocki y, sobre todo, Krzysztof Penderecki y Witold Lutoslawski hicieron que se hablara de una “escuela polaca” con rasgos propios y definidos. “Hay algo que une a toda la música polaca –opina Mazolewski–, incluso a la más vanguardista y la que aparece, en primera instancia, como más dura, y que estaba presente en obras de compositores como Penderecki y, más cerca, de Henrik Gorecki. Aun obras absolutamente experimentales en su escritura, como el Treno por las víctimas de Hiroshima, de Penderecki, son terriblemente expresivas. El jazz polaco, más allá de que no hay un solo estilo y de que el abanico es muy amplio, sobre todo si se incluye también la electrónica y las formas que tienen que ver más con otros géneros como el rock. Pero, sin embargo, creo que hay un rasgo común y es esa especie de romanticismo.”

Pink Freud, según cuenta su bajista, no sólo se presenta en clubes de jazz y en los lugares más o menos previsibles para la vanguardia musical polaca. También actúan frecuentemente en festivales de rock, junto a nombres como Björk, por ejemplo. Esta es la segunda visita a Buenos Aires (ya actuaron aquí en 2006) y llegan después de haberse presentado en México, Perú y Chile. Esta vez, llegan para presentar el material de sus últimos CD, Alchemia y Punk Freud. El grupo interpreta sus propias composiciones y reinterpreta ingeniosamente standards con un estilo más bien iconoclasta donde cabe tanto el pop como el drum’n bass o las experiencias de electrojazz a la manera de Bugge Wesselhoft y, sobre todo, Peter Molvaer. Con cuatro discos ya editados antes de los nombrados –-Zawijasy (2000), Live in Jazzgot y Sorry music polska (ambos de 2003), Jazz fajny jest (2005), Alchemia (2007) y Punk Freud (2008)–, el grupo cuenta con una importante trayectoria que los ha llevado de gira por festivales de jazz de Polonia, Italia, Alemania, Portugal, República Checa y Ucrania. “Jazz es hoy una palabra muy amplia –dice Mazolewski–; hay tantos estilos como músicos y uno puede tomar, como si se tratara de la paleta de un pintor, un estilo u otro. Lo importante es que, siempre, y aunque las formas sean muy diferentes en cada caso, la palabra jazz quiere decir libertad.”

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