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Miércoles, 29 de octubre de 2008
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Los familiares de Rafael Alberti reclaman a su viuda

Una herencia artística en disputa

Editores y allegados denuncian el manejo que sufre el legado del autor español a cargo de quien fuera su mujer, a la que acusan de retener los derechos con un alto costo. “El lector lo está perdiendo”, afirma su hija, Aitana Alberti.

Por Rosana Torres y Jesús Ruiz Mantilla *
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La obra de Rafael Alberti no es reeditada, en muchos casos, por la denegación de sus derechos.

Rafael Alberti vive tiempos difíciles. La herencia que el poeta ha dejado a la posteridad parece mermada. A nueve años de su muerte, la preocupación por su legado crece. Editores, expertos en su obra o familiares como Aitana Alberti, la hija del poeta y de María Teresa León, creen que, hoy por hoy, la figura del autor más longevo de la generación del 27 se aleja del lugar donde debe estar: “El lector está perdiendo a Alberti, hoy apenas lo encuentra por ningún sitio”, afirma la hija.

Derechos denegados, proyectos frustrados, ediciones retiradas o libros que cuentan aspectos de la vida del poeta no han visto la luz en los últimos años. La razón es simple: El Alba del Alhelí, la sociedad mercantil encargada de gestionar los derechos del autor y controlada por María Asunción Mateo, viuda del poeta, no da los permisos. En algunos casos pide cantidades que los afectados consideran desorbitadas o entorpece la difusión. Eso, según editores, estudiosos y expertos consultados, está dañando seriamente su herencia artística.

La más preocupada por esta situación es su hija Aitana, que se encuentra estos días en Madrid, aunque vive en Cuba: “La gestión de su obra contradice la personalidad de mi padre. El no era así, era un hombre generoso, y ahora veo desaliento entre los que quieren que la figura y obra de Alberti tenga relieve”. Las quejas por las cantidades que se piden para utilizar cualquier aspecto de su obra han hecho perder el interés de muchos por ahondar en el poeta, según su hija. Hay varios casos que pueden servir de ejemplo. Desde libros y antologías retiradas hasta canciones que ha sido imposible adaptar o películas cuya distribución ha sido denegada. En la obra que directamente atañe al poeta existen casos de gran calado: como la Antología poética de la Colección Austral (Espasa Calpe), que se agotó y no ha sido reeditada después de denegar la sociedad el permiso. O, a menor escala, el curioso y simbólico caso de Centuria (Visor). Se trata de un libro que contiene una selección de poemas de varios autores hispanos del siglo XX comentados por “los 130 mejores lectores de poesía”. En dicha edición aparece un vacío donde debía incluirse el poema “Niebla”, comentado por Luis García Montero. El análisis aparece huérfano de los versos.

Pero los tentáculos sobre los derechos del poeta no atañen sólo a lo que escribió de su propio puño y letra. Uno de los casos más llamativos afecta a las memorias de Gonzalo Sebastián León, hijo mayor de María Teresa León y Gonzalo de Sebastián Alfaro, su primer marido. El libro cuenta con todo detalle las penurias y los primeros pasos en el exilio argentino de la familia Alberti. La editorial Edaf quiso publicarlo en 2003, cuando Aitana Alberti llevó el manuscrito de su hermanastro al editor Melquíades Prieto. Fue imposible. “El libro contiene cartas cruzadas entre Rafael, María Teresa y Gonzalo. Son textos cotidianos y que también atañen a su obra poética”, cuenta Prieto. Los derechos sobre cualquier reproducción original de Alberti los tiene El Alba del Alhelí y era imprescindible su permiso.

Las memorias del hijo de María Teresa León son un más que hondo homenaje a su madre. “En ellas queda claro que durante años fue el sostén de esa casa. Que salieron adelante porque aquella mujer trabajó a destajo haciendo guiones en la radio y lo que fuera”, asegura el editor. Los últimos documentales sobre el poeta también han sufrido trabas. La Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC), con motivo del centenario de Alberti, financió la película Alberti para caminantes (2003), de Javier Rioyo, que finalmente no ha podido ser distribuida. Pero en este caso, al parecer, la negativa no afectaba tanto al precio por utilizar cosas del poeta como a determinadas presencias.

Lo mismo ha ocurrido con otra pieza rodada por Rosa Vergés en vida del poeta con guión de Jordi Barrachina para el que se pidió colaboración a Aitana. La idea original consistía en que fuera el mismo Alberti quien narrara “El poeta en la calle”, que iba a durar 60 minutos. Pero aquello fue inviable tras la negociación con El Alba del Alhelí. Así que la directora decidió que fuera su hija quien abordara la figura de narradora y así lo rodó: “Yo conté episodios de su vida intercalados con poemas leídos por gente como Joan Manuel Serrat o Paco Rabal”. Pero el resultado no ha sido muy difundido. La hija del poeta siente mucha tristeza ante situaciones como ésta. Pero no puede gestionar nada de la obra de su padre, excepto El amor y los Angeles, una recopilación de poesía amorosa que el autor legó en vida ante notario.

Los derechos de autor de Alberti quedaron por entero en manos de la sociedad El Alba del Alhelí. Su hija Aitana tiene derecho a contar con una parte de los beneficios que produzcan esos derechos, además de la herencia del autor. Pero hasta el momento, asegura ella, no ha recibido nada. En el testamento existe una cláusula por la que se ha creado la figura de un contador-partidor que dispone de un plazo de diez años para inventariar los bienes, para que a partir de ahí se haga el reparto necesario. Aitana cuenta que cuadros, cartas y dibujos que Alberti le regaló a lo largo de su vida aparecen en el testamento como herencia que le deja cuando, en cambio, eran propiedad de ella mucho antes. “Hasta el momento no he tenido noticias de nada”, asegura Aitana Alberti. “Ni siquiera me llamaron, aunque lo pedí, para esparcir las cenizas. No sé ni dónde están.”

Tampoco ha leído Aitana el famoso V tomo de La arboleda perdida, las memorias del poeta. Lo publicó Mario Muchnik en Anaya. Según este editor argentino contó en su libro Lo peor no son los autores, se sorprendió de que la hija del poeta no aparecía jamás mencionada en la obra. Esto se une a las ausencias que faltaban en la reedición de anteriores tomos de La arboleda perdida, donde se excluye a familiares y amigos citados por el poeta en tiradas anteriores. Muchnik también opina que el legado del poeta se desvanece. “Desde luego, no tiene hoy la presencia y la relevancia que merece”, asegura el editor.

* De El País de Madrid. Especial para PáginaI12.

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