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Lunes, 1 de diciembre de 2008
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Arturo Pérez-Reverte, a quince años de El Club Dumas

“Hoy no le cambiaría ni una línea”

El autor español celebra con una reedición la novela que llegó a 51 países y le abrió las puertas de la literatura. Y se preocupa por el tiempo que le queda para tantas historias.

Por Ana Mendoza
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“Soy un marino lector que accidentalmente escribe novelas.”

Quince años después de la publicación de El Club Dumas, Arturo Pérez–Reverte afirma que “no cambiaría ni una línea” de esta novela, que abrió puertas a otras del mismo género, consiguió lectores en medio mundo y le sirvió al escritor español para darse cuenta de que podía “vivir de la literatura”. “El Club Dumas es un pedazo de mi vida. Es el mejor libro que pude escribir en ese momento y le dediqué todo mi esfuerzo e ilusión; modificar algo sería renegar de todo aquello”, dijo Pérez-Reverte, que está presentando una edición conmemorativa de la novela.

El libro, homenaje a Alejandro Dumas, uno de los autores predilectos de Pérez-Reverte y “el primer hilo de esa tela de araña maravillosa que es una biblioteca”, estuvo respaldado por el éxito desde que nació: lleva vendidos dos millones y medio de ejemplares en todo el mundo y fue publicado en 51 países, 30 de ellos de lengua no española. Pero en su día esta obra constituyó un desafío para el autor, que quiso demostrar que “con Dumas puede hacerse algo más que una novela de mosqueteros”. Para ello mezcló “elementos del viejo folletín europeo de masas con la novela posmoderna”. “Ahora, escribir una novela de este tipo es jugar con un mercado que ya existe, pero hace quince años suponía arriesgarse a que no te leyeran, porque no había un público para estos libros”, aseguró Pérez-Reverte, muy crítico siempre con aquellos que desprecian la novela del siglo XIX y principios del XX y sólo consideran válida la literatura desde “Faulkner y Cortázar para acá”. “Al lector lo había hecho desertar la banda que tenía secuestrada la literatura, y tan sólo héroes como Juan Marsé o Eduardo Mendoza habían mantenido ese hilo sutil pero todavía firme con la literatura que te contaba cosas”, señaló el escritor con su habitual forma de hablar, sin pelos en la lengua.

Llevada al cine por Polanski con el título de La novena puerta, El Club Dumas hizo sentir, por primera vez a Pérez-Reverte tranquilo como escritor. “Hasta entonces, era un aventurero; yo no era del mundo literario, no tenía ninguna pretensión en ese terreno. Pero con esta novela me di cuenta de que podía vivir de la literatura y de que había un tejido de lectores, en España y en el extranjero, que ya me daban una seguridad”, señaló. “Con El Club Dumas empiezo a irme del periodismo”, comentó el escritor, que fue corresponsal de guerra de 1973 a 1994. El autor de La tabla de Flandes y La Reina del Sur no suele releer sus libros, pero lo hizo con El Club Dumas y opina que “la novela se sostiene muy bien... Es la quintaesencia del goce; me lo pasé de miedo escribiéndola”.

Pérez-Reverte acaba de cumplir los 57 y no sabe cuántos años le quedan “de vida operativa”, pero espera que el día que no tenga nada que decir algún amigo se lo haga ver, porque, en su opinión, “no hay nada más patético que un escritor acabado que sigue escribiendo”. Según afirma, “prefiero retirarme a tiempo y dedicarme a leer y navegar. Soy un marino lector que accidentalmente escribe novelas”. Según detalla, el escritor pertenece a ese grupo de novelistas que tienen muchas cosas para contar y poca vida para contarlas. “Mi problema es elegir qué historias cuento y cuáles van a morir conmigo, porque no sé cuánto tiempo me queda. Y eso es duro.”

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