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Domingo, 8 de noviembre de 2009
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FOGWILL EN LA FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE CHILE

El show de la provocaci贸n

Fiel a su personaje, que a veces logra ocultar la excelencia de sus personalidades literarias, el escritor subyug贸 al auditorio que se reuni贸 para una charla junto al chileno Alejandro Zambra. El temario lleg贸 incluso a los piqueteros.

Por Silvina Friera
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El encuentro se realiz贸 en el Centro Cultural Estaci贸n Mapocho, en la 29陋 Feria del Libro.

Desde Santiago

Ese hombre que es media docena de autores muy distintos con el mismo nombre de marca, Fogwill 鈥揷omo lo define Elvio Gandolfo鈥, juega de local en Chile. En el Centro Cultural Estaci贸n Mapocho, en la 29陋 Feria Internacional del libro de Santiago, el escritor presenta sus Cuentos completos (Alfaguara) junto a Alejandro Zambra. El personaje Fogwill sigue al pie de la letra el gui贸n que escribi贸 hace a帽os. En cada performance que dise帽a, los gestos est谩n fr铆amente calculados. En sus ojos azules como agua lavada de repente asoma el mal bajo la forma de una mirada diab贸lica, fulminante. No asusta a nadie, pero es parte del papel que representa. El del escritor en guardia, alerta, que destila tanta lucidez como veneno. El arte de la provocaci贸n es su elixir. Pero el personaje se fagocita a todos los otros autores diversos que conviven en sus mejores p谩ginas y se vuelve un tanto monol铆tico. Y previsible. 鈥淢uchas cosas que le gustaban a Pinochet me gustan a m铆: la guita, el orden鈥, dice Fogwill. Algunos festejan sin saber si es un chiste o una iron铆a, pero por las dudas se r铆en. Otros tragan una, dos y hasta tres veces esa papa caliente y advierten que quiz谩 sea mejor dejarla pasar y no entrar en el juego que propone. No tomarlo en serio. 鈥淢e ha dicho que no lo elogie, lo que es un poco dif铆cil鈥, admite Zambra.

鈥淢uchos cuentos de Fogwill podr铆an ser descriptos como metaliterarios, pero no hay complacencia en el dominio de los referentes sino un deseo de ir m谩s all谩 de ese exhibicionismo鈥, plantea el escritor chileno. Como el g茅nero cuento est谩 鈥渢an manoseado鈥, Zambra prefiere hablar de relatos. 鈥淣o hay una voluntad m铆nima de cumplir con las normas del g茅nero sino una serie de textos que construyen su propia norma; combaten la idea constre帽ida de cuento. La voz que aparece en estos relatos no es la voz domesticada; es una voz que se replantea, se busca a s铆 misma y a la vez se pone en abismo.鈥 El autor de las novelas Bonsai y La vida privada de los 谩rboles subraya el enorme conocimiento de los mundos de los que habla Fogwill; en cuanto a los temas, anticipa que hay sexo, drogas y rock & roll. Un relato sobre la coca铆na, 鈥淩estos diurnos鈥, es para Zambra el mejor cuento de Fogwill. 鈥淟os textos se escriben con una conciencia de los procedimientos, pero no tiene el deseo de impresionar con la t茅cnica, a pesar de que son relatos muy espl茅ndidos desde ese punto de vista鈥, reflexiona Zambra.

Fogwill no consigue su cometido. Desde que pis贸 la Feria pide que le peguen, pero no recibe ninguna estocada soberana. Tambi茅n es parte de la perfomance exigir que lo critiquen sabiendo que es una misi贸n imposible para los escritores chilenos que lo admiran. 鈥淣o s茅 si soy seis o siete o diez escritores鈥, dice Fogwill. 鈥淢e pasa eso porque viv铆 muchos a帽os, pero tambi茅n por mi car谩cter histri贸nico e hist茅rico de basar la literatura en el o铆do que escucha algo que le dicen y tiene la obligaci贸n de decir para intervenir en el di谩logo social. Esta es la base de esa multiplicidad. Hay d铆as que soy Borges y hay d铆as que soy (Pedro) Lemebel, por qu茅 no鈥, dice ante las carcajadas del p煤blico. 鈥淣unca soy (Diamela) Eltit; me gustar铆a ser Huidobro, pero nunca me sali贸.鈥 Cuando Fogwill empez贸 a escribir y era un hombre con mucho dinero, la edici贸n le parec铆a absurda. 鈥淐贸mo iba a discutir con Sudamericana, si facturaba la cuarta parte de lo que facturaban mis empresas鈥, revela. 鈥淒esde esta perspectiva despreciaba al mundo literario; desde ese lugar, invent茅 la idea de estar en contra del escritor profesional. La idea de tener una profesi贸n distinta te permite tomar distancia y no tener obligaciones con el mundo literario.鈥

El autor de Muchacha punk sintetiza lo que considera su patrimonio literario. 鈥淯n grupo de verdades bien organizadas pueden fabricar una fabulosa mentira. Yo fabriqu茅 este personaje y desde entonces fui v铆ctima de los mejores reportajes de la literatura contempor谩nea. La funci贸n del reportaje es generar nuevos reportajes.鈥 El escritor quiere que el cr铆tico m谩s importante de Chile, que est谩 entre el p煤blico, se anime a subir y decir algo en contra. A Alvaro Bisama, el voluminoso cr铆tico en cuesti贸n, le sobran agallas y kilos. 鈥淓l mundo de Fogwill no es agradable, pero es imprescindible, sobre todo siendo lector chileno. El far west es cualquier cosa menos agradable鈥, asegura. 鈥淵a no hay palos posibles para m铆; ser铆a un palo que me descubrieran un plagio flagrante que no haya mostrado en el texto, o que terminara en manos de Guillermo Schavelzon comprando premios literarios en Espa帽a. Pero no creo que ocurra鈥, responde el escritor, y recuerda que Borges lo defini贸 como el hombre que m谩s sabe de cigarrillos y autom贸viles. 鈥淵o me puse content铆simo... 鈥楶ero tarado 鈥搈e dijo Enrique Pezzoni鈥, quiso decir que no sos un escritor.鈥 Borges me despreciaba鈥, confiesa.

Bisama sugiere que la moral de Fogwill es perturbadora. 鈥淐uando escuch茅 a Babas贸nicos, sent铆 que estaba escuchando un disco de Fogwill.鈥 El escritor argentino asume la paternidad, 鈥渟on como hijos m铆os鈥, dice de la banda. 鈥淎dri谩n D谩rgelos es de la generaci贸n que se form贸 cuando yo era una especie de maestro ideol贸gico del desprecio de la transici贸n a la democracia鈥, comenta Fogwill. 鈥淓s como un halago, pero no soporto escuchar un solo tema. Odio el rock, me gusta la m煤sica鈥, dispara. 驴Por qu茅 hay que leer a Fogwill? 鈥淣os inmunizar铆a a todos contra la mala literatura chilena鈥, afirma, sin dudar, Bisama. 鈥淎s铆 que me usan para eso... est谩 bien鈥, festeja, socarr贸n, el argentino y agrega: 鈥淪iempre es m谩s importante producir tres lectores que comprar un libro. La fama se puede comprar, la admiraci贸n no鈥.

鈥溌縌u茅 tipo de autor sos, te sent铆s representativo de la sociedad argentina?鈥, pregunta una mujer. 鈥淪oy muy argentino no por lo que escribo sino por chanta.鈥 La mujer quiere saber si encuentra algo bueno en ser argentino. 鈥淪铆, hay algo bueno. El cosmopolitismo y el cinismo pragm谩tico del liberalismo argentino, que cada tantos a帽os se vuelve antiliberal y peronista hasta que se agota la f贸rmula鈥, enumera Fogwill. El transgresor deviene se帽ora asustada que exige orden y represi贸n. 鈥淟os piqueteros administran la ciudad. Cada vez que el Gobierno intenta frenarlos, tiene un conflicto y entonces no los frena. Y la gente siente que el espacio p煤blico es propiedad de los menesterosos.鈥 No hay m谩s preguntas. El francotirador deja a todos mudos.

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