Desde Santiago
En la Feria Internacional del Libro de Santiago (Filsa), un pu帽ado de santiaguinos asisten al encuentro entre el famoso escritor chileno Pablo Simonetti y Federico Jeanmaire, organizado por la Direcci贸n de Asuntos Culturales de la Canciller铆a Argentina, el pa铆s invitado de honor. El tema convoca y promete. Se trata de Vida privada y literatura. Las mujeres exclaman 鈥溌u茅 guapos!鈥 cuando ven entrar en la sala Joaqu铆n Edwards Bello a los dos galanes, listos para protagonizar una de las charlas m谩s descontracturadas, er贸ticas y divertidas de esta edici贸n. La militancia por el amor a las palabras del escritor argentino le permite llamar a las cosas por su nombre, sin subterfugios ni pudor. En el Centro Cultural Estaci贸n Mapocho, en Chile, 驴cach谩i?, la che se declara orgullosa y soberana. Ac谩 se hablar谩 de las relaciones de pareja sin convivencia, de la importancia de devolver a la palabra 鈥渃oncha鈥 su dignidad perdida. Ac谩 se fundar谩 la Literatura Heterosexual Masculina (LHM), se criticar谩 al 鈥渧iejo鈥 Mario Vargas Llosa, y Cort谩zar recibir谩 un tir贸n de orejas.
Al principio todo comienza por los carriles de cierta correcci贸n. Simonetti presenta Vida interior, de Jeanmaire, tercera novela de una trilog铆a que empez贸 con Pap谩 y continu贸 con La Patria. Dice que la prosa del escritor argentino es como escuchar 鈥渦n adagio inspirado鈥; que tiene sentido del ritmo y su puntuaci贸n es innovadora. 鈥淟o que m谩s me sorprendi贸 es que esta musicalidad logra transmitir el estado interior del personaje. El narrador de Federico no es un narrador majadero; todo lo contrario, nos hace sentir su respiraci贸n.鈥 Dispuesto a torcer el rumbo hacia el terreno de la intimidad, Jeanmaire interviene con ese tono cansino y apacible que lo caracteriza. 鈥淐uando me avisaron que ven铆a a Chile, a fines de septiembre, juro que no sab铆a que la cara de Pablo iba a estar en los micros de Santiago鈥, dice aludiendo a la publicidad de la 煤ltima novela de Simonetti, La barrera del pudor (Norma).
鈥淢i padre era un se帽or que estaba todo el tiempo leyendo, pr谩cticamente no hablaba. Desde chico lo am茅, pero me resultaba casi imposible comunicarme con 茅l鈥, confiesa Jeanmaire. 鈥淯na tarde que estaba leyendo en el mismo sill贸n de toda la vida, le met铆 un papelito por debajo del libro. Se emocion贸 mucho, me abraz贸 y me dio muchos besos; ah铆 se decidi贸 mi vocaci贸n. Supe que siendo escritor conseguir铆a muchos abrazos y besos.鈥 A la mujer de la novela, Finlandia, con la que estuvo viviendo casi quince a帽os, Jeanmaire le coment贸 la cantidad de horas por d铆a que le dedica a la escritura: de 6 a 12 horas, seg煤n las circunstancias. 鈥淟o primero que pens茅 es cu谩nto va a tardar en descubrir que estoy hablando de esto, pero estoy pensando en otra cosa.鈥 El escritor argentino revela que ahora est谩 m谩s tranquilo y que hace dos a帽os y medio que est谩 de novio. 鈥淓lla trabaja doce horas por d铆a, produce el noticiero m谩s importante de la televisi贸n argentina; los viernes tarda dos o tres horas en salirse del noticiero. No s茅 si podr铆a soportar eso todos los d铆as si viviera con ella. Mientras sea los viernes, est谩 todo bien鈥, admite Jeanmaire. El p煤blico femenino no para de re铆rse a carcajadas. 鈥淭omo la risa como una participaci贸n, como una identificaci贸n, pero no se piensen mejores que nosotros鈥, bromea el flamante ganador del premio Clar铆n de Novela.
Simonetti recuerda una escena de Vida interior en la que el narrador no quiere que su novia finlandesa, que acaba de llegar a Buenos Aires, cuelgue las fotitos de sus sobrinos en la pared. 鈥淓so pas贸 en la vida real鈥, reconoce Jeanmaire. 鈥淗ab铆amos hablado de vivir tres meses juntos en Buenos Aires y despu茅s ver qu茅 pasaba, qu茅 hac铆amos, si tom谩bamos alguna decisi贸n. La fui a buscar al aeropuerto; ella vino con un mont贸n de valijas y eso me impresion贸. Cuando lleg贸 a mi casa, sac贸 tres cuadros de sus sobrinitos, entr贸 a mi cuarto y me pidi贸 clavos y martillo. Fue la primera gran discusi贸n de la pareja y el final... porque dio un paso que no estaba acordado. Ella hab铆a tomado la decisi贸n de instalarse definitivamente en mi casa.鈥 El escritor chileno comenta que Finlandia est谩 durmiendo la mayor parte de la novela, pero cuando se despierta es ella la que toma la iniciativa sexual. 鈥淓l personaje del escritor es m谩s bien pasivo. A ella la encontr茅 como una representaci贸n verbal del poder; en cambio 茅l es una representaci贸n pasiva鈥, observa.
鈥淗ay mucha literatura relacionada con la introspecci贸n femenina, mujeres que van pensando c贸mo son, qu茅 son, qu茅 decisi贸n van a tomar鈥, plantea el escritor argentino. 鈥淓n esta novela decid铆 exponer mis propios mecanismos masculinos para ver c贸mo funciona una cabeza masculina; creo que hay muy pocas cabezas masculinas pensando.鈥 Simonetti coincide con el hecho de que la representaci贸n introspectiva del hombre es bastante m谩s pobre en la literatura. 鈥淢谩s en la literatura heterosexual masculina鈥, aclara Jeanmaire. 鈥淎cabamos de inventar la literatura heterosexual masculina para los t铆tulos de los diarios que est谩n presentes.鈥
El escritor chileno revela que hace un par de semanas Vargas Llosa dijo que lamentablemente la libertad sexual atentaba contra el erotismo como arte.
鈥揈st谩 viejo 鈥搇o interrumpe Jeanmaire.
鈥揚ara Vargas Llosa tiene que ser un arte hacer el amor a esta altura 鈥搑etruca Simonetti.
El escritor chileno define un cap铆tulo de Vida interior como una celebraci贸n del sexo femenino. 鈥淓n la Argentina el nombre popular de la vagina es concha, que me encanta como palabra, como cualquier palabra que tiene la che鈥, precisa Jeanmaire, mientras algunas mujeres se cubren la cara con las manos. La concha, sin dudas, inquieta a parte de la platea femenina. 鈥淟o que escribo en el libro tiene que ver con cierta militancia por el amor por las palabras. Concha, esa palabra tan bonita, ha pasado a ser un lugar com煤n para mencionar cualquier cosa, menos para nombrar el sexo femenino. Eso pasa cuando las palabras se vac铆an de significaci贸n. La tarea de la literatura es resignificar palabras que han perdido el uso que deber铆an tener; devolverle a la concha su dignidad.鈥 Hay carcajadas de aprobaci贸n, pero tambi茅n risitas nerviosas, un tanto pudorosas. 鈥淭ambi茅n la palabra chupar tiene una connotaci贸n dif铆cil鈥, agrega Simonetti. 鈥淧or qu茅 usar lamer si no decimos lamer. 驴Por qu茅 chupar no puede tener la misma dignidad para connotar el acto sexual?鈥
Jeanmaire cita el caso de Cort谩zar, un escritor al que admira. 鈥淓n Rayuela termin贸 inventando una lengua para no decir palabras sexuales. Muchos nos deslumbramos con eso, pero es una manera muy hip贸crita de contar algo鈥, opina. En la orgullosa Mapocho, la ex estaci贸n ferroviaria de Santiago, la temperatura sube varios grados. Las mujeres santiaguinas, algunas con m谩s fervor que otras, celebran la reivindicaci贸n de la dignidad de la concha de la que acaban de ser testigos.
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