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Domingo, 11 de agosto de 2013
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FEDERICO LORENZ HABLA DE SU SEGUNDA NOVELA, LOS MUERTOS DE NUESTRAS GUERRAS

Volver comprensible lo incomprensible

El libro del escritor e historiador narra el recorrido que un gal茅s, nacido en la Argentina y que combati贸 en la Primera Guerra Mundial, hace junto a un fot贸grafo por los campos de Flandes, exhumando e identificando los restos de soldados brit谩nicos.

Por Silvina Friera
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鈥淢e gusta pensarme como un historiador que escribe ficci贸n鈥, asegura Federico Lorenz.

El lenguaje tendido como una flecha da en el blanco de centenares de miles de peque帽as heridas. A dos a帽os del ep铆logo de la Gran Guerra, en noviembre de 1920, la guerra contin煤a para los familiares de los ciento cincuenta mil desaparecidos. Tambi茅n sigue para Llwyfen, veterano gal茅s nacido en la Argentina que se define como un sobreviviente. Su trabajo 鈥渋mperfecto鈥 consiste en recorrer los campos de batalla de Flandes, exhumar los restos de soldados brit谩nicos, identificarlos y sepultarlos en los nuevos cementerios en construcci贸n. 鈥淓l destino es lo que nosotros queremos que sea mientras estamos vivos 鈥搇e dice el gal茅s a Bawtree, el fot贸grafo que lo acompa帽a en esta misi贸n鈥. Cuando una guerra como 茅sta termina, nuestros cuerpos y nuestras mentes siguen hablando sin que nosotros podamos hacer nada al respecto. Lo que hay debajo de las cruces termina importando menos de lo que los vivos dicen encima de ellas.鈥 Sin pre谩mbulos, emerge un interrogante crucial: c贸mo evocar a los muertos si, lejos de la idea de un archivo que cristaliza definitivamente su contenido, el recuerdo siempre ser谩 una traici贸n. Los muertos de nuestras guerras (Tusquets), de Federico Lorenz, es ese tipo de novela que estalla en los ojos del lector.

Cuando comenz贸 a escribir esta novela 鈥搇a segunda que publica luego de Montoneros o la ballena blanca鈥 en 2001, Lorenz estaba realizando la investigaci贸n y las entrevistas para la conformaci贸n de un archivo oral sobre el terrorismo de Estado. 鈥淭rabajar con el recuerdo de los muertos, y m谩s espec铆ficamente con la desaparici贸n, te borra el l铆mite entre los vivos y los muertos. Para un historiador es particularmente inc贸modo porque necesitamos los cortes tajantes. Este borramiento de l铆mites tambi茅n es el borramiento del presente y el pasado; es como entrar a otra dimensi贸n de la experiencia con el paso del tiempo y con la historia. La dimensi贸n temporal es lo que nos da ciertas certezas: hoy es hoy, ma帽ana ser谩 ma帽ana... Hay un espacio en que eso no sucede y es en el que el fot贸grafo y Llwyfen se mueven para hacer su trabajo. Tienen que volver comprensible algo que no lo es鈥, dice el escritor, historiador, investigador y docente a P谩gina/12.

鈥揌ay una tensi贸n no resuelta entre el gal茅s y el fot贸grafo, 驴no?

鈥揇ir铆a que los dos hacen lo que creen que tienen que hacer. El mismo recorrido, aunque en planos distintos, les va modificando tanto la percepci贸n del trabajo como la imagen que tienen del otro. Lo que los acerca es lo literal del trabajo, lo 煤nico que pueden hacer es decir: 鈥渆stos muertos son estas personas鈥. No mucho m谩s que eso. La novela tiene mucha investigaci贸n. El 煤nico personaje ficcional es Llwyfen. Bawtree es un personaje hist贸rico; el registro fotogr谩fico que hizo est谩 en archivos en Inglaterra. Al elegir un contrapunto entre un personaje de ficci贸n y un personaje hist贸rico estaba jugando con la noci贸n de prueba. Me preocupaba mucho construir la verosimilitud del asunto, no la verdad. Es muy dif铆cil alcanzar la verdad, aunque creo en ella. En mi trabajo como historiador la busco, pero aqu铆 me interesaba m谩s la cuesti贸n de la verosimilitud.

鈥撀縇a ficci贸n tiene m谩s potencia para reconstruir verdades?

鈥揗e gusta pensarme como un historiador que escribe ficci贸n. Mi herramienta para construir verdades, desde la ficci贸n, es la investigaci贸n hist贸rica. Hace muy poco estaba leyendo a Tom谩s Eloy Mart铆nez. El plantea que tal vez la 煤nica verdad posible sea la que se construya a trav茅s de una tradici贸n. Creo que hay mucho de eso en nuestra relaci贸n con el pasado. En ese sentido, la ficci贸n y la historia suman. El punto es no confundir los planos, aunque est茅 diciendo una obviedad. Me parec铆a mucho m谩s eficaz el recurso ficcional, pero es una ficcionalidad alimentada por mi trabajo de historiador. Como historiador claramente estoy limitado por lo que es la disciplina y las reglas del oficio. O deber铆a estarlo. No pienso que soy m谩s libre escribiendo ficci贸n que escribiendo historia. Son registros complementarios; puedo entrar y salir de uno en otro, si no me confundo. El d铆a que me confunda tendr茅 que barajar y dar de nuevo...

Lorenz subraya que la Primera Guerra Mundial como tema es 鈥渋nexistente鈥 en la Argentina. 鈥淯n pa铆s que pas贸 por el terrorismo de Estado deber铆a mirar con m谩s atenci贸n una guerra que pr谩cticamente centr贸 las matrices para procesar el duelo, los muertos y una cantidad de cuestiones. Estamos muy acostumbrados a pensar el l铆mite civilizatorio en el Holocausto, pero habr铆a que correr la l铆nea a 1914, sin duda 鈥揺xplica el autor de Las guerras por Malvinas (2006), Fantasmas de Malvinas. Un libro de viajes (2008) y Malvinas. Una guerra argentina, entre otros t铆tulos鈥. Cuando le铆a sobre la Primera Guerra Mundial, en paralelo trabajaba Malvinas. Qu茅 errados que estamos cuando pensamos linealmente la relaci贸n con el territorio, con la historia y con las personas... Malvinas, si se quiere, es la puesta en acto de nuestras relaciones o no con el continente y con lo que somos. Nosotros tambi茅n, como sociedad, hemos suplantado otras sociedades en el continente americano, con diferencias regionales, por supuesto. Ninguna identidad es lineal. Lo mismo sucede con los muertos en los cementerios. Lo que se dijo de ellos en un momento tal vez no sea lo que se diga hoy. Ni lo que se va a decir ma帽ana. El recuerdo no lo ejerce el muerto. Y ah铆 hay un temor porque qui茅n garantiza lo que se diga sobre los muertos. Y esto uno lo puede extrapolar al pasado reciente argentino.

鈥撀緾贸mo ser铆a esa extrapolaci贸n?

鈥揝i pienso en la figura de los militantes del 鈥70, han sido muchas cosas. Han sido militantes, subversivos, v铆ctimas de la dictadura y hoy vuelven a ser militantes y combatientes revolucionarios. C贸mo nos relacionemos con los muertos dice mucho acerca de lo que queremos ser. La historia es una ciencia medio extra帽a porque no puede reproducir sus fen贸menos en laboratorio. Lo que pas贸, pas贸. Lo que uno puede hacer es trabajar sobre lo que la sociedad hizo con ese pasado o lo que quiere hacer.

鈥揂l fin y al cabo, siempre se trabaja sobre relatos construidos...

鈥揅laro, pero no hay que caer en la trampa 鈥搚 aqu铆 me pongo en historiador duro鈥 de pensar que el relato es el pasado. Los hechos son los hechos, no son relato o texto. Esa fue una gran pelea a partir del giro ling眉铆stico, que bastante toc贸 a los historiadores. Como dir铆a (Carlo) Ginzburg, creo en la verdad sin comillas. Pero que crea en ella no quiere decir que la idealice o la considere como un mineral, algo a lo que puedo acceder o extraer. Puedo intentar aproximarme lo m谩s posible y ah铆 es donde entra la idea de verosimilitud.

鈥撀緼 veces el historiador s贸lo puede acceder a la verosimilitud y no a la verdad?

鈥揝铆. Pod茅s aportar elementos para que tu explicaci贸n de un determinado hecho hist贸rico se acerque lo m谩s posible a la verdad, pero a veces no queda m谩s remedio que la verosimilitud, sobre todo en situaciones que tienen que ver con la desaparici贸n de personas. Pero uno no es un juez, no tiene que probar. Hay una imagen muy linda en un texto de Virgilio Pi帽era. El dice que un literato puede ver morir una bandada de flamencos y por obra de su acci贸n puede resucitarlos. Como historiador, eso no lo puedo hacer. Como novelista, los flamencos pueden volar otra vez.

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