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Sábado, 10 de octubre de 2015
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MARCOS PEREARNAU Y SU NOVELA SUEÑO CON NESTOR, HOY EN EL CCK

El sueño de la política produce libros

Escritor, director y dramaturgo, Perearnau propone una novela que también funciona como obra teatral, inspirada en Néstor Kirchner: “Vengo a proponerles un sueño, dijo Néstor. Y podría decir que a mí me llegó la propuesta, soñé”.

Por Silvina Friera
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“Las 64 fotos de Néstor que aparecen en la novela son como los hexagramas del I Ching”, dice Perearnau.

“Vengo a proponerles un sueño”, convoca una voz ineludible de la vida política argentina desde el epígrafe de Sueño con Néstor (editorial Milena Caserola) del escritor, dramaturgo y director teatral Marcos Perearnau. La novela se presenta hoy a las 17 en “Poética”, el segundo Festival Federal de Poesía en el Centro Cultural Kirchner (Sarmiento 151), en la forma de una visita guiada lúdica y participativa. El ambiguo narrador en primera persona está con los chicos del colegio en el campo donde pasó la infancia –pero con la edad y el cuerpo de “ahora”– cuando cae en un pozo y del otro lado está China. Entonces, después de la caída, empieza la aventura en una sociedad que se mueve bajo una lógica onírica, con plantas de soja de nueve a diez metros de altura, una cosechadora que pasa “como un jabalí furioso” y el que la maneja “es un chino muy gaucho o al revés”. El exceso como viaje, desplazamiento o desvío. “Tuve un sueño hace dos años, donde Néstor estaba atrás de todo lo que hacía, me acompañaba, y en un momento me decía esta frase: ‘Atrás de tus sueños está la Historia’. No suelo acordarme de lo que sueño, pero por algún motivo que desconozco me desperté con esta frase sin saber qué hacer. Eso me dio ganas de escribir, para poder interpretar o descifrar cuál era su mensaje”, cuenta Perearnau a Página/12. “Decidí respetar la forma del sueño, que es como se me reveló su imagen y frase, para aventurarme en el sentido de la frase y poder transmitirlo a los demás. El problema es que a medida que escribía, el mensaje se iba desplazando, y la frase se convirtió alegremente en una novela”, dice el escritor.

Perearnau, autor de la novela En adelante (Milena Caserola), está presentando una versión teatral de Sueño con Néstor todos los viernes a las 22.30 en CEPA (Centro de Producción Artística). “El primer libro que leí fue Los viajes de Marco Polo. Era una edición infantil con ilustraciones y texto que relataba su viaje maravilloso a Oriente. Desde entonces, quedó inaugurado un itinerario en mi imaginación que lleva hasta China a través de la literatura. China creo que representa un lugar y tiempo donde todo es posible. Un revés de todo lo que vemos. Sin ir más lejos, debajo de la mayoría de los productos que compramos dice que están hechos en China. Ese revés da mucha libertad a nuestra imaginación. Por algún motivo, creemos que en China todo debe ser diferente”, plantea el escritor y dramaturgo, que ha dirigido La Maciel, Hungría la representación y Menem actor, entre otros montajes teatrales. “En la novela las plantas de soja crecen de nueve a diez metros de altura; es una invitación al cambio y a la transformación, como una de las frases del discurso de asunción de Néstor: ‘Cambio es el nombre del futuro’. Parece del I Ching, el libro ancestral chino sobre las mutaciones. En el discurso de asunción, está la otra frase que es el epígrafe de la novela: ‘Vengo a proponerles un sueño’. Podría decir que a mí me llegó la propuesta, soñé”.

–¿Cómo funcionan las fotos de Kirchner en relación con el texto de la novela?

–Las sesenta y cuatro fotos de Néstor que aparecen detrás de cada capítulo de la novela, que son 64 como los hexagramas del I Ching, funciona como un yo trascendental kantiano. Para Kant es condición de posibilidad de nuestra experiencia que exista un yo que dé unidad a nuestras representaciones. Hay una representación, que es el yo trascendental, que tiene una función especial porque acompaña, unifica y sostiene la organización del resto: Unidos y organizados. Está, como Néstor en el sueño, detrás de todo para que el sujeto pueda tener una experiencia, como una cámara. A mí me dan ganas de sacar fotos cuando siento que está pasando algo más grande y que lo estamos viviendo sin poder entenderlo del todo. Entonces saco. Los álbumes de fotos son el modo más extendido, desde el siglo pasado, de narrar una historia personal o de la familia. Van armando una historia donde aparecen personas, grupos, e implica una curaduría y selección de momentos que decidimos tener presentes porque nos significan. La selección particular de cada foto y su curaduría, en el caso de la novela, responden a los juegos de sentido que va proponiendo el texto.

–Las preguntas que suele hacerse en el teatro, hasta dónde llega el escenario, cuál es el borde del teatro, las hace también con la ficción: ¿hasta dónde llega la ficción, dónde empieza o termina, cuál es su borde respecto de la realidad o de lo real?

–Yo creo en una literatura de aventuras que trabaja para hacer pasar representaciones de un lado a otro de la realidad y la ficción distribuyendo sentido. Son formas de intercambio; la realidad precisa de la ficción para realizarse, y la ficción produce realidad. Pienso la escritura como una zona de intercambio de identidades, épocas, espacios. Me interesa el desvío y rebote del sentido y la tradición. La novela cambia de soporte y se vuelve una obra de teatro, por ejemplo, interpretada por acróbatas. Va a estar los viernes en función. No me interesa escribir una literatura paranoica, de dobles, que aspira a una verdad que estaría en otra parte, la metafísica de la sospecha. Lo mío es más parecido a un aglomerado o conurbano de representaciones familiares, sociales e históricas y cosas que pasan por mi vida y me significan. Cuando escribo, hago uso de la imaginación pública, es decir trabajo con representaciones comunes, hice una obra con las declaraciones de Jorge Julio López en el Tribunal de La Plata, para que nadie se pierda de participar en los juegos artísticos que invento.

–Parece que en estas elecciones presidenciales lo que está ausente es la idea de sueño, que articula su novela y fue un eje fundamental del kirchnerismo. ¿Cómo está viviendo este momento de la campaña electoral?

–Es interesante tu lectura. Indicaría que la ausencia de la idea de sueño o de una propuesta de sueño por parte de los candidatos, estaría relacionada con la aparición del sueño en una pieza literaria. El sueño ahora está en la literatura. ¿Eso sería? El año pasado hice una obra que se llamó En campaña, donde trabajé las imágenes de campaña de los candidatos a las elecciones Paso. Y, entre otras cosas, observé que los spots de campaña de los años ochenta filmaban la escena política del acto público o elementos de la escena electoral. Con Menem, las imágenes de campaña empiezan a salirse del imaginario de la escena de la política, y aparecen personas nadando, cosechadoras, máquinas en producción. Las imágenes de campaña del kirchnerismo retornaron a la escena del acto público. Una de ellas es la de un niño en un acto en el norte que recitaba el poema: “no te rías de un colla”. A lo que voy, es que las imágenes de campaña son imágenes en guerra que buscan ser elegidas, y van desplazando su foco.

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