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Domingo, 3 de junio de 2007
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LA REEDICION DE “LITERATURA DE LA PELOTA”, DE ROBERTO SANTORO

El fútbol como un vehículo de ideas

En la presentación, los periodistas Lilian Garrido, Juan José Panno y Carlos Ferreira hicieron un emotivo retrato de Santoro, desaparecido hace treinta años, autor de un libro fundamental.

Por Silvina Friera
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“Para los que teníamos este libro fotocopiado, tenerlo ahora nuevito es un gusto”, dijo Panno.

¿Dónde están los amargos que dicen que no hay estudios serios sobre el fútbol, que falta una literatura valiosa sobre este deporte? La que lanzó la pregunta fue la periodista Lilian Garrido, autora del estudio preliminar de Literatura de la pelota, libro mítico imposible de hallar, una antología pionera de textos literarios relacionados con el fútbol publicada por el poeta, periodista y editor Roberto Santoro, que acaba de reeditar Ediciones Lea. Al menos en la tarde del viernes, durante la presentación del libro en el auditorio de la librería El Ateneo –a treinta años del secuestro y desaparición de Santoro–, los “amargos” faltaron a la cita. La popular estaba llena de hinchas, familiares, poetas y amigos como Héctor Negro, Alberto Szpunberg, Horacio Salas, Pedro Gaeta, Gerardo Berensztein y Jorge Boccanera, entre otros. En la cancha, además de Garrido, jugaron los periodistas Juan José Panno y Carlos Ferreira.

La autora del estudio preliminar de Literatura de la pelota aseguró que Roberto Santoro “ha sido y es uno de los mejores jugadores de nuestro seleccionado nacional”. Según la periodista, en este libro, editado en 1971 con un sello propio del periodista y poeta (Ediciones Papeles de Buenos Aires), está todo Santoro: el futbolero, el investigador, el poeta, el editor, el conocedor y amante y divulgador de la cultura popular ciudadana. En el prólogo de esta reedición, Alejandro Apo escribió que “el fútbol es mucho más que un juego; es un vehículo de ideas”. Retomando esta idea, Garrido explicó que “Santoro supo ver el fútbol como un juego que excede los límites de la cancha, como un fenómeno movilizador. Y para comunicarlo se movió como se mueven los mejores jugadores: van ellos mismos a buscar la pelota y arman el juego”.

Para poder armar este libro mítico, Santoro salió a recorrer librerías, bibliotecas, hemerotecas; revisó archivos, examinó su gigantesca biblioteca y reunió textos de todos los géneros y de autores muy diversos. Esta hazaña posibilitó que se juntara en un mismo equipo a Ezequiel Martínez Estrada con Last Reason, a Enrique Pichon Rivière con Héctor Gagliardi, a Juan José Sebreli con Julián Centeya, a Manuel Mujica Lainez con el propio Santoro, que incluyó dos de sus poemas. “Pero dio un paso más y los juntó a todos –precisó Garrido–, a las ‘plumas mayores’ y a las ‘plumas menores’, con los poetas de las tribunas: los hinchas que dieron testimonio de la creatividad popular.” Garrido planteó que el objetivo del libro es “demostrar que el fútbol está en el corazón de la ciudad, que nos comunica, que mezcla ‘lo culto’ con ‘lo popular’, que reúne al intelectual más hermético con el hincha más reo, que es una de las arterias de nuestra cultura”. Si la primera edición fue “un gol de media cancha” –como la definió Garrido–, esta reedición es “un nuevo cañonazo al arco que enciende el grito de las tribunas”.

Ferreira confesó que su relación con Santoro empezó cuando descubrió que era hincha de Racing. “Entré a sus textos porque me identifiqué con la misma camiseta.” El periodista –uno de los fundadores de la escuela de periodismo TEA y Deportea– aseguró que le sigue impresionando el poder de la palabra de Santoro. “Quizá lo arrasó como poeta la época que le tocó vivir, la urgencia de esos tiempos. En la estética de Literatura de la pelota está la idea de que la poesía está en la calle y hay que ponerla en la calle, pero la palabra de Roberto como poeta no puede quedar escondida detrás de este libro.” Ferreira definió a Santoro como “un poeta que decidió enfrentar a las hienas con las palabras”. Panno señaló que “para los que teníamos este libro fotocopiado, tenerlo ahora nuevito, flamante, es un gusto”. Según el periodista de Página/12, el libro y Santoro son “como un Adán del fútbol y la literatura”. Panno compartió una anécdota que le contó el periodista Roberto Fernández, y que ilustra muy bien el espíritude Santoro. “Llevó un ejemplar de Literatura de la pelota a la corresponsalía de La Gaceta de Tucumán, donde trabajaba Fernández. Y la cosa terminó con Santoro en el centro de la escena, junto con los periodistas de la redacción, saltando y cantando ‘toque Madero, toque Malbernat, para que bailen Racing y el Mariscal’, o ‘yo te daré, te daré niña hermosa, te daré una cosa, una cosa que empieza con be: ¡Boyé!’”. Panno se transformó en una suerte de maestro de ceremonias de la presentación del libro. “A él le hubiera gustado que hablaran Gaeta, Salas, Paula; quiero que lo celebremos”, pidió. Y de la tribuna a la cancha fueron subiendo Paula, hija de Santoro, que leyó una carta que su padre le mandó al titiritero Javier Villafañe el 26 de diciembre de 1972, y varios poemas.

Cuando Pedro Gaeta, pintor y creador de la ilustración de la portada de Literatura de la pelota –en la que un jugador de Racing y de Independiente saltan para cabecear la pelota–, se acercó para hablar, Panno le comentó respecto del dibujo: “el de Racing está más arriba que el de Independiente”. Gaeta, hincha del Rojo, aseguró que no fue intencional, y Panno arremetió contra los hinchas de la Academia: “Por lo menos en una tapa están arriba de Independiente”. El poeta Horacio Salas, muy emocionado, dijo que Roberto fue “un poeta bisagra en la literatura argentina del siglo XX que renovó la poesía, un intelectual que miraba lo que hacía la gente”. Salas recordó que Santoro fue una de las últimas personas que vio antes de irse al exilio, en mayo del ’76. “Yo no me voy, que se vayan ellos”, le dijo Roberto a su compañero de la revista literaria El barrilete. “A pesar de que lo acusaban de populista (decían que era un “mal digerido Girondo con Gagliardi”), nunca tuve dudas de que tarde o temprano el nombre de Santoro iba a estar en la literatura argentina”, concluyó Salas.

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