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Viernes, 8 de mayo de 2009
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Pa-ra-da, de Marco Pontecorvo, con Jalil Lespert

El circo de la vida y de la muerte

La ópera prima del hijo de Gillo Pontecorvo recrea la formación de una troupe circense, que el artista callejero francés Miloud Oukili logró conformar en las calles y las cloacas de Bucarest, a poco de la caída del régimen de Ceausescu.

Por Horacio Bernades
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Pa-ra-da ganó el Premio del Público en la edición 2007 del Festival de Mar del Plata.

Primera película de Marco Pontecorvo (que hasta ahora se había desempeñado como director de fotografía y es hijo de Gillo Pontecorvo, realizador de la mítica La batalla de Argelia), Pa-ra-da recrea la formación de una troupe circense, que el artista callejero francés Miloud Oukili logró conformar en Bucarest, a poco de la caída del régimen de Ceausescu. Lo inusual del caso son los integrantes de la troupe, chicos de la calle a los que allí se conoce con el nombre de boskettari. Más que de la calle, de las cloacas, que es donde viven. Si se habla en presente es porque –como un oportunísimo epílogo se ocupa de señalar, cortándole el paso a todo facilismo romantizador– esos boskettari siguen viviendo al día de hoy en las mismas cloacas, aspirando el mismo esmalte sintético que llevan en bolsitas de nylon, delinquiendo y prostituyéndose como lo hacían a la caída del régimen. Los únicos que zafaron son, se supone, los integrantes de la troupe de Oukili, que sigue en actividad al día de hoy.

Se entiende que Pa-ra-da haya ganado el Premio del Público, cuando se presentó en la edición 2007 del Festival de Mar del Plata. Más allá de que el epílogo le ponga freno a cualquier optimismo, como toda historia sórdida que halla una salida, Pa-ra-da es de las que suelen gustarle al público. Pero sería injusto acusarla de exceso de ingenuidad o de venderle a la gente lo que la gente quiere ver. Las imágenes documentales del final, filmadas recientemente, confirman que los disfraces, maquillaje y narices de payaso no debe hacer pensar en Pa-ra-da como La vita rumana è bella o Patch Adams baja a la cloaca. Más allá de algún que otro resbalón, que los tiene, no hay que lamentar aquí la clase de sensiblerías, optimismos oligo y estupidización voluntarista que películas como las mencionadas le regalan a la audiencia.

La película –que en Buenos Aires se estrena en formato de DVD ampliado– se inicia y termina en París, donde el grupo Pa-ra-da llega a presentarse, indudable concesión al canon de las historias “de triunfo humano”. “Respeto” es el mantra que Oukili (Jalil Lespert, protagonista de Recursos humanos) inculca a los chicos y que les sirve de trampolín para zafar de la cloaca. Dicho esto tanto en sentido literal como figurado. “La chupo bien”, le dice de entrada una nena al recién llegado, en la estación central de Bucarest, casi al mismo tiempo que unos tipos con pinta de policías secuestran a un boskettari. Así como sale a flote del síndrome del payasito salvador, Pa-ra-da evita caer en el abismo al que, en vista de la última entrega del Oscar, cabría darle el nombre de “efecto Slumdog”. Pontecorvo no desvía la vista ante la sordidez, pero tampoco la pornografiza. Tampoco incurre en una versión realista-sucia de Al maestro con cariño –adulto impoluto recupera grupo de asociales–, en la medida en que devuelve a estos presuntos “asociales” a su condición de producto social.

¿Es Pa-ra-da, quizás, una de esas películas que les permiten a los europeos ricos sentirse más buenos de lo que son, sensibilizándose con la miseria ajena? Las tortugas también vuelan en Bucarest, pongámosle. Tampoco: un cartel final informa que, después de esto, Oukili formó troupes semejantes en Francia e Italia. Troupes que no son sólo eso, sino también centros de día y ámbitos de recuperación social. ¿Un santo o un héroe, el Oukili éste? Por ese lado sí, se le puede achacar una molesta idealización a la película de Pontecorvo. Una pizca de oportunismo dramático también, con el trillado recursito del personaje que al final, cuando ya parecía que no, vence sus propios miedos y logra subirse hasta lo alto de la pirámide humana (esto último dicho no como metáfora kitsch sino en sentido literal y circense). Nadie dice que Pa-ra-da sea la gran película. Sí que es bastante más digna y lúcida de lo que pudo haber sido y que mantiene a distancia cretinadas como las de Benigni, Boyle, Ghobadi y compañía. Lo cual no es poco.

6-PA-RA-DA

(Italia/Francia/Rumania, 2008)

Dirección: Marco Pontecorvo.

Guión: M. Pontecorvo y Roberto Tiraboschi.

Intérpretes: Jalil Lespert, Evita Ciri, Gabriel Rauta, Patrice Juif, Robert Valenau y Cristina Nita.

Estreno en proyección DVD, en los cines Arteplex Centro, Belgrano y Caballito.

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