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Viernes, 29 de mayo de 2009
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UNA PELEA CON EL PAIS

Almodóvar enojado

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El cineasta español Pedro Almodóvar se siente víctima de una “operación de acoso y derribo” en su país. Harto de las demoledoras críticas que su nueva película, Los abrazos rotos, recibió en el diario madrileño El País, el director decidió salir a la ofensiva y arremeter desde su blog contra el periódico, al que acusa de “despotricar” sobre su persona. El blanco de la ira de Almodóvar, que tiene en su haber dos Oscar de la Academia de Hollywood, amén de otros muchos premios nacionales e internacionales, son el crítico de cine Carlos Boyero y el jefe de cultura del diario, Borja Hermoso.

Desde el Festival de Cine de Cannes, donde la película de Almodóvar compitió en la sección oficial sin lograr premio, Boyero escribió: “La primera vez que la padecí me resultó pretenciosa, aburrida y hueca, pero la segunda me resultó exclusivamente grotesca esa indagación en la pasión, la creatividad cinematográfica y no sé cuántas movidas más”. En la versión digital del diario, Boyero adelantó que ya había visto el film en su estreno en España y que, por lo tanto, no acudiría a la sesión para la prensa en Cannes, donde fue aplaudida por la crítica internacional. “No soy masoquista, no quiero ver otra vez Los abrazos rotos”, escribió.

Bajo el título Crónica negra del Festival de Cannes, Almodóvar responde en su blog (www.pedro almodovar.es) a estas manifestaciones. “A mí me importa un comino si Boyero es o no masoquista, si tiene un testículo o cuatro, o la marca de crema hidratante que utiliza. Ya que le pagan para que informe de las películas que compiten en el festival (aunque haya visto alguna antes, no puede conocer la reacción de la prensa si no asiste a la proyección), el hecho de no ser masoquista no debería eximirle de esta obligación”, critica. En opinión de Almodóvar, Boyero no escribió una crítica de su película, protagonizada por Penélope Cruz y Lluís Homar, ya que dedicó 75 por ciento del espacio para “despotricar” sobre su persona y el 25 por ciento restante para “despachar” el film, “diciendo cosas como que la interpretación de los actores es ‘inane y lamentable’”.

“Cuando alguien expresa una declaración de tamaña hostilidad hacia mí, lo último que su periódico debe hacer es encargarle la crítica o lo que sea de mi última película, si pretende respetar el principio de imparcialidad”, denuncia el director de Todo sobre mi madre. La enemistad de Almodóvar y Boyero, que antes escribía para el diario El Mundo y al que acusa de una “distorsión fanática de la realidad” sobre su persona, viene de lejos. Pero en su blog, el cineasta se queja también del estilo “macarra” (pendenciero) del jefe de cultura del diario, Borja Hermoso, al que define como el “colegaescudero” del primero. A ambos los acusa de orquestar una “operación de acoso y derribo parásito” en su contra.

En Francia adoran a Almodóvar. Y durante el Festival de Cannes, el cineasta lo recordó al señalar: “Francia es el país que mejor me trata, tanto en la taquilla como en lo que se escribe”. Así lo citó precisamente Hermoso en un artículo, en el que señalaba que el festival se había rendido “al hechizo del director”. Pero Almodóvar considera que El País distorsionó sus palabras y causó con ello la sensación de que se estaba refiriendo con acritud hacia España y la forma en que se lo trata en su patria. “No pretendo que nadie me apoye, ni me conteste. El mío es un gesto aislado, personal y privado (...). Con esto no inicio un diálogo, mucho menos pretendo crear polémica. He permanecido mucho tiempo callado y estoy harto. Vivimos en un país libre. Los críticos y los periodistas no son intocables. Ningún ciudadano debe serlo”, señala Almodóvar.

El País no se quedó callado. En un comunicado de su comité de redacción rechazó “los ataques descarnados” de Almodóvar, a quien acusa de fraguar una “campaña obsesiva”. Asimismo, le recuerda al cineasta que “la crítica es libre” y que “con el mismo derecho que él tiene para filmar lo que le da la gana, la opinión que tengan los críticos y el público sobre él es igual de soberana”. En su respuesta, el diario se muestra no menos contundente que el cineasta: “Es mejor que se aplique el cuento de su propia frase. El tampoco es sagrado”.

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