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Jueves, 24 de septiembre de 2009
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Te amaré por siempre, con Eric Bana y Rachel McAdams

Hay que pedirle al tiempo que vuelva

¿Qué mujer podría tolerar que su marido aparezca y desaparezca en sucesivas brechas temporales? Cine romántico a la vieja usanza, pero aun así capaz de emocionar, el film de Robert Schwentke es la historia de un amor que sobrevive a vientos, mareas y relojes.

Por Diego Brodersen
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Eric Bana y Rachel McAdams, en una feliz coincidencia temporal.

Se dice que la billetera mata al galán, pero en el cine la pasión amorosa suele ganarles –o al menos empardarle– a las más inveteradas canas. Siguiendo esa línea de pensamiento, quizá no haya mayor prueba de la existencia de esa clase de afecto que la encarnada por una pareja que no habita en la misma época. O que lo hace sólo por un rato.

Este es el eje conceptual de Te amaré por siempre, perezoso título local que al menos les hace los honores a tantas promesas de eternidades (el original y más explícito The Time Traveler’s Wife es también el nombre de la novela de Audrey Niffenegger en la cual se basa). Porque precisamente de eso se trata: de un viajero en el tiempo, de su esposa y de cómo una aparentemente imposible historia de amor sobrevive contra vientos, mareas y relojes. Ya desde su más tierna infancia, Henry (Eric Bana) descubre que no es una persona común y silvestre, tocado por una condición –genética o de la clase que fuere– que lo hace dejar de existir en los momentos más inesperados y reaparecer en algún otro instante de la historia, sea en el pasado o el futuro, aunque siempre dentro de un rango que no excede el de la vida promedio del ser humano.

En la primera secuencia del film, el muchacho descubre que esa particular habilidad puede ser tanto una bendición como la peor de las maldiciones: le permite escapar de las garras del destino, desapareciendo justo antes de un accidente automovilístico, pero no puede hacer nada para evitar la muerte de su madre.

¿Puede un hombre que no controla sus súbitas inexistencias mantener una relación de pareja, casarse, tener hijos? ¿Qué mujer sería capaz de soportarlo? El nombre de la (des)afortunada es Clare (Rachel McAdams), a quien un Henry adulto visita esporádicamente desde que ella era una niña. Extraña relación de amistad que tendrá continuidad con el correr de los años, en las buenas y en las malas, transformándose luego en una historia de amor bigger than time.

Prejuicio: semejante punto de partida, a priori más propicio para la literatura de ciencia ficción pura y dura, no auguraba buenos resultados en pantalla. De hecho, Te amaré por siempre sufre del tradicional síndrome de las paradojas temporales, que la película no pierde tiempo en plantear y mucho menos discutir (un Isaac Asimov dedicaría no menos de diez páginas a estas elucubraciones). El más importante de estos contrasentidos es, por cierto, aquel que le impide a Henry alterar los acontecimientos, una irracionalidad dentro de la lógica del relato. Al menos, cada reaparición luego de sus viajes lo encuentra tal cual vino al mundo: es sabido que las vestimentas no viajan en el tiempo.

Si se dejan de lado estas cuestiones patafísicas, el segundo largometraje en los Estados Unidos del alemán Robert Schwentke (su debut en Hollywood había sido el thriller Plan de vuelo) se las arregla para hacer de la imposibilidad algo plausible e incluso emocionante. Es cierto que no hay demasiado para destacar respecto de las decisiones estilísticas del realizador. Pero a pesar de esa falta de bríos formales, de un film con una estética básicamente funcional, y de un dúo protagónico que apenas cumple pero nunca dignifica, la historia termina imponiéndose por su propio peso, sin caer nunca en la cursilería.

Tal vez los cuentos de amores contrariados por brechas temporales tengan un “no sé qué” que los hace invariablemente atractivos. Los mejores momentos de Te amaré por siempre están recubiertos de un tono fatalista, un romanticismo tristón que recuerdan a aquel clásico olvidado de los años ’80 basado en un relato de Richard Matheson, Pide al tiempo que vuelva, en el cual un Christopher Reeve recién salido del traje de Superman se enamoraba de una mujer del pasado. Y es que no hay amor más fuerte que aquel marcado por la idealización que otorga el tiempo. Ya sea pasado, presente o futuro.

7-TE AMARE POR SIEMPRE

(The Time Traveler’s Wife, Estados Unidos, 2009)

Dirección: Robert Schwentke.

Guión: Bruce Joel Rubin.

Fotografía: Florian Ballhaus.

Montaje: Thom Noble.

Diseño de producción: Jon Hutman.

Música: Mychael Danna.

Intérpretes: Eric Bana, Rachel McAdams, Michelle Nolden, Arliss Howard, Brooklynn Proulx, Ron Livingstone, Stephen Tobolowsky.

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