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Jueves, 1 de octubre de 2009
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Diabólica tentación, de Karyn Kusama, con Megan Fox

El problema de la “vagina dentata”

Por Horacio Bernades

Podría pensarse en Diabólica tentación como una nueva Carrie y, sin embargo, es difícil encontrar dos películas más disímiles. En ambas, los conflictos de la adolescencia –el sexo, el high-school, la tensión entre amistad y rivalidad femeninas– se ven magnificados hasta lo monstruoso, expresándose en orgásmicas eclosiones de sangre y muerte. Pero –diferencias de época, tal vez– la de Stephen King y Brian DePalma era una chica conflictuada y virgen, mientras que la promiscua y pansexual protagonista de Diabólica tentación es, en el más literal de los sentidos, una comehombres. En verdad, la diferencia de fondo entre ambas es que Carrie era la película de un artista (o de dos), en tanto Diabólica tentación no es otra cosa que un vehículo de ratoneo, de la mano de esa hiperchica de poster llamada Megan Fox. Que cada día parece menos humana y más transformer.

“No soy virgen ni por atrás”, se enorgullece la morocha Jennifer (Fox) ante su mejor ¿amiga?, la rubia Needy (Amanda Seyfried), tras haberles hecho creer a los miembros de un grupo de rock que sí lo era. Lo caro que va a pagarlo: miembros de un culto satánico, los tipos no quieren su cuerpo para lo que ella (y los espectadores) suponen. Pero ya llegará para Jennifer la hora de vengarse de los hombres, mientras se da el gusto. Como la Irina de La marca de la pantera –de la cual ésta podría ser el grado cero– la chica no puede distinguir la letra de diferencia entre coger y comer. A todo esto, Needy –la más Carrie de las dos– pasará de admirar, envidiar y desear a su amiga (escena lesbochic incluida, para no dejar ningún ratón sin hambre) a devenir primero su peor enemiga, más tarde su encarnación. O algo así: Diabólica tentación (título de stock local para Jennifer’s Body) es una de esas películas en las que puede pasar cualquier cosa. Convertirse en vampiro no se sabe cómo, flotar en el aire, levitar o transferirse a otra.

Dirigida sin el menor rastro de estilo por esa especialista en vengadoras de género que es la sobrevaloradísima Karyn Kusama (ganadora en Sundance por Golpe de mujer, a cargo después del bodrio Aeon Flux), se supone que Diabólica tentación “no es una película de terror más”. Todo, porque el guión lo escribió Diablo Cody, consagrada en La joven vida de Juno, y la produjo el director de aquélla, Jason Reitman. Como lo hace actualmente en la serie Estados Unidos de Tara, Cody se limita a (sobre)escribir diálogos llenos de referencias pop y presuntas agudezas. Sin que le tiemble la mano, los combina con otros que parecen del peor directo-a-video. El mismo principio guía a Kusama. Con un ojo en la taquilla y el otro en el Comité de Calificación, la realizadora amaga mostrar las más desaforadas carnicerías y no lo hace. Del mismo modo, calcula dónde cortar el cuadro, justo para que a Fox no se le vea lo que se simula vender. Una mediocre operación de cinismo lucrativo: eso es Diabólica tentación.

4-DIABOLICA TENTACION

(Jennifer’s Body, EE.UU., 2009)

Dirección: Karyn Kusama.

Guión: Diablo Cody.

Intérpretes: Megan Fox, Amanda Seyfried, Johnny Simmons, Adam Brody y J. K. Simmons.

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