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Jueves, 26 de noviembre de 2009
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En la Semana del Cine Documental Italiano se verá la reveladora El secreto de Mussolini

Luz sobre otro lado oscuro del Duce

La investigación de los documentalistas Gianfranco Norelli y Fabrizio Laurenti permitió demostrar que el dictador mandó a un psiquiátrico a una amante y al hijo que había tenido con ella, a quienes ocultó para no dañar su imagen pública.

Por Oscar Ranzani
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La película codirigida por Laurenti será parte de la muestra que arranca hoy en el Arteplex.

Si bien en sus discursos exaltaba “el valor de la familia”, el dictador italiano Benito Mussolini tenía escondida en el baúl de los recuerdos la historia de una de sus amantes, que vio la luz varias décadas después y que desató el escándalo. Es que en 1915, el Duce tuvo un hijo secreto con una joven mujer llamada Ida Dalser, pero después la abandonó para casarse con otra amante anterior: Rachele Guidi. Frente al peligro que significaba para los inicios de su carrera política esconder un hijo prematrimonial, Mussolini sacó a relucir su verdadera personalidad y ordenó recluir en un manicomio a Ida y a su hijo, Benito Albino Mussolini. Dalser estuvo encerrada durante once años hasta que murió, mientras que el joven fue internado durante siete más en otro psiquiátrico, donde murió a los 27 años. Una investigación de los documentalistas Gianfranco Norelli y Fabrizio Laurenti puso luz en un aspecto más de este siniestro personaje de la historia. El resultado es El secreto de Mussolini, que se exhibirá el domingo a las 20.15 como parte de la programación del ciclo Semana del Cine Documental Italiano. La muestra, que comienza hoy en el cine Arteplex Centro, Corrientes 1145 (ver recuadro), está organizada por la asociación italiana Doc/It, con el apoyo del Incaa. “Fue una investigación muy profunda que llevó tres años de trabajo porque era algo muy delicado decir en Italia que Mussolini tenía un hijo que se había muerto en un manicomio. Necesitaba ser afirmado por pruebas exactas. Entonces, cada palabra tenía que ser comprobada con documentación”, le señala a Página/12 Laurenti, quien reconstruye los hechos en el documental con tal precisión que se asemeja a un ensayo científico.

–Si un hombre es perverso en su vida privada, no puede ser de otra manera en su vida pública. ¿Esto fue lo que sucedió con Mussolini?

–Por un lado, sí. Por otro, había dos Mussolini: un personaje público que exaltaba la familia y otro privado que hacía morir a su hijo y a la madre de su hijo en un manicomio. En Italia se conoce mucho la parte pública de Mussolini, mientras que el aspecto privado no.

–Uno de los objetivos de su documental es demostrar que Ida Dalser fue internada en un manicomio para ser silenciada. ¿Qué podía llegar a contar ella de Mussolini?

–Que el Mussolini privado era muy diferente del personaje público. Mussolini tenía dos familias. Una con Raquel y su hija Edda y la otra compuesta por Ida Dalser y su hijo Benito Albino. El verdadero Mussolini no se correspondía con la imagen que él quería dar de sí mismo. Era un hombre con una imagen de la tradición. Y por otro lado, tenía una vida mucho más loca, y más fuera de las reglas como hombre privado.

–¿Por qué Mussolini rompió la relación sentimental con Dalser?

–Hubo varios motivos. Uno era que Dalser era una mujer demasiado fuerte, con una gran personalidad. Además era independiente, tenía su dinero. Mussolini prefería tener una mujer tradicional, más débil que él, manejable, y no una mujer que tuviera su propia cultura y perteneciera a una clase social más alta. Otra razón era que él tuvo que decidir entre Raquel e Ida porque Raquel amenazó –y hasta parece que intentó– suicidarse. En ese punto, Mussolini, que era un mujeriego (pero tradicional en su imagen pública), decidió que iba a quedarse con Raquel porque era la relación preferible para su condición pública y privada.

–¿Por qué hubo una disputa legal entre Raquel e Ida para que se determinase quién era su verdadera esposa?

–Porque él no se había casado con Raquel, ya que al comienzo de su carrera era socialista y estaba en contra del matrimonio. De la relación con Ida nunca se encontraron los documentos que comprobasen este matrimonio. Pero había unos documentos que indicaban que a Ida le correspondía un dinero por ser mujer de un militar. Hay dos teorías: una es que se casaron y que la documentación fue borrada, y otra que señala que era una relación que nunca se convirtió en un matrimonio verdadero.

–¿Por qué Mussolini no quiso criar a su hijo y lo descuidó, a pesar de que tuvo una disputa legal con Ida Dalser por la tenencia?

–El reconoció a su hijo. Benito Albino tenía el apellido Mussolini. Pero no quiso criarlo porque se lo quería quitar a su madre. Dado que era el hijo de Ida Dalser, el hermano del Duce, Arnaldo Mussolini, trató de quitarle el niño a la madre y criarlo independientemente de ella. Pero era un compromiso que no tenía futuro, porque Benito Mussolini tenía otra familia oficial: la de Raquel. En cierto punto de su vida, Mussolini se acercó a la Iglesia Católica por una cuestión de poder. Y frente a la Iglesia tenía que demostrar que tenía una familia estable, normal y aceptable para la moral cristiana. Entonces, este “pecado de juventud” tenía que desaparecer de alguna forma y tenía que salvar su “moral pública”.

–¿Por qué se le cambió el apellido a Benito, el hijo de Mussolini, por el de Bernardi, su tutor? ¿Fue para evitar que se quedara con la herencia o había también una razón política?

–Porque el problema era el acta que Mussolini había firmado reconociendo su hijo. Entonces, el joven era Mussolini. Al quitar el apellido se borraba el hecho de que él era su hijo. No había más pruebas legales para eso.

–¿Por qué llegó el joven a ser internado en un manicomio?

–El manicomio era la mejor manera de hacerlo desaparecer. Una vez que se entraba en el psiquiátrico, si uno decía que estaba loco se quedaba y si decía lo contrario, igual lo dejaban. Entonces era lo ideal, mejor que la cárcel. En la cárcel se puede encontrar a alguien que después sale y va a contar la historia, mientras que en el manocomio, quien entra, no sale. Si uno está en el manicomio y dice: “Soy el hijo de Mussolini” o “Soy Napoleón”, es lo mismo. Era una forma de borrar científicamente la existencia de una persona.

–El documental parece estar centrado más en la vida de esta mujer potente antes que en el hombre cruel que fue Mussolini. Esa mirada, ¿fue una especie de reivindicación de Ida Dalser?

–Exacto. Antes de este documental, poquísimas personas tenían una idea de la existencia de esta historia con Ida Dalser. Históricamente, él había ganado en su tentativa de borrar esa historia completamente. Después de este documental, que ha sido muy difundido, es como si la sombra o el fantasma de Ida Dalser hubiera regresado y volviera a escribir la historia.

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