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Sábado, 28 de noviembre de 2009
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Tiziana Loschi, directora del Festival de Animación de Annecy

“Aquí hay una larga tradición”

La encargada del festival más importante del género explica por qué la Argentina será la invitada de honor de la edición 2010. “A diferencia de otros encuentros, en Annecy damos mucha importancia a reunir a los creadores”, señala.

Por Andrés Valenzuela
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“Hoy, hacer un film animado en coproducción es el único modo de conseguir un retorno de la inversión.”

Habla un cuidadoso inglés y suelta cordialmente aquí y allá algunas palabras en español. Tiziana Loschi cuenta que además de su francés natal, sabe hablar el italiano y que está aprendiendo español. “Quizá la próxima entrevista pueda responderla en castellano”, sonríe. Loschi dirige el Festival Internacional de Animación de Annecy. Llegó al país invitada por Expotoons, su par local, para anunciar que el año próximo Argentina será el invitado de honor en el encuentro francés. El convite no es menor, pues el evento europeo es el más importante del mundo en su género. Según Variety –la revista estadounidense especializada en la industria cinematográfica–, es además el segundo en importancia en las Galias, sólo por detrás del mítico Cannes. Por ello el papel de Loschi dentro de la industria de animación mundial es central. Su lento camino hacia la entrevista lo demuestra: en cuestión de metros la abordan varios grupos de estudiantes y productores locales deseosos de presentarse.

Además de hacer foco en la producción nacional, para 2010 Annecy prepara los festejos por su medio siglo de existencia y ya invitó a participar a estrellas del medio como Tim Burton y George Lucas. “Cada año se presentan 2000 películas y proyectos de todo el mundo para participar del festival francés, pero sólo unos 280 alcanzan la selección oficial”, destaca Loschi. En total, 500 films se proyectan durante los cinco días que dura el evento “en un pueblo medieval de ensueño”.

“La mayoría de los asistentes al festival son de Europa y EE. UU.”, señala Loschi, “también de Japón, que tiene una larga tradición en la industria de animación y presencia constante en el festival. La novedad de los últimos años, sin embargo, viene de los países emergentes y de otras naciones asiáticas. Crecieron mucho los representantes de China, India y Corea, lo mismo que de productores de América latina”. Cada año llegan a la ciudad francesa representantes de 60 países.

“A diferencia de otros festivales, en Annecy damos mucha importancia a reunir a los creadores”, explica la directora. “Nos interesa reunir a los directores con los productores, distribuidores y quienes pueden proyectar o emitir los productos, así que es un lugar para generar nuevos proyectos”. Paralelamente al festival, en Annecy funciona el MIFA (la sigla en francés para Mercado Internacional de Cine de Animación), un espacio de intercambio industrial que reúne cada año a 2000 empresarios y creativos del mundo.

Annecy también funciona como vidriera para jóvenes estudiantes. “En Francia tenemos tres grandes escuelas de animación”, declara orgullosa, “y viene gente de todo el mundo en busca de jóvenes talentos”. Por eso, los estudiantes de cine tienen acceso especial al festival e incluso se les permite acceder a encuentros de negocios. En una entrevista exclusiva con Página/12, Loschi analiza el mercado francés de animación y la proyección de su par argentino.

–¿Cuál es el panorama de la industria de animación francesa?

–Allí la industria es muy fuerte, porque tenemos la CNC (Centro Nacional de Cine), que depende del Ministerio de Cultura francés. Es un instituto muy similar al Incaa argentino, que subsidia un montón de producciones allí, desde cortos a productos televisivos. La gente que quiere hacer películas o series animadas y puede demostrar que alguien tiene interés en comprar el producto, puede conseguir dinero para hacer el piloto y luego, si el proyecto es aprobado, también financiar el film. Por otro lado, allí también tenemos un grupo mediático muy grande, France Television, que tiene un canal que es el mayor comprador de animación francesa.

–¿Estos subsidios son sólo para producciones francesas?

–No, también está disponible para coproducciones. Por ejemplo, tenemos acuerdos con Canadá. También hay mucho trabajo con otros países europeos, como España, Italia o Alemania. Sin embargo, deben ser auténticas coproducciones, no sólo hacer la posproducción allí, o alguna parte del proceso en tal lado porque es más barato.

–¿Cuál es el papel de estas coproducciones, entonces?

–Hoy día hacer un film animado en coproducción es el único modo de conseguir un retorno de cuanto invertiste. El dinero que hace falta es demasiado, y no suele alcanzar con el mercado de un sólo país para recuperar la inversión. Entonces, si los productores de países distintos se unen, y pueden sellar tratos con distribuidoras o canales de cada país, eso amplía las posibilidades y justifica la inversión en el proyecto. Además, una ventaja de planear coproducciones como tales desde el comienzo de un proyecto es que, sin cambiar tu idea inicial, se puede adaptar el producto a distintos mercados y distintas audiencias.

–¿Cuál es el peso del mercado internacional para la animación francesa?

–El mercado internacional es muy importante para nosotros. Del total de productos audiovisuales que exporta Francia, el 60 por ciento son animados. No sólo cortos, sino también a films comerciales, publicidades, series de televisión, una gran variedad de productos.

–Usted viene frecuentemente a Argentina, ¿cómo ve la industria local?

–Veo que está creciendo, pero que aún no está muy estructurada, como sí sucede en Francia. Tiene como ventaja una larga y buena tradición plástica y de dibujo, que ayuda un montón en nuestro campo. Sí noto que la animación argentina está creciendo rápidamente. Vengo cada año y la encuentro más grande, aunque aún no consiguió generar esa estructura.

–¿Y qué haría falta para eso, además de apoyo de institutos oficiales, como sucede en Francia?

–Sólo la experiencia. Los productores argentinos deben seguir yendo a festivales internacionales, contactarse con colegas de otros países, otros directores y animadores que les permitan acceder a nuevos modos de hacer las cosas, saber cómo funcionan otros mercados, qué es necesario para acceder a ellos y hacer contactos nuevos.

Para eso, los productores argentinos tendrán una prueba de fuego el año próximo. El medio siglo del festival de animación más importante los pondrá en el centro de las miradas, y ya son varios los animadores argentinos preparando sus CPU para renderizar sus oportunidades.

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