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Jueves, 3 de diciembre de 2009
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Mar negro, ópera prima del director florentino Federico Bondi

Una amistad sin fronteras

La patrona es italiana y su empleada doméstica, rumana. ¿Pueden hacerse amigas estas dos mujeres? Deberán, un poco porque el guión lo impone y otro poco porque una de ellas es bastante más imprevisible de lo que a primera vista parece.

Por Horacio Bernades
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Doroteea Petre e Ilaria Occhini, dos estilos tan diferentes como sus orígenes.

Metáfora transparente del reconocimiento del otro, no es difícil entender que en tiempos de migraciones masivas, segmentación social y corrección política, a lo largo del último par de décadas el cine haya recurrido, con creciente insistencia, al motivo de la amistad entre opuestos. Ese leitmotiv puede aparecer tanto en un western (Danza con lobos) como en una comedia (Mejor imposible), pero tiende a ser, sobre todo, material de dramas de los considerados “serios”, desde Gran Torino hasta Las flores del cerezo, pasando por Estación central, Visita inesperada o Contra la pared. Reaparece ahora en Mar Negro, ópera prima del florentino Federico Bondi, en la que una vecchia signora algo venida a menos y su doméstica, emigrada rumana, terminarán haciendo un largo viaje juntas. El viaje: he aquí otra figura sumamente frecuentada por el cine contemporáneo, a la hora de darles a los opuestos una meta compartida.

Con serios problemas de salud y movilidad, la septuagenaria Gemma, recién enviudada (Ilaria Occhini), necesita de una chica en casa, que la ayude a resolver lo que ella ya no puede. Claro que necesitarla es una cosa y aceptar que la necesita, otra. Tal vez por eso, desde el momento mismo en que conoce a Angela (la actriz rumana Doroteea Petre, a quien pudo verse en el film de ese origen Cómo celebré el fin del mundo), la señora arrugue la cara, proteste cuando la otra va al baño, se queje de su pronunciación y se empeñe en llamarla con el nombre de la doméstica anterior. Viendo los caprichos de Gemma, sus arrebatos de irritabilidad y su maltrato a toda orquesta, no es difícil comprender que la antecesora de Angela se haya mandado a mudar. Recién llegada a Italia, junto al Danubio Angela dejó un marido, trabajador en una fábrica de porcelana. Además de eso, el evatest acaba de darle positivo. Resignación y valor para Angela, entonces: no hay nada que necesite tanto como algunos euros. Aun así, cuando no soporte más a la tirana, estallará.

¿Pueden hacerse amigas estas dos mujeres? Deberán, un poco porque el guión lo impone y otro poco porque Gemma es bastante más imprevisible de lo que a primera vista parece. No porque se vaya sensibilizando de a poco, como suele ser regla en esta clase de películas, sino por su bipolaridad, que la lleva a amenazar con el bastón a la pobre empleada por cualquier estupidez y un rato más tarde ponerse a charlar con ella como si fueran viejas amigas. No es tan raro, entonces (aunque sí un poco improbable), que cuando se entera de que Angela debe volver a su país porque el marido está desaparecido, primero le recrimine, con todo el egoísmo del mundo, y poco más tarde esté haciendo las valijas para acompañarla. ¿Tal vez sea que, como el personaje de Clint Eastwood en Gran Torino o el protagonista de Las flores del cerezo, la señora descubre que quiere más a la extraña que a sus propios e ingratísimos hijos? Por suerte, Mar Negro evita ese otro lugar común: el hijo de Gemma se porta con su madre mejor incluso de lo que lo haría el espectador.

Producida por la nativa de Milán Marina Spada (realizadora de Como la sombra, premiada en Mar del Plata y estrenada aquí el año pasado), el problema principal de Mar Negro es que, en su corrección sin sobresaltos ni accidentes, su única pretensión parecería ser la de cumplir con aquello que se espera de ella, confundiendo narración con la lisa exposición de un asunto. A quien esto le baste sabrá apreciar el contraste de estilos entre Doroteea Petre –sobria, mínima, delicada– y su oponente Ilaria Occhini, de expresividad visible y operística, debida seguramente a su formación teatral.

6-MAR NEGRO

Mar nero, Italia, 2008

Dirección: Federico Bondi.

Guión: F. Bondi y Ugo Chiti.

Fotografía: Gigi Martinucci.

Intérpretes: Ilaria Occhini, Doroteea Petre, Corzo Salani, Vlad Ivanov y Maia Morgerstern.

Estreno en proyección DVD, exclusivamente en los cines Arteplex (Centro, Caballito, Belgrano y Villa del Parque).

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