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Sábado, 12 de diciembre de 2009
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Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano

Dos estrenos con marca argentina

Francia, el nuevo film de Adrián Caetano, compite en la Sección Oficial de Largometrajes de Ficción. Hoy se exhibirá también Fragmentos rebelados, un documental de David Blaustein que pone el foco en la figura del cineasta desaparecido Enrique Juárez.

Por Oscar Ranzani
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Francia tiene como protagonista a Natalia Oreiro.

Desde La Habana

El Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano está llegando a su fin, pero todavía queda mucho por mostrar: hoy se presentará nuevamente Francia, el más reciente film de Israel Adrián Caetano, quien se encuentra en Cuba presentando su película con Natalia Oreiro, protagonista junto a Lautaro Delgado y la hija del realizador, Milagros Caetano. La nueva producción del director de Bolivia, aún no estrenada en Argentina, compite en la Sección Oficial de Largometrajes de Ficción y probará suerte, después de su paso por los festivales de Venecia y San Sebastián. Por otro lado, el documental Fragmentos rebelados, de David Blaustein, también se exhibirá hoy y participa de la Competencia Oficial de Documentales. El nuevo documental del realizador de Botín de guerra y Cazadores de utopías tampoco se estrenó en nuestro país.

Francia plantea la historia de Cristina (Oreiro) y Carlos (Lautaro Delgado), quienes se casaron pero se separaron al año de que naciera Mariana (Milagros Caetano), que en la actualidad tiene doce años. Madre e hija viven en la misma casa. La trama presenta a Carlos como un hombre que tiene problemas con su actual pareja, Sandra (Mónica Ayos), y que, por un caso de violencia doméstica, tendrá inconvenientes legales. La crisis económica golpea fuerte y Carlos se queda sin casa. Entonces, no le queda más remedio que volver a vivir con su ex mujer y su hija. Para Mariana será todo un descubrimiento vivir con papá y mamá juntos. El film, que está contado a partir de la mirada de la niña, muestra también el conflicto que genera en Mariana el hecho de no saber por qué sus padres no vivieron juntos y plantea cómo esto ha afectado su comportamiento. “Gran parte de la trama es que la nena no conoce lo que es la familia tradicional, una familia constituida con madre y padre viviendo en un mismo hogar. Y justamente, su alegría se basa en que va a tener nuevamente a su papá en la casa. Todo el tiempo les pregunta a sus padres por qué se separaron y erróneamente ellos se lo ocultan para evitarle algún tipo de dolor. Pero eso, en definitiva, termina siendo un desgaste, porque ella se va a dar cuenta inmediatamente, cuando su padre vuelva a vivir a su casa, el porqué de la separación”, analiza Oreiro.

La actriz uruguaya tuvo dos proyectos anteriores con Caetano que no pudieron concretarse. Finalmente, después de leer el guión de Francia, le comentó al director de Un oso rojo que le atraía el personaje de Cristina. Oreiro manifiesta su admiración por el cine de Caetano y cree que Francia es una película distinta de las que dirigió anteriormente. “Es súper íntima, con mucho realismo, cruda, pero al mismo tiempo con cierta luminosidad, porque está contada a través de los ojos de una nena. Eso me pareció atípico en el cine de Adrián, que generalmente es un poco más marginal”, comenta la protagonista. Oreiro considera que Francia plantea la historia de una familia de clase media-baja trabajadora, pero “habla de la dignidad de esa clase. A estos personajes les importa que su hija pueda acceder a una educación superior”, señala la actriz”.

Por su parte, Fragmentos rebelados, de David Blaustein, pone el foco en la figura del cineasta desaparecido Enrique Juárez, perteneciente a una generación en que el cine y la política estrechaban sus manos. El film informa que Enrique Juárez fue secuestrado por las Fuerzas Armadas el 10 de diciembre de 1976. Su cuerpo sin vida fue visto en la ESMA, según el relato de algunos sobrevivientes. Fragmentos rebelados aborda la vida de Juárez desde tres aspectos: el familiar (contado por hijos, sobrinos y por su hermano Nemesio), el cinematográfico (narrado por colegas) y el político (recordado por compañeros de militancia). El título resume la esencia del documental: “Son fragmentos que se revelan en términos fotoquímicos y que se revelan en términos políticos. Cambia la letra. El título de la peli fue un hallazgo de Gustavo Alonso, que le agradezco”, señala Blaustein, quien considera que al ver su documental, el público “redescubrirá una etapa de la Argentina: la del cine y la política. Y creo que el público va a revalorizar lo que era el cine político y a replantear lo que es el compromiso del arte y la política. Este es un tema central”.

A partir de una historia individual de un cineasta comprometido políticamente, Blaustein pudo nuevamente indagar en la historia colectiva de los ’60 y ’70. “Ese era un trabajo que había abordado en Cazadores de utopías. Acá hay un salto cualitativo: el enfrentamiento al interior del peronismo en aquella época. Ha pasado un tiempo y no sé si alguna gente va a ver aquí las mismas tesis sostenidas en Cazadores de utopías. Sobre todo porque acá lo que estamos planteando específicamente es la continuidad del debate de Cazadores utopías, pero al interior del movimiento obrero. Y me parece que éste es un tema que hoy tiene una vigencia enorme.”

Blaustein es un admirador de la obra de Enrique Juárez. “Los que vimos La hora de los hornos sabíamos que el cine de Enrique ya estaba ahí adentro. Todos vimos en algún momento de nuestras vidas militantes Ya es tiempo de violencia, en la década del ’70, en el exilio, y cuando la volvió a redescubrir Fernando Martín Peña. Para mí, fue excepcional en esta etapa redescubrir los cortos, la ficción de Enrique Juárez. Me impresionó que un cineasta tan político como él haya tenido en su obra previa un material de ficción tan notorio”, explica el cineasta. Según Blaustein, la característica en común que tuvieron los cineastas contemporáneos de Enrique Juárez fue “el compromiso con un mundo que se incendiaba, con una América latina muy politizada, y una realidad social y política de la cual uno no podía abrirse de ninguna manera. Nemesio Juárez, el hermano de Enrique, habla del cine latinoamericano, del cine político argentino, y de la gente que hacía política y cine en aquella época desde un lugar muy común. Nemesio lo nombra a Raymundo Gleyzer con una enorme familiaridad. Yo creo que todos estaban subidos al mismo barco. Que cada uno tuviera opciones políticas distintas me parece que es totalmente secundario”.

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