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Jueves, 7 de enero de 2010
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Acné, primera película del uruguayo Federico Veiroj

Ensayo sobre la explosión hormonal

Aunque responda a los clásicos códigos de la comedia de iniciación, poco hay de previsible en el film protagonizado por Alejandro Tocar, en el que el deseo sexual se convierte en motor de la existencia de un chico judío.

Por Horacio Bernades
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Bien actuada, dirigida y filmada, Acné lleva a pensar en El mal de Portnoy, de Philip Roth.

Presentada en 2007 en la prestigiosa Quincena de Realizadores de Cannes, nominada más tarde al Goya al Mejor Film Extranjero, Acné, ópera prima de Federico Veiroj (Montevideo, 1976), tal vez sea el eslabón perdido que conduce de Rapado a Verano del 42. O de Nadar solo a El mal de Portnoy, si se prefiere. Coproducida por la compañía argentina Rizoma, la primera película de Veiroj narra la adolescencia –como las óperas primas de Martín Rejtman y Ezequiel Acuña– desde una cierta parquedad expositiva y un marcado control sobre cada uno de sus planos. No por ello deja de responder –como el film de Robert Mulligan o la casi contemporánea novela de Philip Roth– a los códigos más clásicos del género “comedia de iniciación”. Comenzando por el más básico de ellos: la humorística complicidad con la ansiedad sexual del protagonista (judío, para más datos, como Alexander Portnoy).

Alumno de tercer año en un colegio privado en el que se enseña hebreo y se aprende la Torá, mientras el profesor de Historia diserta sobre la Francia del siglo XVII Rafa Bregman (el enrulado Alejandro Tocar) juega al ta-te-ti con sus compañeros, dibuja penes en su cuaderno o se abstrae observando a la bella Nicole, a la que los chicos más grandes miran con ganas. En ese lugar que está entre el ta-te-ti, la genitalidad y el deseo primaveral parece encajada la vida de Rafa, a quien su hermano mayor le consiguió un debut con la shikse. Las máscaras de apio que le aplica la cosmiatra no logran frenar la invasión de granitos en la cara, y eso no hace más que incrementar su natural timidez. Tampoco sirven de mucho las instrucciones para el levante perfecto dadas por el más experimentado de sus amigos. Rafa toma puntillosa nota de ellas en una libretita, y no dudará en consultarlas en presencia de Nicole. Pero Nicole es casi tan tímida como él, y se va.

La atenta observación del detalle, el buen oído coloquial (aunque el habla de Rafa y sus amigos derive a veces en dicciones trabadas) y un rigor estético no tan férreo como para ahogar el humor son algunas de las virtudes más evidentes de Veiroj, ex asistente de la dupla Stoll-Rebella y autor ya de una segunda película, La vida útil, que confirma y consolida todo lo mostrado aquí. Llevada por la talentosa Bárbara Alvarez (25 watts, Whisky, El custodio, La mujer sin cabeza), la cámara se mantiene a distancia justa, se mueve sólo cuando es imprescindible y corta lo menos posible. Repartida de modo difuso y parejo, la luz es bella y funcional. El poder de síntesis, el pudor expositivo, alcanzan, en ocasiones, elocuencia máxima. Sobre todo en el plano único en el que tres chicos espían, desde detrás de la puerta, un trámite de divorcio, con la cámara espiándolos a su vez desde lejos.

Tan aguda como para sugerir, mediante el parecido de las actrices, que a Rafa la mucama, la puta y la cosmetóloga le dan más o menos lo mismo, la mirada de Veiroj no condesciende a prejuicios y encasillamientos. Rafa será tímido, pero eso no le impide escaparse de casa a la noche, fumar, tomar whisky y jugar al poker con los amigos o pedir favores especiales en un prostíbulo. Tampoco que lo manden a dirección, de-sentumecerse escuchando The Clash al mango o extremar, a fuerza de imaginación, un vasto e instructivo repertorio masturbatorio. Repertorio heredado quizás a la distancia, vaya a saber, de un congénere neoyorquino llamado Alexander. Cuarenta años atrás, este tal Alexander desplegaba un catálogo parecido al de Rafa Bregman, en una novela en la que, como aquí, el deseo y la curiosidad sexual eran tan fuertes que hasta lograban traspasar la mismísima culpa judía.

8-ACNE

Uruguay, Argentina,

México, España, 2007.

Dirección y guión: Federico Veiroj.

Fotografía: Bárbara Alvarez.

Intérpretes: Alejandro Tocar, Yoel Bercovici, Igar Label, Gustavo Melnik, Julia Catalá y Belén Pouchan.

Estreno en los cines Gaumont, Arteplex Belgrano y Arteplex Villa del Parque.

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