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Domingo, 5 de febrero de 2006
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ENTREVISTA CON RALPH FIENNES, PROTAGONISTA DE “EL JARDINERO FIEL”

“Me encanta estar frente al público”

Después de un año agitado, que incluyó la película de Fernando Meirelles y la aparición especial en Harry Potter y el cáliz de fuego, como el siniestro lord Voldemort, Fiennes está a punto de estrenar en Europa una nueva película de James Ivory, a partir de un guión de Kazuo Ishiguro.

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“Quise convertirme en actor a causa del teatro”, dice.
POR ALICE JONES *
Desde Londres


Es conocido por sus interpretaciones de ingleses reprimidos. Pero Voldemort –el malvado de la última Harry Potter– fue como empezar de nuevo para Ralph Fiennes. “No esperen otra comedia romántica”, dice. Y sigue: “Yo tengo mi punto de vista acerca de los galardones: para mí no hay mejores por tal o cual rubro. Generalmente, un film es reconocido porque ha logrado algo, nos ha desafiado, nos ha entretenido, nos transporta a otro mundo, nos provoca, nos moviliza. A mí me gusta ver las entregas de premios sólo como celebraciones dedicadas a la cinematografía”, insiste.

Pero Fiennes está en una posición privilegiada, por encima de muchos otros, que le permite sostener esta visión. No sólo se encuentra en el mejor período de su carrera sino que acaba de ser nominado a mejor actor en los premios Bafta por su desempeño en El jardinero fiel. Si llegara a ganar, la estatuilla dorada continuará una colección en la repisa en que se encuentra la de 1994, cuando ganó como mejor actor de reparto por su trabajo en La lista de Schindler.

Sin paradero fijo, Fiennes vive entre Londres y Dublín, donde se encuentra ensayando la obra The Faith Healer, de Brian Friel, que se estrenará en el Gate Theatre. “Yo quise convertirme en actor a causa del teatro, no del cine. Me encanta estar frente al público, cada noche es totalmente diferente. Si tuviera que dejarlo, comenzarían mis síntomas de renunciamiento”, cuenta. Y si bien ha participado de seis films en los pasados dos años, su primer amor fue el teatro. “Tuve suerte al haber podido estar en producciones que han sido favorablemente recibidas en los últimos tiempos”, agrega. Y se detiene, quizás al darse cuenta de lo absurdo de tanta modestia. “Toco madera”, concluye, abalanzándose sobre la mesa.

La conversación con Fiennes incluye un sinfín de estos simpáticos episodios. Esto lo convierte en un querible entrevistado y así van cayendo uno a uno los rumores que lo catalogaban de antipático con el periodismo. Su palabra es suave; su lenguaje, impecable. Piensa antes de responder, como si meditara. Hasta parece más joven de lo que usualmente aparenta en la patalla: en realidad tiene 43.

Obtener el premio al que está nominado sería la cereza de la torta para su exitoso 2005. Además de El jardinero fiel, Fiennes se “robó” el final de la película más importante del año pasado en Inglaterra, Harry Potter y el cáliz de fuego, en el rol de lord Voldemort, y le dio su voz al villano Victor Quartermaine de la aclamada Wallace & Gromit. Además protagonizó The White Countess, de James Ivory, que estrenará en Europa el 31 de marzo. Fiennes interpreta a Jackson, un diplomático estadounidense radicado en Shanghai en 1930, que luego de perder a su familia y su vista en una explosión, buscará sosiego en la ciudad, abrirá su propio club nocturno y establecerá una extraña relación con una empobrecida condesa rusa (Natasha Richardson). Es, dice Fiennes, “un film de otra época”, con guión de Kazuo Ishiguro. “La gente podrá sentirlo estático. Estoy seguro de que será criticado por ser demasiado literario, por no ser cinematográfico, como se suele pensar ahora. Pero yo creo que aún hay un lugar para aquellas películas con largas escenas en las que los personajes tienen largas conversaciones.” Fiennes cita a Yasujiro Ozu y su film Una historia en Tokio, de 1953, que retoma el tempo del teatro Noh de Japón.

En El jardinero fiel, de Fernando Meirelles –una adaptación de la novela de John Le Carré–, Fiennes interpreta a otro diplomático, Justin Quayle, que intenta descubrir la causa de la brutal muerte de su mujer en Kenia. El rol de diplomático le sienta bien: acartonado por las convenciones, forzado a reprimir sus emociones por su “propio bien”. “La relación central entre Tessa (la esposa de mi personaje, que interpreta Rachel Weisz) y Justin funciona, la gente responde emocionada, no es un simple thriller político. Justin evoluciona lenta pero maravillosamente. Todoestaba latente en él, y perder a Tessa le permite sacar a luz todas sus cualidades.”

Fiennes nació en Suffolk en 1962, en una familia de artistas. Su padre era un granjero convertido en fotógrafo y su madre, escritora y pintora. Ralph es el más grande de seis hermanos, entre los cuales están Joseph –también actor– y Martha –una directora–. Graduado en Rada en 1985, Fiennes también completó sus estudios en arte en la Escuela de Chelsea. Trabajó en la Royal Shakespeare Company y en el National Theatre antes de debutar en cine en Cumbres borrascosas, en el papel de Heathcliff, junto a Juliette Binoche. El film que trazó un antes y un después en su carrera fue La lista de Schindler –por la que fue nominado al Oscar por su interpretación de un nazi– luego de la cual regresó a los escenarios para hacer Hamlet. La producción fue tan destacada como su ruptura sentimental con Alex Kingston (luego de 12 años de relación) y su nuevo romance con Francesca Annis, 18 años mayor que él, quien hacía el papel de su madre en la obra. Finalmente, El paciente inglés, Onegin y Ocaso de un amor confirmaron su status como el mejor actor británico del género romántico.

Si de cine se trata, el actor ha retornado a las ligas mayores. Asegura que estamos siendo testigos de una era de películas “serias y densas”: junto a El jardinero fiel, en las nominaciones de los Bafta se encuentran Secreto en la montaña, de Ang Lee, y Buenas noches, y buena suerte, de George Clooney. Su papel en El jardinero... no lo llevó a iniciar una campaña política: “No forma parte de mi naturaleza, soy siempre uno de los últimos en protestar”, dice, a pesar de que formó parte de la marcha antibélica que tuvo lugar en Londres en 2003. “Estoy contento de haber ido a la marcha –continúa– y apoyaría cualquier cosa que Harold Pinter mencione en su discurso del Premio Nobel.” Para el actor “la protesta está en el film mismo. Esta vez sentí como nunca antes cuánto necesitamos que este tipo de películas sean filmadas”.

Habiendo dejado en claro cuál es su status como actor, la decisión de participar de Harry Potter y de Wallace & Gromit tal vez haya sido parte de un esfuerzo consciente por probar su versatilidad. Sus anteriores intentos –en Los vengadores y Sucedió en Manhattan– dieron como resultado trabajos de poco éxito. Sin embargo, Fiennes niega tener un plan para probar sus capacidades. Con Wallace & Gromit pensó: “Uno puede verse muy tonto ensayando millones de tomas, pero luego el resultado depende de la genialidad de Nick Park y Steve Box”. Por el contrario, Harry Potter resultó ser pura agonía para él. No había leído ninguno de los libros de la saga –excepto al correspondiente a ese film– y se impacientaba porque su personaje no aparecía hasta el final. “Yo no entré en la manía de Potter, para nada. Fue una decisión cocinada a fuego lento. Terminé de definir que participaría cuando Mike Newell me mostró el dibujo de Voldemort. E instantáneamente tuve una reacción infantil y dije: ¡genial, se ve bien malvado!”, cuenta.

La imagen del perverso Voldemort no fue completamente construida por computadora. “Solamente la nariz”, aclara el actor. “Tuve que afeitarme la cabeza, me cubrieron las cejas, me pusieron dientes postizos y me pintaron una piel bien pálida. Y luego removieron digitalmente mi nariz, ése fue el principal efecto.” Ahora, Fiennes espera regresar a Hogwarts. “Me encantó hacer la película. Se trabaja con un gran presupuesto, pero no se lo siente para nada como algo cínico. Hay un gran sentido de la diversión en lo que se está creando.”

Fiennes se hizo de un nombre interpretando a un alma tortuosa, y admite que la comedia no le resulta nada fácil, pero la disfruta. “Me encantó Hitch: Will Smith tiene ese encanto y esa forma tan relajada de hacer comedia que me causa envidia”, comenta. “Yo encajo mejor en un estilo más alternativo de comedia. Aunque no me considero alguien que puede ser gracioso así de fácil”, dice chasqueando sus dedos. Sin embargo, ya nada de esto le preocupa: “No necesito probar que puedo o no hacer comedia”, concluye con firmeza.


* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Alina Mazzaferro.

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