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Domingo, 18 de julio de 2010
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LEONARDO DICAPRIO TRABAJO CON CHRISTOPHER NOLAN EN EL ORIGEN

En el mundo de los sueños

El protagonista de Titanic atraviesa el período más “oscuro” en cuanto a los papeles que elige. El próximo jueves se lo verá en El origen, su debut en la ciencia ficción, donde actuó bajo las órdenes del director de El caballero de la oscuridad.

Por Leslie O’Toole *
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DiCaprio asegura que le gustan los films “psicológicamente medio oscuros” como El origen.

“¿La nueva Matrix? ¡Ni a palos! Nunca le pondría un rótulo semejante. Eso es algo terrible para hacerle a nueva película, aunque sea la primera de ciencia ficción que hago.” Leonardo DiCaprio se ríe a través de dientes que rechinan levemente, en una parodia de defensa de su nueva película, El origen. Es la primera vez que se juntan DiCaprio, quien nunca les escapó a los desafíos, y el renombrado visionario inglés Christopher Nolan, de quien se espera que dirija las nuevas películas de Batman y Superman para el mismo estudio que ahora lanza El origen, Warner Brothers. Para DiCaprio no es extraño trabajar con directores ilustres. El y Martin Scorsese, se sabe, forman una sociedad de admiración mutua que ha producido cuatro películas, de las cuales la más reciente es la cruda y alucinante La isla siniestra. Esa película, en tándem con El origen, que tiene lugar en el mundo inconsciente de los sueños, parece denotar un período oscuro para DiCaprio, cuyo comportamiento es cualquier cosa menos sombrío durante la entrevista en Beverly Hills. Su rostro aparece más delgado, está vestido con un traje gris de diseñador y a medida, y luce los requeridos dientes blancos hechos a la perfección y una sonrisa perpetua.

¿Ve él a estos dos films enmarcando el capítulo más negro de su currículum? “¿Enmarcando? No sé. Pero esta clase de películas que son psicológicamente medio oscuras me resultan extremadamente atractivas de hacer porque siempre hay algo en lo que pensar. No hay nada más aburrido que aparecer en el set, decir una línea y saber que tu personaje quiere decir exactamente lo que dice.” Por eso no sorprende que haya querido trabajar con Nolan durante mucho tiempo y que reverencie al hombre que condujo El caballero de la oscuridad a lograr un botín de más de 500 millones de dólares en Estados Unidos hace dos años. “Chris ha creado una narrativa altamente compleja fusionada con una gigantesca película de acción hollywoodense que tenía el tema de ser externamente surreal. Es muy difícil hacer una película así en estos días. El es un visionario y no muy a menudo sale de Hollywood un film tan complejo y detallado, que no tome por tonto al público. No mucha gente puede decir que es capaz de salir con una estructura dramática como ésta o de hacer una película que trabaje simultáneamente en cuatro capas diferentes, mientras que sigue siendo atractiva para el público y te hace pensar después de verla.”

Ciertamente, El origen es una película veraniega atípica para Hollywood, una raramente cerebral. DiCaprio, como Nolan, cree que el público es subestimado. “Y ni siquiera creo que tengas que entender la película. Al principio no entendí el guión. Los films deberían provocar que vos extraigas tu propio significado o que tengas diferentes interpretaciones de un final. A veces tenés que abandonar tu deseo de entenderlo todo. Algunas cosas siempre serán inciertas. Y, ¿no es eso parte de la experiencia de ir a ver una película? Cuando está bien hecho y no hacés que el público se pierda, creo que está completamente comprometido y feliz de destrabar algunas de las respuestas. Si voy a ver una película y no hay discusión posterior, me lleva a pensar que es bastante pedorra.”

DiCaprio ya tiene 35 años y casi no se puede reconocer en él al actor con cara de nene lanzado a esa fama global que te cambia la vida por Titanic (1997), del mismo modo que le pasó a Robert Pattinson con la primera película de Crepúsculo. Sin embargo, parece haber escrito el libro de cómo convertir esa poco grata clase de fama (el status de rompecorazones adolescente muy raramente se traduce en algo admirablemente permanente en términos de carrera en la adultez) en una carrera que lo tiene sonriendo como el proverbial gato de Cheshire. Ciertamente ayudó que antes de Titanic él hubiera logrado una nominación al Oscar como Mejor Actor de Reparto (por su abrasadora interpretación de un deficiente mental en ¿Quién ama a Gilbert Grape?) y que inmediatamente después del film de James Cameron haya aceptado papeles en películas tan diferentes como Celebrity (Woody Allen), La playa (Danny Boyle) y su primera colaboración con Martin Scorsese, Pandillas de Nueva York.

¿Diría él que ha creado con mucha aptitud su propio destino? “Creo que todos podemos crear nuestros propios destinos, dependiendo de las circunstancias y de los naipes que nos repartan. Pero no necesariamente somos producto de nuestro medio ambiente. Uno escucha todo el tiempo historias de gente que desafía esas probabilidades. Gente que vive sus sueños y va más allá de lo que se supone que le está destinado. Creo que nosotros tenemos el control sobre eso. Algunos de nosotros recibimos mejores naipes para jugar al principio, pero todos tenemos el control.” DiCaprio claramente ha sido bendecido con una mente no muy común en aquellos que empezaron como niños actores (fue un ídolo preadolescente en la sitcom Growing Pains) y la ha usado bien. “Hollywood fue mi escuela y he tenido la suerte de trabajar con gente muy talentosa que me ha enseñado mucho. He visto sus carreras y sus tomas de decisiones. Soy un ser humano muy afortunado por la posición en la que estoy y por no darla por hecho.”

El actor es conocido por su trabajo humanitario y en favor del medio ambiente. También posee y dirige una productora llamada Appian Way, que tiene más de diez proyectos en preproducción. Es un jefe activo con gusto ecléctico y una agenda que no va a permitirle muchas vacaciones en el futuro cercano. El próximo mes, su producción de Little Red Riding Hood, con Amanda Seyfried, comienza a filmarse en Canadá, y lo siguiente para la encarnación del DiCaprio actor contratado probablemente sea la largamente discutida biopic que hará Clint Eastwood de J. Edgar Hoover, primer jefe del FBI y personaje bastante colorido, casi tan famoso por los chismes acerca de sus vestimentas femeninas como por su investigación del asesinato de John F. Kennedy. “¿Si voy a usar un vestido en la película? No que yo sepa. No hemos hecho pruebas de vestuario para eso.”

DiCaprio habla a menudo como con una ceja enarcada invisible, aunque ha aprendido a atemperar su sarcasmo, o al menos que se lo entienda claramente. Por ejemplo, acerca de interpretar a un padre que lucha contra haber sido separado de sus hijos tanto en La isla siniestra como en El origen, bromea: “Me ayudó a prepararme el hecho de tener tantos hijos ilegítimos alrededor del mundo. Mire, es simplemente nuestro trabajo meternos en situaciones y personajes con los que no necesariamente tenemos familiaridad. Adoro esa clase de desafíos”. Puede que él saboree un poco menos otros desafíos de la vida como el matrimonio e hijos reales, aunque se resiste a hablar de cosas personales. Insiste en que no es muy soñador –“nunca lo he sido”–, como si incluso los contenidos de su propio subconsciente pudieran ser demasiado reveladores. Por lo que se sabe, su relación con altibajos con la modelo israelí Bar Rafaeli, diez años menor que él, está en un momento alto. Raramente se ven fotos de la pareja en público, pero eso es principalmente el resultado de evitar los lugares donde hacen guardia los paparazzi. Cuando fueron vistos saliendo de un famoso local de fotografía de Los Angeles este mes, caminaron a más de cinco metros de distancia en un esfuerzo para asegurarse de que no hubiera fotografías vendibles.

* The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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