Estoy feliz con esta experiencia con Andrés Wood, de armonÃa y gran complicidad. Naturalmente, los recuerdos son algo mágico. Los mÃos son de la infancia y de la adolescencia. Vi el primer premontaje y la pelÃcula tiene mucho de cuento y de fantasÃa. Porque los recuerdos nunca son precisos. A lo mejor yo los agrando o los empequeñezco. Va a ser una gran pelÃcula. Al momento, lo único que existe en tanto imagen es un documental que hizo la televisión suiza en 1963 o ‘64, 18 minutos donde la Violeta responde en francés algunas preguntas. ¡Habiendo tenido tantos amigos cineastas que tenÃan su camarita en aquella época podrÃan haberla entrevistado! Pero no, le pedÃan música para sus pelÃculas.
En Buenos Aires, Andrés está tratando de que ese programa de televisión reubique al personaje en sus bases ideológicas y sentimentales. Es decir, que se note su afán de dar a conocer la cultura popular chilena. Hay una cosa que me parece extraordinaria: hoy para entrar a un programa de televisión tienes que tener santos en la corte o una gran empresa que financie. Las cosas se hacÃan de forma más sencilla, además Violeta impactaba por su honestidad, su espontaneidad. Ese tiempo que la Violeta pasó en Buenos Aires es muy importante porque es previo al viaje a Europa, adonde fue con las pilas cargadÃsimas.
Pero, en realidad, el viaje a la Argentina tenÃa otra razón: ir a rescatar a mi tÃo Lalo que estaba preso en General Pico, La Pampa. Con discreción se dice que estaba en un hospital. Pero estaba en la cárcel por problemas sentimentales, se le habÃa pasado la mano con su contrincante del corazón. Mi madre fue con mi abuela a sacarlo de la cárcel. ¡Era como mandar a Atila con su ayudante! Mi mamá consideró que la operación fue un éxito. Después, los mandó a los dos para Chile y se quedó en Buenos Aires. Asà como yo hice una creación con mi libro, porque tampoco considero que sea la biografÃa, en la pelÃcula hay mucho vuelo. Pero, ¿qué deja de la Violeta? Que fue revolucionaria para la época, feminista, antimachista, separada y con sus hijos a la rastra, buscándole las 45 patas al gato.
Le dejo un saludo al pueblo argentino amante de Atahualpa Yupanqui y Carlos Gardel.
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