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Martes, 8 de febrero de 2011
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CINE Marco Berger habla de su segunda película, Ausente, que se verá en Berlín

“Ahora, todo lo que viene es positivo”

Con la experiencia que le dio Plan B, ópera prima que también trajo satisfacciones a través de los festivales, el director se prepara para mostrar en la Berlinale una película que aborda la ambigüedad sexual desde la perspectiva de un thriller.

Por Oscar Ranzani
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“Siempre que uno empieza a estudiar cine y conoce cómo funciona ese mundo tiene el deseo de ir a festivales.”

Cuando hace dos años, Marco Berger se dio a conocer con Plan B, la temática gay ya estaba bastante asentada en el cine argentino. Su ópera prima mostraba cómo un joven que es abandonado por su novia para irse con otro se entera de que este tercero en discordia tuvo una aventura gay y, entonces, planea conquistarlo para recuperar a su ex pareja. Supuestamente. La ambigüedad sexual también está presente en Ausente, opus dos de Berger que, sin embargo, decidió cambiar la comedia de intrigas amorosas por el thriller intenso. Ausente tendrá el domingo su première mundial en la Sección Forum del Festival Internacional de Cine de Berlín que comienza este jueves: “Para mí es una alegría enorme”, confiesa Berger, como es de esperar frente a una noticia de este tipo. “Siempre que uno empieza a estudiar cine y conoce cómo funciona el mundo del cine tiene el deseo de ir a festivales grandes como Berlín o Cannes; primero, por la visibilidad de la película, que se pueda ver, y después por una cuestión de logro personal. Así que todo lo que venga de acá en adelante será positivo, porque abrir la película en Berlín es genial”, agrega el director.

Berger confía en que la presentación de Ausente en la Berlinale le permita al film adquirir una proyección internacional. “Siempre pasa que estar en un festival tan grande conlleva a que te inviten sí o sí a otros festivales. Por ahí, lo negativo es que te invitan sin saber de qué es la película. Pero es verdad que abre un montón de puertas. Con Plan B me ha pasado que, luego de haberla estrenado en el Festival de Roma, hizo un circuito bastante grande. Así que supongo que va a pasar un poco lo mismo, aunque nunca se sabe hasta que no se estrene el film”, conjetura.

Ausente presenta la historia de Martín, un adolescente de dieciséis años que siente atracción por Sebastián, su profesor de natación, varios años mayor que él. En un principio, se lo ve a Martín dolorido porque parece ser que una basurita le entró en el ojo y le está molestando lo suficiente como para que Sebastián le ofrezca llevarlo al hospital para una consulta oftalmológica. Cuando sale, el profesor le ofrece llevarlo a su casa en su coche. Pero Martín le dice que tiene que volver al club de natación porque ese día no hay nadie en su casa. Además, cuenta Martín, ya había planificado irse a dormir a lo de un amigo y compañero de colegio. Las horas pasan y no hay nadie en la institución. Entonces, Sebastián decide hacerse cargo del menor y llevarlo a su departamento, con la condición de que no cuente nada para no comprometerlo. Sebastián no quiere dejar solo a Martín por solidaridad. Pero la cosa se complica cuando el profesor descubre que Martín le mintió y que podría haberse ido a dormir a la casa de sus padres. A partir de entonces, el plan pergeñado por Martín entrará en una zona oscura, y el deseo sexual derivará en situaciones límite.

Berger comenta que Ausente iba a ser, en un principio, un corto a través del cual quería investigar “los recuerdos que tenía de mi infancia, del deseo infantil, de esa cosa de no saber lo que es el sexo pero que existe ahí, que es muy raro y que se despierta como un deseo sexual”. Como generalmente el tema fue abordado a través de la tragedia que implica el abuso de adultos sobre menores, Berger pretendió mirarlo desde otro lugar: “Qué pasa cuando un menor es el que desea y pone entre la espada y la pared a un adulto. A partir de ahí, la idea era ver qué responsabilidad tiene ese adulto frente a esa situación y qué se supone que tiene que pasar”, comenta el cineasta. En el corto, la situación estaba planteada a partir de la relación entre dos primos, uno de veinte años que era acosado durante la noche por otro de doce. “La idea era que el adulto tomara una responsabilidad y que no lo atacara, sino que le explicase lo inconveniente de la situación”, relata Berger.

El corto quedó en el olvido, pero al finalizar su ópera prima el director pensó en un largo que recuperara algo de esa historia, modificada: “En el entorno de un colegio, además, por la situación de la peligrosidad, porque si fuera una situación que sucede afuera de una institución sería menos peligroso, pero al haber una institución es como que el alumno puede decir: ‘El profesor hizo esto y esto’ y el docente queda en una situación mucho más riesgosa”. Berger decidió subir la edad del acosador y construir una historia sobre el deseo y la minoridad: “Un pibe de dieciséis años que todavía está protegido por la ley pero que desea, y que con esa herramienta de poder siente que puede jugar con otra persona”, explica el director.

–Plan B fue bien considerada por la crítica y también fue una de las revelaciones del Bafici 2009. ¿Esto significó una presión a la hora de plantearse una segunda película o le abrió un camino?

–En realidad fue una presión, porque con Plan B no tenía tantas expectativas como lo que pasó después. Para mí era una película chica y yo la usé para aprender. Necesitaba desarrollar un largo porque había escrito el guión y porque tenía la necesidad de poder hacerlo y de aprender. Pero era una película muy, muy chica, con muy poca plata puesta en un principio, con actores desconocidos. Y no tenía expectativas tan altas como, por ejemplo, que llegara a estrenarse en Francia y Alemania. Plan B me superó. El hecho de que mi primera película haya generado tanto me provocó una especie de miedo, y preguntarme: “Bueno, ¿qué hago ahora?”. Por la sensación de que la gente puede pensar: “Tuvo suerte con Plan B y, en realidad, no está bueno lo que hace”. Pero lo que hice fue olvidarme de eso, alejarme un montón de Plan B, no querer hacer Plan B 2, no ir por el mismo lugar. Por eso es un thriller y no una comedia. Es completamente diferente, tiene un rasgo de temática gay pero no tiene que nada que ver con Plan B, que era puramente una relación entre dos varones. Acá es un varón que está obsesionado con otro. Y me arriesgué a todo y me animé a hacer una película muy diferente, que fuera muy honesta conmigo. Pero no pensé: “A ver si la gente que vio Plan B no le gusta esto porque va por otro lado”. No, hice la película que quería y creo que por eso funciona como una segunda película. Es diferente.

–Si bien son diferentes y están abordadas desde diferentes géneros, ¿puede establecer una relación de algún tipo entre ambas?

–Quizá lo que tienen en común es que las dos juegan con el género desde lo cinematográfico. Así como Plan B planteaba un género de comedia romántica medio banal y superficial, y después ahondaba en otro lugar y permitía pensar, el que vea Ausente notará que es una película que permite jugar con el género, te mete en el mundo del thriller rozando casi el terror con la situación de un profesor que es acosado por un alumno. Pero la película se va desarticulando y el thriller es como una trampa para que ayude después a mostrar lo que yo quiero mostrar: el deseo de este pibe que se pone tan atacante con la persona que le gusta. Tiene todo un trasfondo profundo y hay una cosa muy humana también. Y eso es parecido a la estructura de Plan B.

–¿Por qué le interesa particularmente el tema de la ambigüedad sexual?

–Es un tema que conozco. En toda mi adolescencia, y en mi vida, siempre tuve la sensación de que yo vivía en un mundo diferente. Así como la película es una exageración, para mí cuando era adolescente, enamorarme de un profesor o de un compañero podía ser casi agresivo y podía ser visto desde el otro lugar como si fuera una escena de terror. Si uno le declaraba el amor a otra persona podía ser tan fuerte como eso para el otro. Entonces, tanto en Plan B como en Ausente hablo de cosas que conozco. No sé si todas las películas que voy a filmar van a ser de cosas que manejo. Sí se dio que los dos cortos que hice fueron de temática gay y Plan B también. Aunque mi cine tiene la temática gay arraigada, tampoco es el cine gay clásico que uno se imagina. Pero no me parece que Ausente sea de esas películas que uno dice: “Quiero ver una película gay”. Nada que ver: me parece que lo más importante es el thriller, el drama y todo lo que se va generando a través de la historia.

–¿Cuáles son sus referentes del género que eligió para su film?

–El más importante es Hitchcock, el gran maestro del suspenso, que armaba climas y jugaba con la psicología del espectador. Creo que mi película tiene mucho de la estructura que usó Hitchcock en Psicosis: eso de ir cambiando, de nunca entender desde qué lugar estás viendo las cosas y qué es lo que va a pasar realmente.

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