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Si algún fanático argentino de Elizabeth Taylor tenía pensado comprar flores, acomodarlas cerca de alguna fotografía de ella o de aquel viejo VHS de Cleopatra, pues mejor cambiar de homenaje: la familia solicitó a todos sus seguidores en el mundo que, en lugar de recordarla con ofrendas materiales, donen el dinero a la fundación contra el sida que la actriz creó en 1991. Por supuesto, este pedido no es el único coletazo de su fallecimiento, ocurrido anteayer debido a una insuficiencia cardíaca: ayer se dio a conocer que Liz Taylor sería sepultada en el mismo cementerio donde están los restos de su amigo Michael Jackson, se puso a la venta un retrato de la diva realizado por Andy Warhol (a unos modestos 20 millones de dólares) y hasta se alertó sobre un posible boicot a su funeral público por parte de una iglesia que, de tan homófoba y retrógrada, no sólo le recriminará su campaña a favor de las parejas gay, sino que también le reclamaban por su apoyo a la lucha contra el sida.
Ayer, TMZ.com, tal vez el más respetado sitio web de chimentos y aquel que diera en 2009 la primicia de la muerte de Jackson, anunció que Taylor también sería enterrada en el camposanto Forest Lawn de la ciudad de Glendale, Los Angeles, una ceremonia que habría ocurrido ayer en forma privada. Dada esa información, quedó desacreditada la versión de que Liz sería sepultada junto a sus padres en el nicho familiar del Memorial Park de los Pierce Brothers en el Westwood Village, también ubicado en Los Angeles, donde tienen un espacio las tumbas de Marilyn Monroe, Roy Orbison, Farrah Fawcett y Dean Martin, entre otros.
Por otra parte, y debido al amor y la admiración que la actriz había generado en 79 años y más de 50 películas, se le ofrecería también un funeral público, un poco más modesto que el de Jackson (al que Taylor no había ido por “no poder soportarlo”) en el Staples Center, el estadio de los L. A. Lakers, uno de los dos equipos de básquet de la ciudad. Tal era el cariño que la comunidad de Hollywood tenía por ella que la actriz Zsa Zsa Gabor, de 94 años, sufrió una fuerte suba de tensión arterial al enterarse de su fallecimiento y debió ser hospitalizada.
Y bueno, también ocurrió ese gran sepelio público a distancia que se vio en las redes sociales y los blogs, especialmente en su Facebook y en Twitter. Claro, entre tanto “amigo” y “seguidor” suelto, la información llegó a la Iglesia Bautista Westboro, de Kansas, una conocida institución homófoba que anunció que boicotearía el homenaje público en oposición a la defensa de la causa gay y para repudiar su contribución a la lucha contra el sida.
Por decantación, este tipo de hechos (conmovedores, de alcance global en el Occidente formateado por Hollywood) también generan sonrisas, por lo común en coleccionistas y galeristas. En este caso, la casa Phillips, de Pury & Company, que subastará en mayo un retrato de la actriz que Andy Warhol le realizó en 1963. Liz Número 5 fue pintado por “Warhol en su mejor momento”, según el director de arte contemporáneo de Phillips, Michael McGinnis, que además contó que se trata de una obra muy bonita, con unos tonos azules turquesa al fondo y un trazo clásico que logró retratar “tal y como Liz era hace 50 años”. Una cosa hermosa para tener en el living, siempre que al interesado le sobren 30 millones de dólares.
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