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Domingo, 27 de marzo de 2011
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OPINION

Un cine políticamente incorrecto

Por Luciano Saracino *

El cine de explotación (o “explotativo”, que es un término que me fascina) siempre lograba defraudarme cuando era niño. Esas portadas magníficas que mostraban a cyborgs/guerreros/karatecas/lo-que-sea, siempre eran superiores a lo que me iba a esperar en la cinta: producciones bajas con presupuestos inexistentes. Sin embargo, cuando crecí le encontré a este tipo de films cierta frescura que no es fácil de hallar en otros lados.

Estamos –vale decirlo– frente al cine de lo políticamente incorrecto. A veces eran nada más que sexistas y/o racistas. A veces, también, se volvían horribles. La bestia erótica de la SS (a.k.a. La bestia en calor y dos mil nombres más), por ejemplo, comienza con una pantalla roja y una svástica gigante... que se queda en la pantalla del televisor/cine durante casi cinco minutos. La incomodidad que me embargó fue tan grande que tuve que levantarme y adelantar hasta que aparecieran los títulos (el director tenía un nombre judío para compensar lo que acababa de pasar y lo que iba a seguir pasando, aunque luego supe que era un tano de nombre Luiggi Batzella). Me puse a pensar sobre el porqué habían decidido comenzar esa película de esa manera. Pero la respuesta, como en casi todo lo que rodea al cine explotativo, es... “quién sabe”.

¿Mis preferidas? Las películas que le chorean el nombre a la bella Emmanuelle y que son interpretadas por una tal Laura Gemser. También las de Ilsa (o Helga, ya que hay explotativas que explotan películas de explotación) y sus campos de tortura siberianos, nazis o norteamericanos, según el film.

* Escritor, docente y guionista de historietas, dibujos animados y películas. Ha publicado, entre otros títulos, ¡Zombies! Una enciclopedia del cine de muertos vivos (Ed. Fan).

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