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Jueves, 21 de julio de 2011
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George Romero y La reencarnación de los muertos

El padrino de los zombies

El mítico director presenta la segunda parte de una nueva serie de cuatro películas sobre muertos vivientes, en este caso un spin-off de Diario de los muertos, estrenada hace cuatro años. El nuevo film gira alrededor de una guerra de familias.

Por Gilbert Adams
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“Me la paso buscando soluciones nuevas, modos distintos de encarar los mismos temas”, afirma Romero.

George Romero, cada vez más zombie. La primera serie de muertos vivos de quien está considerado el maestro absoluto de esta variante genérica consistió en tres películas muy espaciadas. La primera de ellas, La noche de los muertos vivos, es de fines de los ’60. La segunda, Amanecer de los muertos, de los ’70. Y la tercera, El día de los muertos, de los ’80. Veinte años después de esta última, y en medio de una epidemia generalizada del cine de zombies, este nativo de Pittsburg volvió a la carga con Tierra de los muertos (2005), entregando enseguida Diario de los muertos (2007) y dos años más tarde, La reencarnación de los muertos (Survival of the Dead), cuyo estreno local será hoy.

Sucede que con Diario de los muertos Romero inició una nueva serie de cuatro películas, de las cuales La reencarnación de los muertos es la segunda. Este segundo ciclo se organiza de acuerdo a lo que en Estados Unidos se denomina spin-off, método más frecuente en televisión que en cine. Un spin-off es un derivado de una serie o película previa, protagonizado por un personaje que aparecía allí. En el caso de La reencarnación de los muertos se trata de un sargento de la Guardia Nacional que aparecía en una única escena de Diario de los muertos y tiene ahora un papel con más desarrollo. La reencarnación de los muertos gira, sin embargo, alrededor de una guerra de familias. Eje que, como el propio Romero reconoce, está tomado de los westerns, traspolado aquí a un futuro en el que los mortales están en minoría con respecto a estos congéneres que luego de morir renacen, más hambrientos que nunca.

–¿Por qué siempre zombies y no alguna otra clase de monstruo?

–No sé, me gustan más los zombies... También ocurre que para mi primera película de zombies me inspiré en la novela Soy leyenda, de Richard Matheson. Y como él ahí usó vampiros, me propuse recurrir a otra clase de monstruos, para que el parecido no se notara tanto.

–¿Cómo ve, en su carácter de “padrino” del género, el auge actual de las películas de zombies?

–Para serle franco, el tema me supera. En principio, puedo decirle que la tendencia de la industria es a repetir lo que funciona. Y las películas de zombies vienen funcionando, así que se siguen reproduciendo.

–¿Qué piensa de esas películas?

–Bueno, hay de todo... Algunas más serias, otras más cómicas. Algunas más logradas, otras menos. Creo que hay una tendencia a la parodia que es bastante lógica, ya que es lo que pasa cuando algo tiende a repetirse. Yo mismo suelo bromear bastante con el tema en mis películas, y tengo un proyecto para una película que sería una farsa total. Lo que me resulta raro es eso de que en algunas de las películas que se hacen actualmente los zombies corran, se trepen por las paredes. Si son muertos vivos se supone que tienen que andar despacio, ¿no?

–¿Y qué piensa de las remakes de sus películas, como las de El amanecer de los muertos y The Crazies?

–Me tienen totalmente sin cuidado. Sé que esas películas ya las filmé, ya está. Lo que hagan después con ellas no es asunto mío.

–Hasta hace unos años, entre una película de zombies y otra usted filmaba cosas distintas. Pero sus tres últimas películas son todas de muertos vivos. ¿A qué se debe?

–A lo que le decía antes sobre el funcionamiento de la industria: como las últimas anduvieron bien, me siguieron ofreciendo películas de zombies. Y el trabajo no abunda tanto como para andar rechazando ofrecimientos.

–Cuando filma una de zombies, ¿cómo hace para no repetirse?

–Me la paso buscando soluciones nuevas, variantes, modos distintos de encarar los mismos temas. Esto corre tanto para los argumentos como para situaciones concretas.

–¿Qué lo llevó a imaginar la idea de la guerra entre familias, que es el núcleo de La reencarnación de los muertos?

–Tenía ganas de hablar de la guerra, los conflictos irresueltos entre dos bandos enfrentados, que se reproducen sin cesar a lo largo del tiempo. Creo que el planeta está necesitando una terapia generalizada de control de la ira. Si no aprendemos a estar en desacuerdo sin dispararle al prójimo, el mundo va a terminar por explotar.

–¿Y cómo se le ocurrió retomar personajes de su película anterior, Diario de los muertos?

–Había estado dándole vueltas a la idea. Cuando se me ocurrió hacer girar esta nueva película alrededor del tema de la guerra, me acordé de los miembros de la Guardia Nacional que aparecían en la anterior, y decidí retomarlos.

–El aire de western que recorre la película, y el tema de la guerra entre familias, hacen pensar en Horizontes de grandeza, de William Wyler (The Big Country, 1958). ¿Se inspiró en ella para La reencarnación de los muertos?

–Sí. De hecho, los patriarcas de mi película se parecen a los de la película de William Wyler. Ninguno de ellos es del todo bueno o del todo malo. Al final de la película, el que uno creía que era el villano es el que parecería haber tenido la razón.

Traducción, selección e introducción: H. B.

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