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Lunes, 9 de enero de 2012
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Emma Stone, una de las actrices mimadas de Hollywood

Más que una cara bonita

Fue chica poster para los nerds y sus dotes de comediante le hicieron ganar el respeto de sus colegas. Con el drama Criadas y señoras, que compite para el Oscar, subió otro escalón.

Por James Mottram *
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A los 15 años, Stone les dio a sus padres una presentación en PowerPoint titulada “Proyecto Hollywood”.

Para ser una chica que opera un encanto relajado, Emma Stone ha tenido un inexorable ascenso durante los últimos años que parecería más bien ser el resultado de un plan preciso. Esta es la actriz que, a los 15, les dio a sus padres una presentación en PowerPoint titulada “Proyecto Hollywood” para convencerlos de que la dejaran abandonar la escuela y mudarse a Los Angeles. Cuando los directores de casting seguían dándole a la rubia natural Stone papeles totalmente inapropiados de chicas tipo “porrista”, ella se tiñó el pelo de castaño. Y luego, cuando la eligieron para su primera película, Superbad, se convirtió en pelirroja: cualquier cosa que la hiciera resaltar.

Y hay que decir que funcionó. A los 22, Stone acaba de verle la espalda a un remarcable verano (boreal). Primero, porque trabajó en dos éxitos: la comedia Loco y estúpido amor, con Steve Carell, que recaudó más de 136 millones de dólares en todo el mundo, y Criadas y señoras, la adaptación del best seller de Kathryn Stockett que es el suceso inesperado de la temporada, con 164 millones sólo en Estados Unidos. Y luego llegó el hito en la carrera de cualquier actor, una foto de tapa para Vanity Fair, en una bikini rayada que le sentaba particularmente bien. “Todavía me alucina”, asegura ella, abriendo esos ojos verdes con forma de almendra. “Es como si no hubiera pasado de verdad. Pensás: ‘¿Por qué a mí?’.”

Ella incluso hizo el trabajo de campo de lo que seguramente será el mayor éxito de su carrera hasta el momento con una visita a la Comic Con de San Diego (o “la Con”, como la llama ella), antes del lanzamiento del reinicio del blockbuster El sorprendente Hombre Araña, junto al británico Andrew Garfield como el superhéroe que teje telarañas. Como veterana de la famosa convención (“no fue mi primer rodeo”, se ríe, explicando que fue por la comedia de horror de 2009 Zombieland), ella se entusiasma hablando de los fans que le dieron la bienvenida. “Esa clase de pasión es una de las razones más divertidas para estar involucrada en algo como El Hombre Araña”, dice.

Y además, como Stone se convirtió en el objeto de afecto geek en Superbad, ha sido una chica poster para los nerds, vendiendo su encanto tontuelo en películas como La casa de la conejita, Un rockero de locura y Easy A. Sus dotes de comediante ciertamente han recibido el respeto y la atención de sus coprotagonistas. “Recuerdo estar con Bill Murray en Zombieland”, dice Woody Harrelson. “El decía: ‘Esta chica es oro puro, todo lo que sale de su boca. Es una improvisadora increíble’. Es muy raro ver a una chica hermosa que sea realmente graciosa, que tenga el paquete completo. Y ella lo tiene todo.”

Hoy, vestida con jeans, botas de gamuza cepillada y una blusa verde sin mangas, Stone ciertamente da la impresión de ser una chica que todavía no puede creer que lo tiene todo. Está perpleja por la atención que le da la prensa. “Si se me da una oportunidad para decir algo y no tengo nada para decir, ¿qué voy a hacer? Me preocupa... Si no encuentro mi voz. No creo que tenga que ser algo político. No creo que alguna vez tenga que hacer conocer esos puntos de vista, son muy personales. Y cualquiera debería tomar sus propias decisiones, por lo que no necesito influir en nadie. Soy una actriz. ¿A quién puedo influir en ese sentido?”, pregunta retóricamente.

En persona, Stone es afable y genuina, la clase de persona que uno no puede imaginar en la escena fiestera de Hollywood. Pero debajo de todo eso, hay una determinación por ser tomada en serio. Ahora mismo, ella está filmando The Gangster Squad, que se propone contar la historia de la operación de la policía de Los Angeles contra el famoso gangster Mickey Cohen. “Me dejé puestas mis uñas de 1949”, sonríe de oreja a oreja, mostrando un destello rojo. Allí interpreta a una “sirena de lengua afilada” atrapada en un triángulo amoroso, lo que implica ir cabeza a cabeza con Sean Penn, que interpreta a Cohen, y también reunirse con Ryan Gosling, su coestrella de Loco y estúpido amor. “Es algo muy copado”, babea, con buenas razones.

De todos modos, es Criadas y señoras la película que probó que Stone es más que una estrella cómica. En un elenco predominantemente femenino, Stone tiene de hecho el liderazgo como Eugenia “Skeeter” Phelan, una periodista en cierne que vive en Jackson, Mississippi, durante la era del movimiento por los derechos civiles, en los ’60. Decidida a escribir un libro acerca de “las criadas” –las mucamas negras que cocinan y limpian para sus empleadores blancos–, Skeeter causa una tormenta en su comunidad segregada, donde mujeres como la desagradable Hilly Holbrook (Bryce Dallas Howard) hacen campaña para que sus empleadas domésticas usen baños distintos.

Como en el libro de Skeeter, que se convierte en un éxito boca en boca, la película ha gradualmente crecido en popularidad, aunque Stone no está segura de por qué tocó un nervio. “Creo que debe ser porque nuestra cultura se ha vuelto muy salvaje respecto al escapismo. Hay muchas películas que son sobre el lugar en el que se desarrollan, o con los dobles y las explosiones, con las que está todo bien, porque adoro el escapismo igual que cualquiera. Pero creo que a la gente también le gusta una buena historia a la antigua. Y ésta tiene mucho dentro de sí. Entonces, por alguna razón, esta historia ha tocado a tanta gente. Pero es muy difícil explicarlo.”

Parte de su preparación fue ver la serie documental en seis episodios Eyes on the Prize. “Fue increíble”, asegura arrastrando las palabras. “Fue tan iluminador y horripilante leer acerca de la segregación racial, de la que no tenía idea, y darme cuenta realmente de cuán separado estaba todo. Creo que Eyes on the Prize debería ser obligatorio en las escuelas, sólo para poder apreciar cuánto hemos avanzado. Me cambió la vida.”

Es interesante que Stone estuviera filmando Criadas y señoras cuando descubrió que había ganado el papel en El sorprendente Hombre Araña; nada sencillo porque su compañera Bryce Dallas Howard había interpretado el mismo rol en El Hombre Araña 3. “Ella debe haber sido la primera persona que vino a mi trailer. Golpeó la muerta y dijo (con acento muy nasal): ‘Internet está diciendo que sos Gwen Stacy’. Y yo recién me enteraba. Ellos te avisan que vas a interpretar a Gwen Stacy y te dicen ‘se va a dar a conocer en un minuto y medio’. Tuve noventa segundos para hiperventilar y entonces estaba en toda la Internet. Así que dos minutos más tarde, Bryce me decía: ‘Hola, ¿es verdad?’.”

En algún sentido, uno podría decir que obtener el rol femenino principal en un blockbuster como éste es la última reivindicación de la presentación del “Proyecto Hollywood”. Nacida en Scottsdale, Arizona, y habitué de un grupo de teatro juvenil regional en Phoenix desde los 11 años (The Wind in the Willows fue su primera obra), Stone no tardó mucho en fijar la vista en “la ciudad de oropeles”. Con su padre self-made-man, que empezó su propia compañía constructora en 1986, ella estimaba que para poder discutir su caso, necesitaba hacerlo en los términos de él. “Una presentación es el modo de dar a conocer tu idea. Definitivamente, fui la hija de mi padre en eso”, se ríe la actriz.

Superbad le cambió la vida. “Todavía dependía de mis padres y Superbad apareció justo antes de que cumpliera 18, entonces me independicé financieramente. Así que fue tipo ‘¡Gracias a Dios!’.” Desde entonces, ella ha visto gradualmente cómo su anonimato desaparece, un proceso al que todavía se está acostumbrando. “Cuando la gente me dice algo, es realmente agradable. Pero cuando susurra o me señala, y siento que soy un animal en el zoológico, entonces es tenebroso y raro, porque es alienante”, asegura.

Con su aspecto de chica común y silvestre, Stone parece ser una más de los mortales, una fan que todavía adora leer entrevistas a celebridades en diarios y revistas. “No soy una de esas personas que tienen que disociarse de eso”, explica. “Al contrario, me convierto en adicta, así que tengo que hacerlo con moderación.” Del mismo modo, se borró de Facebook. “Me hago adicta a la Internet. Tengo una cuenta de Twitter. La miro mucho, pero no tweeteo. Me aterrorizaría decir algo y no poder superarlo.” Es muy difícil imaginárselo; Stone es muy controlada para hacer algo tan descuidado como eso.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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