La ceremonia del Oscar naci贸 hace 84 a帽os para que la industria de Hollywood pudiera celebrarse a s铆 misma, con lo cual no deber铆a extra帽ar a nadie que la gran ganadora de la noche del domingo haya sido El artista, una suerte de carta de amor al cine de aquella 茅poca, una evocaci贸n del mito de origen, justamente cuando la Academia empezaba a constituirse y el cine mismo atravesaba una transici贸n casi tan traum谩tica como la que atraviesa hoy.
En el argumento de El artista 鈥搎ue acapar贸 cinco estatuillas: a la mejor pel铆cula, director (Michel Hazanavicius), actor protag贸nico (Jean Dujardin), banda sonora (Ludovic Bource) y vestuario (Mark Bridges)鈥 reverberan ecos de los de las m煤ltiples versiones de Nace una estrella, con esa actriz que asciende al firmamento de Hollywood mientras su famoso mentor se hunde en las sombras del alcohol y del olvido. Pero tambi茅n hay una referencia evidente a Cantando bajo la lluvia, que como ahora hace El artista tambi茅n evocaba con 谩nimo divertido aquel momento en el que el cine mudo ced铆a frente al avance del sonoro y la industria toda (y no s贸lo los actores) deb铆an aprender a hablar y adaptarse al nuevo medio.
Y si en aquella 茅poca los estudios, los sistemas de rodaje y por supuesto las salas deb铆an reconfigurarse para adoptar micr贸fonos y parlantes, ahora la industria toda y los circuitos de exhibici贸n est谩n atravesando la reconversi贸n final y definitiva al sistema digital. No es una casualidad que el animador Billy Crystal haya hecho m谩s de una referencia a que la del domingo iba a ser la 煤ltima ceremonia en el Kodak Theater, o por lo menos en el teatro con ese nombre. La legendaria casa Kodak 鈥揳sociada por generaciones a la pel铆cula fotogr谩fica鈥 est谩 en quiebra, entre otras razones, porque no quiso, no supo o no pudo adecuarse a la era digital.
En este sentido, y aunque los votantes de la Academia la hayan ungido seguramente por razones sentimentales antes que racionales (el coraz贸n tiene razones que la raz贸n desconoce, dec铆a Pascal) El artista bien puede venir a significar hoy el alegre canto del cisne del cine anal贸gico, la despedida irreversible a una forma de concebir el cine que naci贸 hace casi tantos a帽os como la Academia misma y que ahora enfrenta una nueva era.
Adem谩s, la nostalgia siempre paga, y a veces mucho, como vino a descubrir el equipo de El artista. En el apogeo de los plasmas, los Ipads, las tabletas, los tel茅fonos inteligentes y todo tipo de pantallas individuales, El artista viene a recordar c贸mo eran aquellos tiempos en que el cine era capaz de abarrotar salas que albergaban a miles de personas so帽ando un mismo, hipn贸tico sue帽o colectivo. No por nada toda la est茅tica de la ceremonia del domingo 鈥揹esde la escenograf铆a hasta el vestuario de algunos presentadores鈥 evocaba la idea de esos viejos palacios donde el haz de luz que part铆a de la cabina de proyecci贸n literalmente parpadeaba a 24 fotogramas por segundo.
En este sentido, La invenci贸n de Hugo Cabret 鈥搎ue aun ganando tantas estatuillas como El artista (cinco) se qued贸 apenas con los premios t茅cnicos, siempre considerados menores鈥 trabaja en el sentido inverso. La pel铆cula de Martin Scorsese evoca, es cierto, la figura de un pionero como Georges M茅li猫s, pero lo hace con los recursos t茅cnicos, est茅ticos y narrativos del cine de hoy. Y reivindicando adem谩s la capacidad visionaria de M茅li猫s, su idea de futuro, lo que vendr谩. El Hugo de Scorsese es, adem谩s, la pel铆cula de un cineasta norteamericano que celebra a un franc茅s, mientras que El artista es un proyecto franc茅s que homenajea a Hollywood. Y parece que los casi 5800 miembros de la Academia no pudieron sustraerse a este sorpresivo halago venido desde el otro lado del Atl谩ntico, de parte de una cinematograf铆a como la francesa, que siempre le disput贸 a Hollywood todo, desde la invenci贸n misma del medio hasta su paradigma est茅tico y su hegemon铆a econ贸mica.
En la nota del domingo ya se explic贸 por qu茅 una pel铆cula originalmente francesa pod铆a competir en igualdad de condiciones con las de Hollywood, en lo que es esencialmente una fiesta local: porque tiene coproductores estadounidenses, porque el director Hazanavicius es franc茅s, pero con residencia en los Estados Unidos, porque fue rodada en un estudio de Hollywood con la participaci贸n de numerosos actores locales y, finalmente, porque la pel铆cula no tiene di谩logos y sus intert铆tulos est谩n en ingl茅s. Dicho esto, debe se帽alarse que El artista es la primera pel铆cula de producci贸n francesa en alcanzar el Oscar mayor de Hollywood; que es la primera realizaci贸n muda en obtener la estatuilla desde que Alas, en 1929, se llev贸 el premio en la ceremonia primigenia de la Academia; y que es el primer film en blanco y negro en llegar a esa instancia desde Piso de soltero (1960), de Billy Wilder.
Casualidad o no, el director Michel Hazanavicius dedic贸 su premio a 鈥淏illy Wilder, Billy Wilder y Billy Wilder鈥, mientras que su protagonista, Jean Dujardin, abrazado su estatuilla al mejor actor 鈥搎ue le arrebat贸 a George Clooney, nada menos, quien en los papeles figuraba como favorito por su trabajo en Los descendientes鈥, se ocup贸 de recordar a su modelo, Douglas Fairbanks, que fue a su vez el ilustre antecesor de Billy Crystal, el animador de aquella velada inaugural de la Academia, 84 a帽os atr谩s. En fin, que las muestras de amor correspondido entre franceses y hollywoodenses fueron y vinieron toda la noche, sobre todo en la 煤ltima de las tres horas de la transmisi贸n, cuando en el sprint final El artista se fue quedando como due帽o casi absoluto de la ceremonia.
驴Sorpresas? Pocas, casi ninguna. En todo caso, hubo suspenso y tensi贸n reci茅n al final del asunto, en las categor铆as al mejor actor y actriz, cuando Dujardin desplaz贸 a Clooney y Meryl Streep, en una votaci贸n que debe haber sido muy peleada, le gan贸 a la negra Viola Davis, que ven铆a atropellando fuerte en las premiaciones previas, por su protag贸nico en Historias cruzadas. La Streep tiene el record de ser la actriz m谩s nominada de la historia de la Academia, con 17 candidaturas. Y el domingo, gracias a su trabajosa composici贸n de Margaret Thatcher en La dama de hierro, sum贸 su tercera estatuilla, despu茅s de las de Kramer vs. Kramer (1979) y La decisi贸n de Sophie (1982), la primera como actriz secundaria y la segunda como protag贸nica.
Ella misma reconoci贸 que buena parte de la audiencia que estaba viendo la transmisi贸n pod铆a sentir algo as铆 como un molesto d茅j脿 vu, pero al fin y al cabo de eso se trat贸 la ceremonia del domingo: de reivindicar al pasado, de afirmarse sobre valores ya conocidos. A excepci贸n del premio al mejor gui贸n adaptado 鈥揂lexan-der Payne, por Los descendientes鈥, las nuevas generaciones de Hollywood casi no tuvieron lugar en el show, salvo como presentadores (Tina Fey, Will Ferrel, Brad Cooper, Zach Galifianakis), a cargo de las bufonadas de turno.
Incluso un premio seguramente merecido, el de mejor actor secundario para Christopher Plummer por Beginners, qued贸 tristemente asociado no tanto a su talento como a su edad. Desde su rol de abogado del diablo (que debe agradecerse, dicho sea de paso), Crystal record贸 que Plummer ten铆a 82 a帽os mientras le agradec铆a, ir贸nicamente, haber 鈥渆levado el promedio de edad de los premiados a 67鈥. Incluso el propio Plummer se dirigi贸 a la estatuilla como su contempor谩nea: 鈥淢e llev谩s s贸lo dos a帽os, 驴d贸nde estuviste todo este tiempo?鈥, le pregunt贸 al Oscar, mientras el comentarista de la transmisi贸n resaltaba que se trata del premiado m谩s veterano, despu茅s de haber superado a Jessica Tandy, ganadora del Oscar cuando ten铆a s贸lo 80.
Se dir铆a que la ceremonia del domingo 鈥揺n la que tambi茅n se celebr贸 a un tal Carl, que hace 59 ediciones trabaja sustituyendo a las estrellas en sus butacas cuando se levantan para ir al ba帽o, para que no queden lugares vac铆os en el teatro鈥 fue como una gran cuenta regresiva, donde todos miraban y se帽alaban hacia atr谩s, en un nost谩lgico retorno al pasado.
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