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Martes, 11 de diciembre de 2012
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Andy Serkis, el actor y director detrás del personaje de El Hobbit y El Señor de los Anillos

“Gollum cambió el curso de mi carrera”

En la nueva trilogía de Peter Jackson iba a tener una breve participación, pero terminó dirigiendo la segunda unidad. Serkis es hoy un referente de la tecnología de “Captura de movimiento”.

Por James Mottram *
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Es casi imposible estimar el impacto que Gollum ha tenido en Andy Serkis. Interpretar a la consumida criatura en la adaptación de Peter Jackson del clásico de J. R. R. Tolkien El Señor de los Anillos fue mucho más que sólo un papel en una película. “Cambió el curso de mi carrera”, admite Serkis. Antes de Gollum, él era un respetado actor británico que había ganado elogios por trabajos en películas de Mike Leigh como Simplemente amigas y Topsy-Turvy. Entonces llegó Jackson. “Fue un regalo que se me cruzó en el camino”, explica. “Fue estar en el lugar correcto, en el momento adecuado.”

Es, podría decirse, un regalo que se sigue prodigando. Este londinense de 48 años regresa este jueves a la cartelera con El Hobbit, el esperado regreso de Jackson a la Tierra Media para tomar el clásico para niños que Tolkien escribió en 1937, el libro que cuenta eventos sucedidos 60 años antes de El Señor de los Anillos. Pero este regreso es como la cereza en la torta para Serkis, quien –en la ola de haber encarnado ese personaje en la trilogía anterior– se convirtió en “un devoto de la captura de performance”, la revolucionaria tecnología que permite que los gestos y movimientos de un actor sean grabados en una computadora y se utilicen para renderizar digitalmente un personaje. Con Jackson y Weta –la compañía de efectos especiales situada en Wellington, responsable de la creación de Gollum–, Serkis quedó a la vanguardia de este campo (aunque aún no ha conseguido, y la tendría merecida, una nominación al Oscar por su actuación). Su trabajo en El Señor de los Anillos lo llevó a interpretar al gran gorila de la remake de King Kong que Jackson filmó en 2005, y los reunió nuevamente –esta vez con Jackson como productor– en la Tintin que el año pasado dirigió Steven Spielberg. Allí fue el viejo Capitán Haddock, pero Serkis volvió a tomar poses simiescas como César, en El planeta de los simios - (R)Evolución, exitosa precuela realizada por Rupert Wyatt.

En el camino hubo roles de carne y hueso: Serkis fue nominado dos veces a los premios Bafta, por su aterrador retrato del asesino Ian Brady (en Longford) y por su aparición como Ian Dury en Sex & drugs & rock & roll, además de su rol como ayudante del misterioso Nikola Tesla que interpretaba David Bowie en El gran truco. Pero es como campeón de estas nuevas técnicas donde Serkis está dejando una marca. El lo llama “destino”, y apunta que antes de convertirse en actor obtuvo un grado en Artes Visuales en la Universidad de Lancaster, en teatro, diseño y movimiento. “Cuando pienso en eso veo que todas esas cosas ya me interesaban, y todas terminaron confluyendo en la captura de movimiento.” Recientemente, el actor abrió su propia compañía de producción, The Imaginarium, un estudio situado en la ciudad de Ealing que busca utilizar esta tecnología: el regreso de Gollum pondrá una luz brillante sobre estos métodos pioneros. Sin dudas, el personaje es uno de los más populares y más imitados de Lord of the Rings, con su permanente lloriqueo de “my precious”: Serkis admite que fue una reunión emotiva. “El Hobbit fue uno de los primeros libros largos que leí en mi vida. Recuerdo vívidamente el pasaje de los ‘acertijos en la oscuridad’, y para mí significó mucho finalmente interpretar ese pasaje después de todos estos años.”

Esa secuencia es, precisamente, la gran escena de Gollum en El Hobbit, en la que se embarca en un juego de acertijos con el personaje del título, Bilbo Bolsón (interpretado por Martin Freeman), en la que se disputan el poderoso anillo. Serkis estima que este Gollum es “diferente” al que se vio en La Comunidad del Anillo, Las dos torres y El Retorno del Rey. “Físicamente no tiene cicatrices, no ha sido torturado, no está atormentado porque ya no tiene el anillo. Pero lo que se ve en esta escena es el preciso momento en el que pierde el anillo. Y también vemos a Bilbo salvar su vida cuando podría terminarla, y de ese modo cambiar el curso de la historia para toda la trilogía de El Señor de los Anillos.”

Aun así, esto solo cuenta la mitad de la historia de Serkis. El plan original era que estuviera en Nueva Zelanda solo dos semanas para hacer las escenas de Gollum, pero Peter Jackson lo terminó enrolando como director de la segunda unidad de filmación y se quedó todo el rodaje. Fue una enorme responsabilidad para un actor que, más allá de su experiencia en el set, nunca se había colocado detrás de las cámaras. Y además esto no era el usual trabajo de una segunda unidad, eso de filmar tomas menores para las que el equipo principal no tiene tiempo. Había de todo, desde tomas aéreas a grandes batallas. “A veces Pete me daba secuencias enteras, a veces partes de secuencias, a veces terminar tomas de soporte que él no había terminado. Fue épico”, dice.

Irónicamente, Serkis se estaba preparando para dirigir su primera película a través de The Imaginarium, pero ante el llamado de Jackson debió dejarla en pausa. “Pete sabía que yo quería dirigir largometrajes, y siempre me dio su apoyo en ese sentido. Cuando apareció esto me dijo: ‘Creo que podrás hacer un gran trabajo con esto. Y nosotros nos conocemos bien, vos conocés bien la Tierra Media y seremos honestos uno con el otro’. Con lo que, de varias maneras, pareció llegar en el momento justo. Mi primera película iba a ser un título independiente y terminó siendo la mayor segunda unidad posible: filmé el equivalente a cinco películas independientes.” Para cualquier director en desarrollo es una oportunidad en la vida trabajar junto a Jackson y su coguionista y socia, Fran Walsh. “Es como aprobar tu carnet de conducir y que te den una Ferrari”, se ríe Serkis, plenamente consciente de lo afortunado que es. Pero, más importante aún, lo acercó más a Jackson y Walsh. “Por encima de todo, de la enorme escala, el tamaño, la popularidad de estas películas y todo el resto, si estuvieran haciendo la película más pequeña del mundo también querría trabajar con ellos. Son los realizadores más genuinos que haya tenido cerca jamás.”

También significó experimentar de cerca los traumas que aquejaron la preproducción, que descarriló varias veces, desde un incendio que destruyó varios decorados hasta Jackson sufriendo una úlcera perforada justo cuando iba a comenzar la filmación. A pesar de todo ello, “cuando Peter finalmente llegó al primer día de la fotografía principal, estaba notablemente calmo”, apunta Serkis. En ese primer día, Jackson incluso realizó un powhiri, la tradicional ceremonia de bienvenida maorí. “Una vez que llegamos a ese punto de ‘realmente lo estamos haciendo’ es todo un alivio... fue un comienzo muy bello, emotivo.”

Nacido en Ruislip, Serkis fue criado por su madre, maestra de niños discapacitados, mientras su padre trabajaba como médico en Irak. “Mi relación con mi padre fue extraña, porque vivió lejos durante mucho tiempo. Y eso influyó en poco en mí, que tiendo a reaccionar naturalmente de manera contraria. No me gusta que me digan lo que tengo que hacer, y es algo que se remonta a la escuela. Me gusta hacer lo que me gusta hacer; creo que tengo mucha energía interna, que necesita salir.” Sus vacaciones junto a cuatro hermanos solían ser largos viajes a Medio Oriente, donde desarrolló una sed por conocer nuevas culturas, un deseo de salir de zonas de confort, que lo acompaña hasta hoy. Antes de hacer King Kong pasó semanas en Ruanda viendo a un grupo de 23 gorilas de montaña en los volcanes Virunga, junto al equipo de una fundación que estudiaba la testosterona en machos. Hacer El Hobbit fue diferente. Habiendo pasado siete de sus últimos doce cumpleaños en Nueva Zelanda, esta vez estuvo casi un año lejos de su esposa, la actriz Lorraine Ashbourne, y sus tres hijos. “Eso fue muy, muy difícil, muy duro. Usamos mucho Skype... ¡Dios bendiga a Skype! Desde Lord of the Rings, ¡Skype fue el más importante avance tecnológico del film!”

Como resultado del trabajo en El Hobbit y tres proyectos de su compañía, “esta fue la pausa más larga que he tenido en la actuación”, dice. Pero entre la secuela de Tintin planeada para el año próximo y una nueva película del Planeta de los Simios, Serkis volverá pronto a la pantalla... aunque no se vea su cara. “Amo actuar, y no voy a dejarlo nunca”, dice. “Pero ahora, ciertamente, es parte de un paisaje mucho más amplio.”

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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