Imprimir|Regresar a la nota
Jueves, 7 de febrero de 2013
logo espectaculos
Comienza hoy la edición número 63 del Festival Internacional de Berlín

Grandes nombres para escaparle al frío

Hacía tiempo que la Berlinale no reunía tantos directores de primera línea en su programación como sucede este año, tanto dentro como fuera de la competencia oficial. Y Catherine Deneuve, Juliette Binoche e Isabelle Huppert se sacarán chispas.

Por Luciano Monteagudo
/fotos/espectaculos/20130207/notas_e/na27fo01.jpg
The Grandmaster, de Wong Kar-wai, será el film de apertura de esta noche, fuera de concurso.

Desde Berlín

Wong Kar-wai, Gus Van Sant, Bruno Dumont, Jafar Panahi, Hong Sang-soo, Richard Linklater, Ken Loach, el documentalista Nicolas Philibert... Ya en los últimos años venía dando muestras de una fuerte recuperación, en términos de calidad, interés y prestigio, pero hacía tiempo que el Festival de Berlín no reunía tantos directores de primera línea en su programación como sucede este año, tanto dentro como fuera de la competencia oficial.

En su eterna rivalidad con los otros dos grandes festivales europeos del calendario cinematográfico internacional –Cannes, Venecia–, Berlín siempre tuvo la desventaja de jugar con el frío en su contra: el invierno alemán no se presta precisamente para lucir escotes en la alfombra roja y este año no va a ser la excepción (con un promedio de 3 grados bajo cero para los once días que comienzan hoy y culminan el domingo 17). El adelantamiento de la ceremonia del Oscar, que antes se celebraba a mediados de marzo y desde hace ya varios años se adelantó a febrero, también le quitó la posibilidad de contar con las estrellas y títulos más fuertes de Hollywood, porque para cuando se realiza el festival las principales candidatas ya están estrenadas en todo el mundo. Pero la Berlinale siempre supo hacer del defecto una virtud y consolidó lo que históricamente fue su marca de identidad: confiar en el poder del cine antes que en el del glamour, aunque se quejen los sponsors y la televisión.

La estrategia no le pudo haber resultado más favorable. En el 2011, descubrió y coronó con el Oso de Oro al film iraní La separación, de Asghar Farhadi, que recién un año después ganó el Oscar a la mejor película extranjera y se convirtió en un éxito internacional. En esa misma edición, también premió a El caballo de Turín, que marcó el regreso en su mejor forma del húngaro Béla Tarr, y a La enfermedad del sueño, que confirmó el talento del director alemán Ulrich Koehler. Y el año pasado, la Berlinale recuperó para el circuito de festivales a los hermanos Paolo y Vittorio Taviani (Oso de Oro por Cesare debe morire, de próximo estreno en Argentina), además de haberle arrebatado a Cannes –que suele hacer valer su derecho de pernada– el título que la mayoría de las encuestas de publicaciones y sitios especializados señaló como el mejor film del año, Tabú, del portugués Miguel Gomes.

Habrá que ver si en la edición que comienza hoy –y que reúne alrededor de 400 estrenos internacionales, entre sus distintas secciones, incluido el European Film Market– los logros están a la altura de las expectativas. Pero debe decirse que, en los papeles al menos, hay mucho para ver en esta Berlinale número 63, empezando por la película de apertura de esta noche, The Grandmaster, flamante realización del hongkonés Wong Kar-wai, quien se desempeñará a su vez como presidente del jurado oficial, por lo cual su film se proyectará fuera de competencia.

Protagonizada por su actor fetiche Tony Leung, que acompaña a Wong Kar-wai desde los tiempos de Days of Being Wild (descubierta en el Forum de la Berlinale 1991) y que fue la estrella de varias de sus obras maestras (entre ellas Con ánimo de amar y Felices juntos, rodada en Buenos Aires), The Grandmaster es una carta brava para el director de Chungking Express. Se trata de una producción a gran escala, nacida como proyecto hace casi una década, la historia del legendario Ip Man (interpretado por Leung), quien a partir de 1930 fue considerado el más importante maestro de artes marciales, título que revalidó luego como mentor de Bruce Lee, nada menos. Por lo tanto, The Grandmaster propone biopic, reconstrucción de época (los años pre-Mao), proporciones épicas, artes marciales y, puede suponerse, también melodrama, considerando que –como el gran manierista que es– Wong Kar-wai se ha consagrado como un especialista en el género y seguramente no va a desatender las posibilidades que le pueda proporcionar su personaje.

El cine independiente estadounidense estará bien representado en la competencia por The Necessary Death of Charlie Countryman, ópera prima de Fredrik Bond, con Shia LaBeouf, y por Prince Avalanche, de David Gordon Green, ambos prohijados por el Festival de Sundance. Y aunque hace rato que juega en las ligas mayores, Gus Van Sant (el gran realizador de Elephant) siempre suele hacer valer su espíritu indie y es lo que se espera también de Promised Land, un film de temática social protagonizado por Matt Damon. Por su parte, Steven Soderbergh llega al concurso de Berlín con la que ha anunciado será (a los 50 años) la última película de su carrera, Side Effects, con Jude Law y Catherine Zeta-Jones. Hace tiempo –cinco años atrás, por lo menos, cuando filmó su díptico sobre el Che Guevara– que Soderbergh viene amenazando con su retiro del cine, disgustado por la dificultad creciente que tiene para conseguir financiamiento para sus películas, pero considerando que desde entonces hizo por lo menos media docena de largometrajes no hay por qué creerle. Parece que se las ingenia bastante bien para seguir adelante. Y fuera de concurso, en una función especial, se verá Before Midnight, de Richard Linklater, que viene a cerrar su trilogía sobre el amor y el paso del tiempo integrada por Antes del amanecer y Antes del atardecer, todas protagonizadas por la misma pareja, Ethan Hawke y Julie Delpy.

Como suele suceder en la Berlinale, Europa pisa fuerte, especialmente el cine francés, con Camille Claudel 1915, de Bruno Dumont, como cabeza de fila. Contrariando su tendencia a trabajar con actores no profesionales, aquí Dumont (La humanidad, Fuera de Satán) confió su protagónico a Juliette Binoche, que encarna a la famosa escultora y amante de Auguste Rodin, cuando ya madura fue recluida por su familia en un hospicio. La Binoche no será la única diva francesa en Berlín: Catherine Deneuve protagoniza Elle s’en va, de Emmanuelle Bercot, mientras que Isabelle Huppert participa de La Religieuse, del belga Guillaume Nicloux, todas en competencia, con lo cual se supone que se sacarán chispas.

Los locales participan en el concurso oficial con dos títulos, Layla Fourie, de Pia Marais, y Gold, de Thomas Arslan, con Nina Hoss. Y aspiran, por lo menos, a repetir la performance de años anteriores, cuando sus colegas de la llamada Escuela de Berlín (Ulrich Koehler por La enfermedad del sueño, Christian Petzold por Barbara) ganaron sucesivamente el Oso de Plata al mejor director. El austríaco Ulrich Seidel, por su parte, trae Paradies: Hoffnung, la última entrega de su trilogía sobre el Paraíso, que inició con Paradies: Liebe (presente en el último Cannes) y continuó con Paradies: Glaube. Amor, felicidad y esperanza, algo que Seidel suele negarle sistemáticamente a sus personajes.

Finalmente, Asia tendrá dos nombres mayores en competencia. Por un lado, el gran director coreano Hong Sang-soo, autor de infinitas y sutiles variaciones sobre el tema de desencuentro amoroso, presenta Nugu-ui Ttal-do Anin Haewon (Haewon, la hija de nadie). Y el iraní Jafar Panahi, en colaboración con Kambozia Partovi, envía Parde, desafiando una vez más al régimen teocrático de su país. Como se recordará, en diciembre de 2010 Panahi fue condenado a seis años de cárcel y 20 de inhabilitación para hacer cine, viajar al extranjero o conceder entrevistas. El delito que se le imputa es “actuar contra la seguridad nacional y hacer propaganda contra el régimen”. Aun en condiciones de arresto domiciliario, Panahi se las ingenió para realizar dentro de los límites de su propio departamento en Teherán esa obra maestra que es This Is Not a Film (Esto no es una película), que llegó clandestinamente al Festival de Cannes 2011 en un pendrive, escondido –cuenta la leyenda– en una torta. Habrá que ver cómo viene ahora su nueva película a la Berlinale. Por las dudas, se recomienda masticar con cuidado toda porción de Sachertorte que se sirva en las inmediaciones del festival.

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.