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Jueves, 26 de septiembre de 2013
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HANNAH ARENDT Y LA BANALIDAD DEL MAL, DE MARGARETHE VON TROTTA, CON BARBARA SUKOWA

Una mujer en tiempos de oscuridad

En el nuevo film de la directora de Rosa Luxemburgo, los vicios del cine acad茅mico, ese que siente la necesidad de explicarlo todo, luchan con una dificultad esencial (驴c贸mo se filma el pensamiento?), que parad贸jicamente le aporta sus mejores momentos.

Por Luciano Monteagudo
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La actriz Barbara Sukowa logra mimetizarse completamente con la gran fil贸sofa alemana.

Hay una decisi贸n inteligente en el centro de Hannah Arendt y la banalidad del mal y es la de descartar de plano la idea de una biopic de la c茅lebre fil贸sofa alemana, que inexorablemente hubiera trivializado su vida y minimizado su obra. Contrariamente a lo que suele suceder, el t铆tulo de estreno local resulta esta vez m谩s certero que el original, porque la nueva pel铆cula de Margarethe von Trotta 鈥搇a recordada directora de Las hermanas alemanas y Rosa Luxemburgo鈥 no pretende abarcar la totalidad del personaje que retrata (como sugiere la mera menci贸n de su nombre), sino apenas un momento de su vida. Un momento determinante, por cierto: los cruciales cuatro a帽os (1961-1964) durante los cuales Arendt cubri贸 el juicio del Estado de Israel contra el criminal de guerra nazi Adolf Eichmann y luego escribi贸 su famoso libro Eichmann en Jerusal茅n - Un estudio sobre la banalidad del mal, que tanta controversia trajo y sigue trayendo, como lo prueba el 煤ltimo documental de Claude Lanzmann, Le dernier des injustes, presentado en mayo pasado en el Festival de Cannes.

Nacida en Hannover, Alemania, en 1906, jud铆a y exiliada pol铆tica ella misma, Arendt (interpretada en el film por Barbara Sukowa, la actriz-fetiche de Von Trotta) hac铆a ya mucho tiempo viv铆a y trabajaba como docente universitaria en Nueva York cuando se entera de que Eichmann es secuestrado en Argentina por el servicio secreto israel铆 y llevado a juicio en Jerusal茅n. Cansada de su rutinaria vida acad茅mica y de los cocktail parties de Manhattan, le propone al editor de la famosa revista The New Yorker (por entonces el 贸rgano de expresi贸n por antonomasia de la intelligentzia estadounidense) viajar a Israel y cubrir el juicio para la publicaci贸n.

Ese comienzo del film hace temer un poco por su desarrollo posterior. La discusi贸n en la redacci贸n de la revista ante su propuesta parece estar all铆 menos por razones dram谩ticas que did谩cticas, para que ante la suspicacia de sus colaboradores el editor de la publicaci贸n pueda explicar en voz alta a los espectadores qui茅n es Arendt y cu谩l es su importancia, desde su condici贸n de disc铆pula (y amante) de Martin Heidegger hasta el valor de su libro m谩s famoso hasta entonces, Los or铆genes del totalitarismo (1951). El viaje posterior en un bus, ya en Jerusal茅n, donde otro pasajero lee ostensiblemente un peri贸dico (en ingl茅s) que proclama en unos titulares cat谩strofe 鈥淔altan dos d铆as para el juicio del siglo鈥 tambi茅n choca por su didactismo. No son los 煤nicos ejemplos, pero s铆 los m谩s evidentes de una tendencia que afortunadamente la pel铆cula luego logra revertir.

En el nuevo film de Von Trotta, los viejos vicios del cine acad茅mico, ese que se siente en la necesidad de explicarlo todo, luchan cuerpo a cuerpo con una dificultad esencial del film, que la propia directora describi贸 muy bien en la entrevista publicada ayer en P谩gina/12: 鈥溌緾贸mo se filma el pensamiento?鈥. Ese escollo es el mayor desaf铆o de la pel铆cula y del cual, debe decirse, sale airosa, no s贸lo por una puesta en escena que paulatinamente va confiando m谩s en la capacidad del espectador para ejercer su propio discernimiento sino tambi茅n por el estupendo trabajo de Sukowa que, como en ocasiones anteriores, logra mimetizarse con su personaje al punto de casi hacer olvidar de que se est谩 frente a una gran actriz. Menos es m谩s, parece su consigna, mientras su Arendt se echa en un sof谩 a fumar, a pensar. A pensar, por ejemplo, c贸mo 鈥渞esolver el dilema entre el execrable horror de los hechos y la innegable insignificancia del hombre que los hab铆a perpetrado鈥.

El material dram谩tico de base es tambi茅n fascinante. El hecho de que ya en las primeras notas para la revista, que luego fueron tambi茅n los primeros cap铆tulos del libro posterior, Arendt 鈥搎ue supo ser sionista鈥 les impute a los Judenrat (los Consejos jud铆os) una dosis considerable de colaboracionismo frente a Eichmann, de acuerdo con datos que surgieron del juicio mismo, provoca una airad铆sima reacci贸n no s贸lo de la comunidad jud铆a neoyorquina sino tambi茅n de muchos de sus colegas universitarios, que le hicieron el vac铆o y la empujaron al aislamiento. Ese choque entre el mundo exterior y el interior est谩 mejor resuelto en la pel铆cula cuando ella se refugia en la comprensi贸n y el cari帽o de su marido (excelente Axel Milberg) que cuando recuerda su temprano amor铆o y posterior decepci贸n con Heidegger. En el cine actual, el tiempo presente siempre tiene m谩s verdad que los flashbacks, un recurso que 鈥搎uiz谩s por su manierismo鈥 alcanz贸 su cenit en el cine cl谩sico de Hollywood, pero que utilizado hoy siempre resulta ret贸rico.

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