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Martes, 22 de octubre de 2013
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Thomas Ammann y Eugenia Mumenthaler en el DocBuenosAires

Elecciones sexuales, tensiones sociales

Ammann es el director de Hello Stranger, una reflexión sobre el amor, la amistad y la sexualidad. Mumenthaler es la productora de La llave del lavadero, un microcosmos de choques sociales. Y ambos demuestran la vitalidad del documental suizo.

Por Oscar Ranzani
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Eugenia Mumenthaler y Thomas Ammann, representantes del nuevo documental suizo.

Hasta hace unos años, los documentales hechos por directores suizos solían retratar temas del exterior, ajenos a su propia coyuntura. Aunque, poco a poco, eso está cambiando y ahora hay una cierta tendencia a mirar hacia adentro. Y temas como la inmigración y también las historias familiares suelen ser motivo de gran interés al concebir un documental. Palabras más, palabras menos, esto es lo que cuentan Thomas Ammann y Eugenia Mumenthaler. Ammann vino a la Argentina a presentar su documental Hello Stranger, una reflexión sobre los límites entre el amor, la amistad, la sexualidad, la moral y los valores religiosos. A su vez, Eugenia es la hermana de Milagros Mumenthaler, directora del multipremiado film nacional Abrir puertas y ventanas. Pero Eugenia se radicó en Suiza y es la productora de La llave del lavadero, ganador del premio al mejor documental suizo del Festival Visions du Réel de Nyon, gracias a su retrato de un edificio de departamentos de Lausana que refleja los conflictos sociales entre la típica tendencia nacional al orden y la diversidad cultural de sus inquilinos, muchos de ellos inmigrantes. Ambos films forman parte de la programación del DocBuenosAires y se verán a partir de mañana miércoles en la Sala Leopoldo Lugones.

Mientras Ammann estaba terminando sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Ginebra, preparaba su film de graduación. Desde hacía unos años conservaba una serie de videos que había filmado de su vida privada y que mostraban una problemática familiar y de relaciones de pareja. “Poco a poco, hablando con los profesores, buscamos acercarnos a lo que era realmente mi búsqueda con esas imágenes y llegamos a este documental mirando y buscando en esas imágenes que tenía guardadas.” En ellas se puede ver al propio cineasta en la intimidad del departamento que comparte con su pareja, Felipe, un ciudadano colombiano: la relación pasa de la alegría del casamiento a la crisis, cuando aparece en escena, como una integrante más de la pareja, una tercera persona, de sexo femenino. ¿No le daba temor al director exponer su vida privada frente a la cámara? Ammann reconoce que sí, pero resalta que “era más fuerte y más importante lo que estaba buscando decir”. Entonces, “cerré un poco los ojos a este miedo y también pasé por muchas etapas viéndome a mí mismo, a mi vida privada, pensé mis errores y me puse de acuerdo conmigo mismo para intentar mostrar lo más que podía de esos nudos que había en mi vida”, cuenta el director suizo.

Hello Stranger reflexiona, entre otros tópicos, sobre el valor de las elecciones de vida y la libertad sexual. En ese sentido, el propio director admite que “hay muchas preguntas que intento hacer en la película, pero no encuentro respuestas como, por ejemplo, cómo funciona una pareja de más de dos personas”. Y tiene sus propios argumentos en base a la experiencia vivida: “Intentar buscar que esa libertad sexual funcione es algo que todavía no es real ni concreto. Pero con la película busqué exponer los problemas que pueden aparecer en esa búsqueda, en ese intento”. En ese sentido, Hello Stranger esboza también una reflexión sobre su propia identidad: “Es un tiempo de mi vida, un momento muy concreto de más o menos dos años, desde el momento en que comenzamos a filmar con Felipe nuestra vida privada en casa. Y la película se termina en la etapa de los 23-24 años, porque ahora, a mis 26, ya todo cambió. Es un momento de mi vida que se cerró para pasar a la adultez”, reconoce el director. Ammann también muestra en su documental la dificultad de la aceptación familiar en cuanto a sus elecciones sexuales. “Eran cosas complejas de explicarles, porque con mis padres nunca habíamos hablado de sexo. Es algo complicado de hablar abiertamente y, entonces, lo hice con un poco de pudor. Pero lo intenté y abrí muchas puertas para acercarme a esos temas con la familia. Y luego pudimos hablar mucho más libremente”, confiesa el director suizo.

La llave del lavadero está dirigida por la dupla Frédéric Florey-Florian Devigne. La idea fue de Devigne, quien creció en Suiza y luego estudió en Bélgica. Hasta que hace años, estaba viviendo en París buscando un productor suizo y ahí entraron en escena Mumenthaler y su equipo. Ellos le presentaron al director Florey, con el que luego formó la dupla. “Ella quería entrar en intimidad con la gente a partir del simple hecho de lavar la ropa, que implica un montón de tiempos muertos en los que aparentemente no pasa nada, pero donde también las personas se mezclan y surgen conflictos”, cuenta Mumenthaler sobre las motivaciones de la cineasta. El escenario elegido fue un edificio que los servicios sociales suizos alquilan para que las personas de escasos recursos vivan temporariamente. “Los alojan ahí durante un tiempo hasta que encuentren algo mejor, pero al final es un temporario que dura años porque se quedan viviendo allí”, cuenta la productora. La idea consistía en mostrar “una Suiza que no se conoce tanto. Uno siempre piensa en una Suiza rica, con recursos, pero también hay una franja de la población que tiene que vivir del servicio social y que está ahí con su vida en espera”.

Y las dificultades de convivencia surgen en la lavandería del edificio, que en la película funciona a la manera de un microcosmos de la sociedad. “Ese sistema de lavandería común en los edificios es un concepto muy suizo, donde hay que ser súper organizado. Generalmente, la gente se va pasando la llave o hay otro tipo de organización que allí no funcionó y, entonces, tuvieron que poner una responsable que intentó organizar todo eso. Pero es algo muy suizo: hay que respetar el horario, cuando terminás tenés que dejar el lugar limpio, encontrarte con el vecino para pasarle la llave del lavadero. Entonces, el documental consistía en ver cómo esa gente, muchos de ellos inmigrantes de distintas culturas, se podía adaptar a un funcionamiento tan suizo.”

En el medio surgieron grandes discusiones entre los que iban a utilizar el servicio de la lavandería del edificio, que se ven reflejadas en el documental. A tal punto llegaron los conflictos que durante la realización del film, los vecinos cambiaron tres veces a la persona responsable de la llave y de la organización de los horarios, porque las elegidas no aguantaban y se iban. Y casi terminan eligiendo a la directora para organizar el asunto.

* Hello Stranger podrá verse mañana miércoles a las 19.30 en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Avda. Corrientes 1530) y se repite el jueves a las 17 en la misma sala. La llave del lavadero se exhibirá el jueves a las 19.30 y el viernes a las 17, siempre en la Lugones.

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