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Viernes, 3 de enero de 2014
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La industria de los efectos visuales ya no es exclusividad de Hollywood

El truco de inventar lo que no existe

En dos semanas se definirán las cinco candidatas a un rubro del Oscar que atrae cada vez más atención. Aunque Hollywood lleva la voz cantante en la industria, las compañías más innovadoras en el campo de los efectos visuales se sitúan en Inglaterra.

Por Nick Clark *
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Los efectos de Gravedad, firme candidata a la estatuilla, fueron hechos por la inglesa Framestore.

A medida que se acerca la “temporada de premios”, las mayores casas de efectos visuales del mundo se preparan para lo que en el negocio se conoce como “Bake off”, algo así como “la horneada”. En estos días se hará la visualización final de los trabajos que realizaron en películas que incluyen títulos resonantes como Gravity, Thor: el mundo oscuro y World War Z; así, sus colegas definirán la lista final de sólo cinco películas que competirán por el Oscar a los mejores efectos visuales en los premios de la Academia. Los nominados se anunciarán el próximo jueves 16, pero la lista de diez preseleccionadas ya marca una tendencia: siete de ellas involucran a compañías que no son de Hollywood sino de origen británico, como Framestore, MPC, Double Negative y Cinesite.

El público que llena las salas de cine no tiene mayor idea de que Gran Bretaña es una de las casas de efectos especiales más poderosas del mundo, con algunas de las más grandes empresas a nivel mundial ubicadas a pocas cuadras de distancia en el Soho londinense. “Es sorprendente el gran porcentaje de trabajos de efectos visuales que el público está disfrutando en los tanques hollywoodenses y que en realidad se realizaron en Inglaterra –dice un veterano miembro de la industria–. En términos de representación, el país tiene una presencia llamativa en el cine estadounidense. No se trata sólo del volumen sino también de la calidad. En estas empresas trabajan algunos de los mejores artistas del mundo.”

Una de las favoritas para llegar no sólo a la lista final, sino inclusive para quedarse finalmente con la estatuilla dorada el 2 de marzo en Los Angeles es Gravedad. A pesar de tener dos actores estadounidenses de peso como Sandra Bullock y George Clooney, los revolucionarios efectos visuales que los ponen a girar en el espacio fueron casi íntegramente creados en Inglaterra por la compañía Framestore, a través de un equipo de 450 personas. Los efectos han sido celebrados por todo el mundo, desde James Cameron (director de Avatar, otra película que sorprendió en ese rubro) al astronauta Buzz Aldrin. El trabajo realizado por ese equipo incluyó la creación de una “caja de luces” con cientos de leds, la invención de un nuevo arnés para suspender a Bullock, la labor de un equipo de marionetistas que ya trabajó en Caballo de guerra y la utilización de un software para dibujar gráficos sobre el cuerpo de los actores e inclusive en los visores delante de sus caras. Tim Webber, supervisor de efectos visuales en la película, dice que “siempre amé desarrollar nuevas técnicas, hacer que en cada película se pueda hacer algo ligeramente diferente a medida que los efectos evolucionan más y más. Con Gravedad hicimos muchas cosas diferentes, cosas que son sustancialmente nuevas. Cada pequeña parte del proceso fue diferente a todo lo que habíamos hecho antes”.

Webber viene trabajando en el desarrollo de nuevas técnicas desde que arribó a la industria, en 1985, tras estudiar física y deseoso de hacer uso de su amor por las artes. En ese momento, Framestore sólo hacía trabajo corporativo y videoclips para el universo pop, incluyendo el icónico “Take on me” del grupo A-Ha. “En esos tiempos, todos los que llegaron a la industria lo hicieron de diferentes maneras”, dice. La primera máquina en la que Webber trabajó podía almacenar 90 segundos de video de definición estándar y tenía el tamaño de una heladera.

Otro de los profesionales que se sitúan en la primera línea de aquellos que buscan empujar las fronteras de los efectos visuales es Paul Franklin, de Double Negative: su ruta de ingreso a la industria fue a través del trabajo como escultor, que lo llevó a buscar visualizar sus piezas en 3D en una computadora. Franklin, que trabaja actualmente como supervisor de efectos visuales para Christopher Nolan en Interstellar –película de ciencia ficción que se estrenará a fines de este año–, trabajó en MPC por cuatro años, antes de cofundar Double Negative (conocida como Dneg) en 1998. La empresa fue inmediatamente comisionada para crear el mundo visual de Pitch Black, una película de bajo presupuesto pero con muchos efectos protagonizada por Vin Diesel. Conoció a Nolan en el set de Batman inicia y luego trabajaron juntos por el resto de la trilogía, consiguiendo un Oscar por Inception en 2011. Su trabajo será objeto de una muestra especializada en el centro Barbican de Londres en 2015.

Richard Stammers, quien actualmente trabaja para MPC en X-Men: Days of Futures Past (a estrenarse en mayo de este año), dice: “En el trabajo que hacemos, hay un amplio espectro de disciplinas. Hay desafíos que son increíblemente creativos y otros que son muy técnicos. Podés aprender a usar el software, pero el ojo creativo que se necesita detrás de ese aprendizaje es a menudo muy importante”.

Lo que cimentó la reputación de Londres como uno de los tres centros mundiales de los VFX –junto a la Costa Oeste de Estados Unidos y Nueva Zelanda, donde está ubicada la poderosa Weta, que sorprendió al mundo con la trilogía de El señor de los anillos– fue la franquicia Harry Potter. Simon Stanley-Clamp, de Cinesite, dice que “todos querían estar en Potter. Para Londres, fue la marca que vino a cambiar el juego”. La ciudad se convirtió en una especie de Meca para los artistas con talento y los supervisores de efectos visuales, en parte impulsada por la saludable competencia entre compañías muy cercanas entre sí en el Soho. “Siempre hubo un montón de artesanos cinematográficos y todas las empresas de VFX están muy cerca unas de otras –apunta Webber–. Eso hace una gran diferencia: todos terminaban encontrándose en el pub.”

Actualmente, se estima que en la capital inglesa trabajan unos seis mil profesionales, seis veces más que hace una década. También se benefician de la serie de producciones de Hollywood atraídas por las reducciones de impuestos que el gobierno inglés fijó para la industria del cine. “Esto está explotando –detalla Webber–. Desde aquí está saliendo una gran cantidad de muy buenos trabajos. Durante mucho tiempo Londres no consiguió los presupuestos que se manejaban en otros sitios, con lo que las compañías dedicadas a esto debieron poner en juego una mayor creatividad, que no se basara en simplemente tirar más y más dinero.”

Aun así, no es un panorama exento de problemas. El negocio es altamente competitivo, y por ende los márgenes son apretados, y los tiempos de resolución para cada proyecto se vuelven aún más ajustados. Canadá, cuyo gobierno también ha implementado una agresiva política de reducción de impuestos para la industria cinematográfica, también viene atrayendo talentos y proyectos fílmicos. El gobierno británico actuó con la reciente Declaración de Otoño (Autumn Statement), que señala nuevas reducciones específicas para la industria de efectos visuales. Según dice Stanley-Clamp, “todavía es una industria de proporciones reducidas, pero una industria que opera a escala global. Es algo que debemos celebrar: un mercado resonante, poblado de gente realmente muy talentosa”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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