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Viernes, 17 de enero de 2014
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UN REPASO POR LO QUE DEJAN LAS NOMINACIONES DE LA ACADEMIA

Hollywood entre lobos, los ’70, astronautas y esclavos

Escándalo americano, Gravedad y 12 años de esclavitud arrancan con las mejores expectativas; los excesos de Scorsese en El lobo de Wall Street quizá sean demasiado para el Oscar. Hay varias figuras “repetidoras”, que esta vez no incluyen a Tom Hanks.

Por Horacio Bernades
El anuncio fue realizado en la mañana de Buenos Aires, la tarde de Los Angeles, por Chris “Thor” Hemsworth y Cheryl Boone Isaacs.

Más allá de gustos, subjetividades y caprichitos, suena irreprochable la cosecha 2014 del Oscar (o 2013, si se toma como referencia el año de estreno). No hay películas y nominaciones que den vergüenza. Asoma, en las categorías más importantes, una buena cantidad de títulos y personajes que no representan precisamente el corazón del mainstream hollywoodense. Y hasta hay lugar para alguna alegría bastante sorpresiva. Como la nominación de Jonah Hill, que está extraordinario en El lobo de Wall Street, en un papel cómico, lo cual parecía dejarlo al costado del ring. O el nombre de Spike Jonze, el mismo de ¿Quieres ser John Malkovich? y de tantos videos de Björk, R.E.M., Beastie Boys y Arcade Fire. O el del veterano Bruce Dern, actor de Hitchcock y Roger Corman, que a los 77 es nominado por su muy elogiado protagónico de Nebraska, nueva incursión de Alexander Payne en la comedia agridulce de tercera edad, después de Las confesiones del Sr. Schmidt. En síntesis, por primera vez en muuuuchos años todo indica que el 2 de marzo podrá verse la entrega sin riesgo de palmar a la mitad. Y hasta con la posibilidad de pegar algún gritito o saltito de alegría.

No hubo mayores sorpresas en los anuncios brindados en la mañana de ayer (hora argentina, la tarde de Los Angeles) por el actor Chris Hemsworth (sí, Thor en persona; por suerte se olvidó el martillo) y por Cheryl Boone Isaacs. Que, como para demostrar que la Academia no se quedó en el ’45, al hecho de ser afroamericana le suma el de tratarse de la primera presidenta mujer de esa institución (¿una doble de Michelle Obama, tal vez?). Si se confrontan las nominaciones con los pálpitos que circulaban hasta pocas horas antes, la superposición es casi perfecta. Salvo por un par de excepciones. La más notoria es la ausencia de Tom Hanks, a quien los más aventurados imaginaban compitiendo por dos películas: Capitán Phillips, sobre todo, y un poquito también por El sueño de Walt, donde hace nada menos que del creador de Mickey (en Argentina se estrena en las próximas semanas).

A Hanks le tocó ser el DiCaprio de este año, y a DiCaprio, el Hanks de otros años. Nominado en cinco ocasiones, esta vez el actor de Forrest Gump perdió por partida doble, mientras que el protagonista de todas las últimas de Scorsese logró colar en la terna de Mejor Actor Protagónico por El lobo de Wall Street, después de varios “rebotes” sucesivos (Los infiltrados, J. Edgar, Django sin cadenas). Otros que perdieron son los hermanos Coen, cuya A propósito de Llewyn Davis se sabía que iba a menos; Paul Greengrass, director de Capitán Phillips (lo cual debilita a ésta, que compite por Mejor Película), Robert Redford, cuya actuación enteramente muda (y como único actor en escena) en All Is Lost lo dejaba muy bien parado, y la propia El sueño de Walt, fuertemente “lobbeada” por Disney, aunque bastante poco considerada por los críticos.

Sandra Bullock aspira a su segundo Oscar por Gravedad, de Alfonso Cuarón, que viene de ganar en los Globo de Oro.

De allí en más eran casi todas fijas, desde las nueve nominadas a Mejor Película (desde hace un par de años se pueden elegir hasta diez; la temporada anterior también compitieron nueve) hasta el dueto Julia Roberts (Mejor Actriz Secundaria) / Meryl Streep (¡décimo octava nominación!, como Mejor Actriz Protagónica), que se agarran de los pelos en Agosto (estrena en febrero). Tres películas entrarán a paso firme al Dolby Theatre el 2 de marzo: Escándalo americano, de David O. Russell, que gira, en tono de comedia dramática, alrededor de un operativo clandestino del FBI en los años ’70 (aquí se estrena también el jueves próximo), y Gravedad, ambas con diez nominaciones, entre ellas varias de las más importantes. La tercera es 12 años de esclavitud, opus 3 del británico Steve McQueen (el de Hunger y Shame). Sumó nueve y en Argentina tiene estreno anunciado para el 6 de febrero.

Esta última, que cuenta la historia de un afroamericano libre que es esclavizado, en la Estados Unidos de antes de la Guerra de Secesión, viene pisando muy fuerte en cuanto festival y ranking de asociaciones de críticos se vienen llevando a cabo. Su fuerte envión arrastró nominaciones que no estaban en los cálculos previos. Se daba por descontada la del protagonista, Chiwetel Ejiofor, pero no tanto la de Michael Fassbender (actor fetiche de McQueen) a Mejor Actor Secundario. Menos aún la de la joven Lupita Nyong’o, que, siendo hija de padre nacido en Kenia y emigrado a México, se define como “mexkeniana”. A la inversa, el descarte de El sueño de Walt sacó de la cancha no sólo a Tom Hank sino también a Emma Thompson, que hace de la autora de la novela en la que se basó Mary Poppins y que aparecía bien ranqueada en las encuestas previas.

Otros a los que se daba como posibles candidatos, pero reservándose un margen de escepticismo por su carácter, justamente, algo marginal, eran el mencionado Jonze (que compite para Mejor Película y Mejor Guión Original, y perderá seguramente en ambas) y hasta el mismísimo Martin Scorsese, cuya El lobo de Wall Street fue en Estados Unidos una gran divisora de aguas (demasiado sexo, demasiada droga, demasiada poca redención para el puritanismo oficial). Por suerte, en ambos casos la Academia eligió con más sensatez que en otras ocasiones. Otras competidoras muy votadas resultaron Nebraska (seis nominaciones. El club de los desahuciados (Dallas Buyers Club), sobre un estafador que en plena epidemia de sida comienza a traficar medicación clandestina (cinco, incluyendo Película, Actor Protagónico y Actor Secundario, estrena a fines de febrero), Philomena, la nueva del británico Stephen Frears, que recibió cuatro nominaciones (incluyendo Mejor Película y Judi Dench como Mejor Actriz Protagónica; estrena en febrero) y Blue Jasmine (Cate Blanchett Mejor Actriz Protagónica, Sally Hawkins Mejor Actriz Secundaria, Woody en el Mejor Guión Original).

Varios candidatos están habituados a la alfombra roja. Todas las nominadas a Mejor Actriz son “repetidoras”. Dejando de lado a la astronómica Mrs. Streep, Judi Dench lo hace por séptima vez, habiendo ganado una (Mejor Actriz de Reparto en Shakespeare enamorado), Cate Blanchett, seis y una ganada (Mejor Actriz Protagónica en El aviador), cinco para la gran Amy Adams (sin Oscar hasta ahora) y dos para Sandra Bullock (una nominación, un Oscar, hasta el momento). Otros con vasta experiencia en estos menesteres son David O. Russell (dos nominaciones, dos Oscar), Julia Roberts (cuarta vez, un Oscar ganado), Alexander Payne (cinco nominaciones como director o guionista, dos Oscar), Jennifer Lawrence (tercera nominación, un Oscar ganado), Alfonso Cuarón (cuarta nominación, pero la primera como director). Y, desde ya, Woody Allen, que con esta nominación suma la friolera de veinticuatro, como actor, director y guionista, con cuatro Oscar ganados.

Martin Scorsese no sólo es amigo de Woody Allen, sino también su reverso. Desde los comienzos de su carrera, sus películas promovieron carradas de nominaciones, para los actores, rubros técnicos y hasta como Mejor Película. Para el propio Scorsese como director ésta es, sin embargo, créase o no, apenas la segunda: la anterior había sido la de Los infiltrados, que ganó. ¿Volverá a hacerlo? Es dudoso: daría la impresión de que a la Academia, por muy renovada y abierta que quiera mostrarse, no le da para tanto.

Escándalo americano, de David O. Rusell: diez nominaciones.

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